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24 de noviembre de 2019 | Nacionales

Fuego cruzado

¿La Argentina de Alberto Fernández continuará los negocios con la Bolivia de Jeanine Añez?

Han pasado ya doce días del violento golpe de estado perpetrado en Bolivia y la dictadora Jeanine Añez no consigue hacer pie. Pese a la violenta represión ordenada, que incluyó más de treinta asesinatos oficializados, miles de heridos, violaciones de mujeres y humillación de los pobladores indígenas, su situación sigue siendo precaria. 

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por:
Alberto Lettieri

Más allá del apoyo explícito de Donald Trump y de Jair Bolsonaro, y el reconocimiento de Vladimir Putin –asociado a una condena del golpe de estado-, las imágenes de la masacre y la deposición de un gobierno constitucional con mandato hasta el 22 de enero han provocado la masiva condena de la comunidad internacional. 

Las Naciones Unidas tomaron cartas en el asunto, y le exigieron convocar urgentemente a elecciones. Evo Morales no podrá presentarse debido a la negativa que recibió en el plebiscito realizado oportunamente, pero sí su partido, el MAS. Sin embargo, lejos de calmarse la situación social y política, los golpistas insisten en su ejercicio de la violencia étnica, provocando cada vez mayor resistencia popular. Y, aunque la prensa independiente ha sido deportada, e incluso varios periodistas han sido objeto de causas judiciales por supuesta “sedición”, los videos e imágenes caseros que consiguen filtrarse hacia el exterior son la comprobación más clara del genocidio que tiene lugar en la nación hermana.  

Por si fuera poco con la condena del mundo civilizado y la resistencia popular dentro de su país, Jeanine Añez debe afrontar otro frente, no menos significativo: el de los negocios. A los golpistas les desvela la actitud que tomará Alberto Fernández respecto de los contratos de aprovisionamiento de gas que se encuentran en vigencia entre ambos estados. ¿Continuará la Argentina comprando energía boliviana o, mientras esté en funciones una dictadura, preferirá abastecerse en otros mercados?

En una entrevista concedida a un medio argentino próximo al gobierno de Juntos por el Cambio, Añez salió a criticar a Evo Morales, utilizando como argumento el supuesto “fraude” denunciado por la OEA, aunque la entidad –responsable en gran medida del desenlace cruento que experimenta hoy Bolivia-, nunca utilizó ese término, sino el de “irregularidades”. También pretendió justificar el golpe de estado y negó las matanzas que ordenó realizar a las fuerzas de seguridad, sin que al periodista de Infobae Tuffi Aré Vásquez se le ocurriera presentar la más mínima objeción. 

Sin embargo, en un momento del reportaje Añez manifestó su preocupación por la "relación con Argentina" y cuestionó la "ideología" de Alberto Fernández. Sin embargo, pidió la continuidad de "los negocios” con nuestro país. 

Quien carga con el vengonzante mote de primera dictadora latinoamericana objetó que Alberto Fernández "reconoce a Evo Morales y la desconoce", lo cual resulta perfectamente sujeto a derecho, ya que el mandato del presidente derrocado concluye formalmente el 22 de enero y sería una gravísima mácula para nuestro país el reconocimiento de una dictadura cívico - militar que ha impuesto el terrorismo de estado en la nación hermana. Pero, pragmática, manifestó su preocupación "sobre todo por el contrato de gas", "cómo encarará esta relación". Y afirmó que: "Si bien no compartimos ideología con Alberto Fernández, tenemos mucha relación con Argentina".

"Son nuestros clientes en la compra de gas, como lo es Brasil. Los negocios deben estar al margen de la ideología política. Ambos países nos necesitamos. Todo lo que se vaya a avanzar, que sea en el ámbito de mutuo respeto y de lo que les conviene a Bolivia y a Argentina, sin que tengan que ver nuestras ideologías políticas".

La preocupación de Añez tiene sólido asidero, no tanto en alguna declaración que haya hecho el presidente electo de los argentinos, sino en que el nuevo gobierno nacional podría solicitar la aplicación de la cláusula automática del Mercosur –algo que sugirió Sergio Massa al momento mismo del golpe de estado-, que aislaría a Bolivia de todo vínculo económico y comercial dentro de la unidad regional hasta el restablecimiento de la institucionalidad democrática.  

Este sábado, los hijos de Evo Morales migraron a nuestro país, donde están radicados alrededor de 2 millones de bolivianos. Es natural el temor de Añez, ya que una dictadura que no garantiza negocios tiene los días contados. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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