Municipales
El día después
Juntos pero separados: Los frentes abiertos por Alberto y Axel
El martes fue un día de fiesta popular. La plaza de los Dos Congresos y la plaza de Mayo fueron los escenarios de movilizaciones multitudinarias como hacía tiempo no poblaban la geografía argentina.
El nuevo presidente, Alberto Fernández, se mostró moderado en las formas pero ambicioso en la sustancia de la que pretende dotar a su gestión: fin de los gastos reservados, reformas en las áreas más sensibles, desde la supresión de los gastos reservados en inteligencia hasta la propuesta de cambios profundos en la educación, la salud, la cultura, la ciencia y la tecnología, el apoyo a las reivindicaciones del feminismo, su preocupación hacia los excluidos y menos favorecidos en el reparto. Todo esto atravesado por el desafío de la erradicación del hambre y la endémica deuda externa colosal que provocó la gestión de Cambiemos.
A su lado, Cristina Fernández cediéndole voluntariamente el centro de la escena. Augurándole éxitos en el desafío, pero dejando en claro que el gobierno será de Alberto Fernández y no propio. Juntos pero no revueltos. La historia juzgará la primera presidencia de Alberto y no la tercera de Cristina.
Una vez apagadas las luces y silenciados los parlantes, el día después comenzó a presentar un perfil muy diferente. Fue más el 11 de diciembre, en lógica sucesión cronológica con el 9 y el 10. Los problemas estructurales de la Argentina persisten y se incrementan cada día, y superarlos llevará años, tal vez décadas. El primer desajuste lo presentaron las distribuidoras de energía, provocando un gigantesco apagón que muchos leyeron como la respuesta al congelamiento de tarifas que anunció el nuevo presidente. Al respecto, Ariel Garbarz alertó que “los trolls llegaron a un primer lugar como tendencia en Twitter con un #NoALaEmergenciaEconómica” anunciada por el nuevo presidente. “No quieren precios cuidados, no quieren congelamiento de tarifas, y empiezan hoy mismo a jaquear al gobierno en sintonía con las empresas eléctricas que hicieron un corte adrede. No hay ningún motivo, no hay transformadores, ni cables ni torres que se hayan caído”. Minutos después, Axel Kicillof anunció que revisará los contratos eléctricos y buscará frenar el traspaso de Edenor y Edesur. El corte referido, en esta lectura, significaría, ni más ni menos, que una movida explícita para marcarle la cancha a Alberto Fernández.
La iniciativa de “ponerle plata en el bolsillo” a los menos favorecidos recurriendo a la emisión encontró como primer objetor dentro del oficialismo al ministro Guzmán, discípulo de Stiglitz, quien afirmó que “apostar a la emisión sería desestabilizante”. También se conoció que viene manteniendo reuniones con el FMI desde hace al menos dos semanas, lo que explicaría su posicionamiento inesperado.
El día empezó muy temprano y agitado. Por la mañana Alberto Fernández tuvo que tratar de recomponer el lazo con los Estados Unidos, tras el claro gesto de censura del día de ayer, al tomar conocimiento de la presencia de Rafael Correa y de altos funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro. El progresismo de sus aliados comienza a costarle caro al nuevo presidente.
Más tarde, en La Plata, Axel Kicillof anunció la crítica situación de las finanzas de la provincia, revelando que lo que dejó Vidal en la caja “no alcanza para un mes”. El tono de su discurso fue crítico y confrontativo, plagado de iniciativas de reformas que se hundirían hasta el hueso de los kioscos recaudatorios de empresarios, instituciones y, fundamentalmente, intendentes. Estos anuncios, celebrados por la militancia, resultan por demás riesgosos cuando el nuevo gobernador decidió optar por la confrontación antes que el acuerdo con los alcaldes peronistas, quienes no ocultan su descontento, por ahora en off. Tampoco lo ayudará a recomponer esta relación su alianza con Mario Ishii, a quien le concedería la CEAMSE a cambio de su respaldo en territorio.
Otra novedad preocupante fue la decisión del ministro Mario Meoni de pegarle un portazo a Moyano, al conceder la secretaría de Transporte al cordobés Caserio. Demasiados frentes abiertos, muchos hacia el interior del propio Frente de Todos. Y absoluta falta de capacidad de control sobre los actos del cristinismo, que no parece considerar al gobierno de Alberto Fernández como propio. Muy diferente a lo que sucede con el de Axel.
Concluida la visita a la Legislatura platense, Alberto y Cristina emprendieron rumbos diferentes. La ex presidente se dirigió al municipio de Quilmes, para acompañar la asunción de la camporista Mayra Mendoza. Alberto, por su parte, viajó a Santa Fe y a Paraná, para estar presente en las asunciones de los gobernadores Perotti y Bordet. Cada uno acudió a reforzar sus alianzas y a velar sus armas. Demasiadas novedades para un solo día de gobierno. Y, la mayoría, desalentadoras. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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