¿Se parte Juntos por el Cambio?

El problema que deben afrontar Gerardo Morales (Jujuy), Rodolfo Suárez (Mendoza) y Gustavo Valdez (Corrientes) es que deberán asumir las consecuencias de la situación de tierra arrasada que dejó la gestión Macri y, para ello, les resulta indispensable mantener una fluida relación con el presidente Alberto Fernández, para conseguir Adelantos del Tesoro Nacional (ATN) para sostener sus propias administraciones. Una ruptura con la Nación implicaría ponerse la soga al cuello, por lo que la decisión de no brindar quórum en la sesión en la que se deberán discutir los primeros proyectos enviados por el ejecutivo nacional implicaría cavarse su propia fosa.

Gerardo Morales lo comprendió antes que nadie, y por eso pasó de llamar a una “marcha por la paz” para resistir al nuevo gobierno –en la que no consiguió reunir a un centenar de asistentes-, a asistir a la asunción del nuevo presidente, y acelerar el proceso de acercamiento.

En la reunión celebrada días atrás entre Alberto y los gobernadores de la oposición, estos se comprometieron a acompañar el paquete de medidas que se les anticipó a gruesos trazos. Por esta razón les cayó como un balde de agua fría la decisión de los legisladores de Juntos por el Cambio de negar el quórum a la sesión, e, incluso, trabar la aprobación de los nuevos diputados del Frente de Todos. Inmediatamente, los tres reaccionaron de manera intempestiva a través de sus cuentas de Twitter.

Morales incluso fue un paso más allá, al punto de dejar abierta la posibilidad de la liberación de Milagro Sala, ante la gravísima crisis financiera que experimenta su provincia.

Las declaraciones de los gobernadores fueron celebradas por Alberto Fernández, quien los felicitó explícitamente por Twitter.

No fue, por cierto, la misma respuesta que encontraron en los sectores más ultra de Juntos por el Cambio, como Fernando Iglesias y Laura Alonso.

A esta altura de los acontecimientos, la sesión del jueves está garantizada, y la grieta interna de la coalición opositora se profundiza rápidamente. El liderazgo de Mario Negri está puesto en cuestión, Alfredo Cornejo es un presidente del comité nacional muy debilitado, y las figuras más poderosas –las que tienen provincia a cargo- toman creciente distancia de la coalición. Ya se cuenta de un grupo de una quincena de diputados que formaron bloque propio, y aceleran su alianza con Alberto Fernández, y quedan algunos legisladores que responden a Emilio Monzó que siguen el mismo rumbo. Para peor, el alfonsinismo –con limitada representación en las cámaras- desde hace tiempo ha iniciado su romance con el nuevo presidente argentino.

Además, ayudan muy poco para mantener la unidad las declaraciones ultraístas como las de la ex ministra Patricia Bullrich Pueyrredón, quien convocó explícitamente a la resistencia violenta contra el actual gobierno, que apenas lleva una semana en funciones. “Las 14 toneladas de piedra que nos tiraron se las tendrían que devolver duplicadas”, subrayó.

Muchos radicales cambiemistas están considerando seriamente su continuidad en la coalición. La de Bullrich Pueyrredón no es cualquier voz, sino la de la nueva presidenta del Pro. Y los que estaban dispuestos a convivir con una Bolsonaro criolla con caja, saben que es muy mal negocio mantener la proximidad en épocas de sequía. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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