Alberto prepara la campaña para legalizar el aborto: “Voy a trabajar para que no haya más vidas perdidas”

En el entorno presidencial se considera que el tratamiento legislativo que terminó en su denegación fue mal instalado socialmente y peor piloteado en su instrumentación. Tampoco el contexto institucional ayudaba demasiado. Hoy, en cambio, creen que hay que hacer un balance de aciertos y errores, con un equilibrio legislativo diferente, y con un presidente que, en lugar de optar por la prescindencia –como lo hizo Macri-, salga a militar activamente su aprobación. Saben que no será fácil, pero se trata de esas decisiones que deben tomarse en el inicio de una gestión, cuando las acciones de la nueva administración se han incrementado. 

Una designación que confirmó la predisposición presidencial de dar curso a la iniciativa fue la de Vicky Tesoriero, integrante de la asociación civil Católicas por el Derecho a Decidir Argentina, como subsecretaria de Asuntos Políticos del ministerio del Interior. La nueva subsecretaria ha sido una de las impulsoras y portavoces más destacadas del proyecto respectivo en su momento, y aglutina un amplio reconocimiento dentro de las organizaciones sociales y de derechos humanos. 

El recambio legislativo producido recientemente asigna muchas mayores posibilidades de aprobación a esta ley, ya que los recambios producidos –sobre todo en diputados- han resentido al frente conservador interpartidario alineado tras del “pañuelo celeste”, tanto dentro del Frente de Todos como de Juntos por el Cambio. Tal es así, que en la evaluación previa se considera que podría obtenerse una diferencia de más de veinte votos en la cámara baja. 

Los problemas, como siempre, se plantean en el Senado, habitualmente dominado por sectores confesionales y poco afectos a hacer oídos a los cambios culturales que se manifiestan en el tejido social. Allí la votación parece ser bastante reñida, aunque se confía en la muñeca política y la injerencia de las autoridades nacionales sobre muchos gobernadores para lograr los votos decisivos para la aprobación. Sin dudas, la tarea de Alberto Fernández y Tesoriero resultará fundamental para lograr la sanción de esta trascendental ley.

Otro escollo no menos significativo es el claro alineamiento de la iglesia católica y de buena parte de las evangélicas en contra de su aprobación. Este es, tal vez, el único punto ríspido en la relación entre el gobierno nacional y la jerarquía vaticana, y divide a los interlocutores habituales con el Papa Francisco. 

Muñeca política, claridad de conceptos y una comunicación clara -sobre todo, información amplia y accesible para el conjunto de la sociedad- sobre los terribles costos sociales, humanitarios y económicos que impone la situación actual resultarán determinantes en el nuevo tratamiento de la ley. 

Al cumplirse nueve años de la aprobación del matrimonio igualitario, son muchos los que creen que la confirmación de la decisión política de dar tratamiento inmediato a esta cuestión acuciante constituye un anuncio destacable en la senda de la ampliación de derechos, la libre elección y decisión sobre el propio cuerpo para miles de mujeres que hoy sufren las consecuencias de la pobreza, la ignorancia y el abandono del estado de sus responsabilidades elementales para la equiparación de derechos.

“No quiero que esto sea un debate de verdes y celestes”, aseguró Alberto Fernández. No se equivoca: conseguir instalar el debate en términos de políticas de estado, desplazando a los prejuicios y dogmas religiosos constituirá, sin lugar a dudas, la piedra de toque para la aprobación de la iniciativa. (www.REALPOLITIK.com.ar)  

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