El contexto internacional continúa tensando la relación entre Argentina y Estados Unidos

La cancillería argentina emitió un comunicado en el que manifiesta su preocupación por los "recientes acontecimientos ocurridos en Medio Oriente", y cuestiona los "eventos violentos" sucedidos, que fueron acompañados de una promesa de venganza por parte de las autoridades religiosas y políticas de Irán. 

Sin dilación, se dispuso un reforzamiento de la seguridad de nuestro país, habida cuenta de que los hechos sucedidos “tienen el potencial de tener consecuencias directas en todo el planeta". Por esa razón se elevaron los niveles de alerta y se incrementaron los controles en los pasos fronterizos, los aeropuertos, la embajada de Estados Unidos y las compañías aéreas norteamericanas.

"El gobierno nacional insta a las partes en conflicto a que dispongan las medidas que permitan contener la tensión y trabajar en pos de una salida pacífica y negociada que evite escaladas que pongan en riesgo la seguridad internacional", solicitando que se utilice "la vía de la negociación y la diplomacia para la solución de los conflictos”, subraya el comunicado.  

El gobierno de Alberto Fernández hizo "un llamado a la comunidad internacional" para que se adopten "posiciones constructivas y reclama a las organizaciones multilaterales que asuman las responsabilidades que se les han confiado, en particular en materia de paz y seguridad internacional".

Pero la gravedad de la situación internacional es apabullante. Objeto de un proceso de juicio político y en el último año de su mandato, con expectativas de reelección, la decisión de Donald Trump de encargar dos ataques de drones sobre Bagdad ha sido cuestionada fuertemente por las consecuencias que podría traer aparejadas para la paz y la economía internacionales. Más aún cuando el presidente norteamericano ha prometido decenas de nuevos ataques para las próximas semanas. La política internacional norteamericana parece bailar al ritmo que le impone su proceso electoral. Una situación por demás intranquilizadora. 

Pero la preocupación del gobierno argentino no se limitó a la probable combustión en la situación internacional que provocará el atentado, sino que también el contexto americano se vio conmovido, una vez más, por la cuestión venezolana, donde el gobierno de Nicolás Maduro encarceló al líder de la oposición, Juan Guaidó, y lo desplazó de la presidencia de la Asamblea Nacional. 

Como respuesta, el Grupo de Lima, integrado por nuestro país, junto con Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía, emitió un comunicado en el que define al gobierno de Maduro como un "régimen dictatorial". El gobierno argentino fue el único en tomar distancia de ese documento, emitiendo en soledad otro en el que afirma que "el gobierno argentino lamenta profundamente los episodios registrados en el día de la fecha en la República Bolivariana de Venezuela".

A continuación sostiene que: "Resultan inadmisibles para la convivencia democrática los actos de hostigamiento padecidos por diputados, periodistas y miembros del cuerpo diplomático al momento de procurar ingresar al recinto de la Asamblea Nacional, para elegir a las nuevas autoridades de su junta directiva". 

"Al frustrarse el funcionamiento de un cuerpo democrático colegiado, lo ocurrido resulta un nuevo obstáculo para el pleno funcionamiento del estado de derecho, condición esencial para permitir encaminar una salida transparente a la situación que hoy vive el pueblo venezolano".

Y concluye: "El gobierno argentino también hace un llamado a las democracias del mundo a que ayuden a facilitar ese proceso de diálogo para que Venezuela pueda recuperar a la brevedad la normalidad democrática que históricamente ha caracterizado a ese país. El resguardo de la independencia de los poderes y de las inmunidades de los parlamentarios son condiciones indispensables para el normal funcionamiento del sistema democrático”.

La posición del gobierno argentino consiste en llamar al diálogo para encontrar una salida incruenta a la situación venezolana, sin omitir críticas a las partes enfrentadas. Sin embargo, constituye una voz disonante dentro del Grupo de Lima, fuertemente influenciado por los Estados Unidos. Por esta razón, sin llegar a la ruptura con este espacio, Alberto Fernández parece tentado a potenciar el papel de la Argentina dentro de otro organismo regional, la Confederación de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC). 

Sin embargo, el contexto internacional es muy complicado para quienes deseen jugar un juego propio, siguiendo el legado de la “tercera posición” peronista. De hecho, la posición autónoma asumida por el gobierno argentino sobre la dictadura boliviana, y el refugio concedido a Evo Morales, han tenido como contrapartida cuestionamientos -y hasta amenazas- del gobierno de Donald Trump, recordándole el papel central que jugará el presidente de los EE.UU. en las negociaciones con el FMI, y las sanciones que podrían caberle a nuestro país en caso de no modificar su posición sobre la nación hermana. 

De este modo, cuando parecían comenzar a encaminarse las políticas económicas del gobierno argentino, el frente externo entró en ebullición. La situación de tercera guerra mundial denunciada por el Papa Francisco cobra cada día más intensidad, y resulta imposible avizorar cuáles sean las consecuencias. (www.REALPOLITIK.com.ar) 

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