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23 de enero de 2020 | Provincia

Cuenta regresiva

31 de enero: La fecha que el gobernador Kicillof mira con preocupación

En un plazo extremadamente corto, la provincia de Buenos Aires deberá obtener el visto bueno de al menos el 75 por ciento de los acreedores. De no hacerlo, podría caer en el default. Un duro comunicado de éstos preocupó al equipo del ministro Pablo López.

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por:
Santiago Albizzatti

La conferencia de prensa del ministro de Economía nacional anticipó algunas de las movidas que, horas después, enviaría al Congreso en forma de un proyecto que habilita la renegociación de la deuda con legislación extranjera.

La primera de ellas fue la confirmación menos deseada por los acreedores de la provincia de Buenos Aires: No habrá rescate. La decisión del presidente Alberto Fernández fue soltarle la mano a Axel Kicillof, no como resultado de una interna política sino por un motivo mucho más práctico. Si le habilita al gobernador una “ayuda excepcional”, detrás suyo vendrán el resto de los gobernadores pidiendo lo mismo ante las situaciones igualmente complejas que enfrentan.

Conociendo de antemano la decisión de Martín Guzmán, el gobernador Kicillof extendió hasta el 31 de enero el plazo para que los tenedores del título 2021 acepten diferir el pago del capital del bono bonaerense hasta mayo. Necesita que, al menos, el 75 por ciento de los acreedores acepten la propuesta para que sea aprobada. De lo contrario, la provincia caería en el tan temido incumplimiento.

El ministro de Hacienda de la provincia, Pablo López, aseguró que ya han recibido la aprobación de “un número significativo de bonistas, aunque continuamos el diálogo con inversores institucionales”. Estos últimos son necesarios para alcanzar el resultado buscado, pero al mismo tiempo son los más reticentes. De hecho, el comité de acreedores conformado en Nueva York emitió el lunes un duro comunicado, en el que aseguró que “no hubo contacto” de parte de los allegados a Kicillof. Además, y tal vez lo más preocupante, es que “ninguna autoridad presentó un plan para explicar cómo seguiría la reestructuración de la deuda si aceptamos la extensión de los plazos”.

En criollo, por desidia o imposibilidad, ningún funcionario de Kicillof se acercó a explicarle a los acreedores cómo les pagarán el dinero que les corresponde luego de que acepten estirar los plazos. El escenario más temido es que la provincia de Buenos Aires sólo busque ganar tiempo, y que nunca pague lo que debe. Al fin y al cabo, no sería la primera vez que ocurre.

El tiempo está corriendo. Quedan menos de 10 días para alcanzar el número mágico del 75 por ciento de los acreedores arriba del barco del aplazamiento o la provincia de Buenos Aires quedará en una situación por demás compleja: Deberá pagar el capital con dinero que hoy no tiene en libre disponibilidad o caer en el incumplimiento en la primera de las obligaciones que enfrenta, lo que desencadenaría una serie de eventos que podría terminar en un default absoluto. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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