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30 de enero de 2020 | Municipales

Mala praxis política

Sin respuestas del Instituto de la Vivienda porteño, un vecino amenaza con pegarse un tiro

La abogada que mantenía contacto con Osvaldo Rubén Pereyra en representación del IVC dejó de responderle los mensajes y los reclamos del damnificado volvieron a ser desoídos. “Me corresponde vivienda en comodato o tenencia precaria, más teniendo una enfermedad grave”, se quejó.

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El Instituto de la Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires ignoró los reclamos de Osvaldo Rubén Pereyra, un vecino jubilado y con graves problemas de salud que ahora amenaza con quitarse la vida. “Las injusticias por volver a tener un lugar dónde vivir, me desgastaron”, expresó el vecino, quien en el año 2000 inició el trámite para obtener una casa en la ex comisión de la Vivienda, pero, tras ser golpeado y amenazado por un empleado de dicho organismo, nunca tuvo la oportunidad de concretar su sueño. 


Una de las últimas presentaciones ante el IVC.

Una vez que este medio dio a conocer la historia, en octubre del año pasado, una abogada de la entidad porteña se comunicó con el damnificado. En una conversación de WhatsApp, la letrada Angelina Bossini sostuvo que tenían toda la documentación y estaban buscando una solución, pero esto nunca sucedió. 


Conversaciones de WhatsApp.

La abogada dejó de responder.

“Me corresponde vivienda en comodato o tenencia precaria, más teniendo una enfermedad grave, es violación a la ley 624 del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”, expresó Pereyra. Dicha norma sostiene que el 50 por ciento de las unidades funcionales ubicadas en la planta baja de las obras a construir, financiadas en forma total o parcial por la comisión municipal de la Vivienda serán otorgadas, en carácter de comodato, a personas mayores de 65 años de edad, autoválidas, según el artículo 12 de la ley Nro. 21.581. 

Tras un nuevo desalojo, el damnificado vive en Morón, donde no funciona OSBA, la obra social que posee y las farmacias no le hacen el correspondiente descuento en medicamentos por el mismo motivo. Para colmo, su esposa también tiene problemas de salud. Entre las jubilaciones de los dos, sobreviven pagando un cuantioso alquiler, expensas y servicios. Sin embargo, en un gesto desesperado, afirma que podría esperarle “un 22 en la cabeza”. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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