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3 de febrero de 2020 | Municipales

Un verano complicado

Crimen de Gesell: La interna política y el miedo al “Efecto Ibarra”

Tal como le sucedió al ex alcalde porteño tras Cromañón, el intendente geselino Gustavo Barrera se expone a varios frentes adversos tras un enero áspero para la ciudad que gobierna desde 2014.

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La historia de Gustavo Barrera en la política es curiosa: entró a ella sin proponérselo, terminó siendo intendente de Villa Gesell casi de casualidad tras la prematura partida del entonces mandatario Jorge Rodríguez Erneta y revalidó el cargo en dos elecciones posteriores gracias a la balcanización de los distintos frentes opositores y a la ausencia de cuadros políticos superadores.

Sin embargo algo parece haberse roto después de un enero que difícilmente olvidará la ciudad que gobierna desde marzo de 2014. Es que mientras toda la provincia de Buenos Aires viene siendo noticia por la concurrencia récord de veraneantes en sus destinos turísticos, Gesell terminó ubicada en la agenda periodística por una sucesión de malas noticias en donde el crimen de Fernando Báez Sosa expuso los problemas de gestión de la ciudad.

El homicidio del joven a cargo de una manada de rugbiers frente al boliche Le Brique conmovió a todo el país, pero también colocó la lupa sobre un distrito en el que los problemas parecen destacarse incluso por encima de la demanda turística. 

Eso generó instantáneamente un notable “efecto vacío” de parte de dirigentes provinciales y nacionales del Frente de Todos al que adhiere Gustavo Barrera. El ejemplo mas claro lo marcó días atrás Sergio Berni, quien dijo en una entrevista que una semana antes del asesinato de Báez Sosa ya le había advertido al intendente local sobre los desmadres que notaba en su ciudad, aunque este no le hizo caso. 

El desaire del ministro de Seguridad bonaerense (que cayó como balde de agua fría en la gestión Barrera) se suma a la ausencia sin aviso de Juan Cabandié a un evento de “limpieza en playas” en el que se contaba con la participación del ministro de Ambiente de la Nación. A pesar de que Axel Kiciloff fue a Gesell antes de las elecciones y el propio Alberto Fernández envió un video de apoyo a Barrera en plena campaña, hoy ningún funcionario de primera línea quiere siquiera acercarse a la ciudad. 

Como siempre, estas ocasiones son aprovechadas por quienes buscan contarle las costillas al mandatario geselino: los legisladores opositores reclaman una sesión especial en el Concejo Deliberante local con la presencia de Barrera para preguntarle por el cuestionado operativo de seguridad que no solo no pudo impedir la muerte de Báez Sosa, sino tampoco otros numerosos hechos violentos (un día antes de ese homicidio había aparecido a pocos metros un turista acuchillado).

En este último aspecto, Barrera hasta parece servirles en bandeja sobrados motivos. Uno de ellos es el nombramiento como secretario de Seguridad local de Mauricio Andersen, quien viene de ser comisario en la localidad de General Belgrano y trae en su equipaje una causa de “robo agravado (comisión en despoblado y en banda)” por la que tiene pedido de juicio oral.  

Encima los medios nacionales parecen hacer cola para resaltar cada uno de los problemas que la ciudad padeció en enero a causa de una gestión defectuosa: desde el derrumbe de tres balcones (que no ocasionaron una muerte de milagro) hasta el corte del servicio de agua corriente de los últimos días, pasando por la amenaza de mudanza de ciudad de los organizadores del Enduro del Verano, uno de los eventos de mayor convocatoria en la temporada.

A esto se le suma además el incendio de fines de enero, al cual Barrera acudió con sobreactuación no sólo para ponerse al frente de las cámaras televisivas (los medios nacionales estaban en la ciudad cubriendo el devenir de la investigación por la muerte de Báez Sosa) sino también para ser fotografiado por su equipo de prensa con una remera mojada. 

No fueron pocos los sorprendidos por este especial repentismo, ya que por un lado contrastó duramente con la lentitud de reacción que el intendente manifestó tras la matanza de los rugbiers frente al boliche Le Brique, mientras que por el otro pareció quitarle protagonismo a quienes en verdad sofocaron el incendio: el cuartel local de Bomberos (con la asistencia de otras dotaciones) y numerosos vecinos que acercaron agua, leche y palas al lugar del siniestro.

El frente interno es otro problema que acucia a Barrera, ya que desde su propio entorno sospechan traiciones que subrayan para darle entidad a lo que varios quieren instalar como una “campaña anti Gesell”. En esta se mezclan funcionarios, medios e incluso aliados locales del Frente de Todos. Una auténtica pelea de todos contra todos en un contexto de ruptura de pactos, alianzas y códigos.

Todo recuerda a lo que padeció Aníbal Ibarra tras Cromañón, cuando sus aliados políticos comenzaron a darle la espalda y terminó desprotegido frente a numerosas embestidas. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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