En la UCR, todos los palos son para Ricardito Alfonsín

Ricardo Alfonsín ha sido, casi desde la misma celebración de la alianza Cambiemos, en 2015, un crítico de esa coalición política. Luego marcó una a una sus diferencias y sus críticas, y se lamentó de que la UCR renegara de ese modo de sus banderas históricas.

Hace algunas horas, Alberto Fernández le propuso ocupar la embajada argentina en España, a lo que el hijo del histórico dirigente radical respondió rápidamente por la afirmativa. Pero su decisión cayó muy mal dentro de su partido. O, más bien, de quienes ocupan las posiciones institucionales de la UCR, y que insisten en mantenerse en la órbita de Juntos por el Cambio, adoptando una estrategia de oposicionismo irrenunciable frente al gobierno surgido del voto popular. 

El primero en saltarle a la yugular fue Mario Negri, quien operó como una especie de canciller de Mauricio Macri dentro de la UCR durante los cuatro años de su gestión presidencial. "No consultó al partido. El radicalismo no integra el gobierno actual. El radicalismo es parte de Juntos por el Cambio. Su decisión es absolutamente personal”, estalló.

Negri afirmó que, si lo hubiera consultado, él “le habría dicho que no”.  Y sentenció que “el kirchnerismo es reimaginativo para los procesos de cooptación”.

Las palabras de Negri habían sido contestadas previamente por Ricardo Alfonsín, quien recordó que su propio padre “el presidente Raúl Alfonsín designó embajadores del Partido Justicialista y nunca les pidió que dejen su bandería política. Asimismo, el propio Alfonsín representó al estado en el diálogo político en Venezuela durante las presidencias de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner”. Para concluir: “Y no dejó de ser radical por hacer lo que cualquier hombre con sentido de estado hubiera hecho”.

El nuevo embajador en España aclaró, por otro lado, que “no asumirá una responsabilidad partidaria sino de estado”, al tiempo que elogió la “amplitud” de criterios del presidente Alberto Fernández. “Estoy convencido de estar haciendo lo que debo”.

Pero las palabras de Ricardo Alfonsín sólo consiguen provocar el enojo de los ultraístas, para quienes incluso el ex presidente Raúl Alfonsín resulta una figura muy cuestionada. Tal vez por su pluralismo y su irrenunciable convicción democrática. 

El presidente de la Juventud Radical de Buenos Aires, Martín Borrazas, se sumó a las críticas de Negri, y afirmó que ya tiene preparado “el pedido de expulsión contra el dirigente del partido Ricardo Alfonsín, por haber aceptado ser el embajador en España del gobierno de Alberto Fernández”.

Tampoco en este caso Ricardo Alfonsín permaneció callado. “Mientras parece que nos acercamos peligrosamente a la fractura de la sociedad por dirigentes que no hacen más que estimularla con posiciones irreductibles, decido apostar por una democracia respetuosa de la pluralidad de ideas y donde la representación del estado, en democracia, constituya un deber de la dirigencia”.

Paradojas de la democracia argentina, quienes desde la oposición deberían celebrar el pluralismo y el entendimiento entre las distintas fuerzas políticas para consolidar la presencia internacional de nuestro país, la condenan sin prurito alguno. En cambio, cuando Mauricio Macri excluyó a la UCR de todos los cargos significativos del estado argentino, no emitieron crítica alguna. Tal vez porque piensen que su negocio radica en la retroalimentación de la grieta. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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