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20 de febrero de 2020 | Nacionales

Entrevista REALPOLITIK.FM

Agustín Laje: “Revisar los 30 mil es revisar a Néstor Kirchner y La Cámpora”

El politólogo cuestionó la cifra de desaparecidos durante la dictadura militar y aseguró que ir “contra ese número, de alguna manera es decir ‘reveamos la historia’. Pero no se puede rever la historia que le dio sentido político, que construyó el relato de hoy”.

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por:
Lucas Defeis

El escritor y politólogo, Agustín Laje, dialogó con RADIO REALPOLITIK FM (www.realpolitik.fm) sobre la izquierda en América Latina y la financiación privada del aborto. Además, cuestionó el número de los 30 mil desaparecidos durante la última dictadura militar.

A continuación, lo más destacado de la entrevista.

RP.- ¿Cuál es la capacidad que tiene la izquierda para reciclarse y mutar constantemente?

Para saber cómo se puede reciclar hay que saber qué es aquello que se recicla. Es toda una estrategia y visión para la práctica política. La izquierda que podríamos llamar vieja, no sólo la marxista sino también la de la guerra fría, las guerras de guerrillas, del Che Guevara, de Fidel Castro y las FARC, entre otras, concebía su práctica política como revolucionaria en cuanto a que, para hacer una revolución, había que modificar el sistema económico. Esto deriva de una tradición de pensamiento que inicia con claridad en Marx y se desarrolla a lo largo de casi un siglo y medio. La idea de que la sociedad está sostenida fundamentalmente por un sistema económico específico llevó a la izquierda a pensar una estrategia política a partir de la cual desarticular ese sistema implicaba generar una revolución. De eso se trató la guerra fría: modificar los sistemas económicos a un nivel sustancial.

Esto no se cumple, da cuenta de su incapacidad política en el siglo XX. Después de que los sistemas de libre mercado muestren dónde se vive mejor, el proyecto de la Unión Soviética no pudo compensar la exigencia de bienes materiales de las sociedades que viven bajo regímenes de izquierda y ahí es cuando no supo bien qué hacer.

Visto y considerando que las economías libres son mucho más productivas, que el mercado asigna mejor los recursos que el Estado, no hay mucho más que hacer y corren hacia el campo cultural. Esta izquierda es la que vemos hoy, que no da una lucha de clases sino que da una de sujetos culturales. Dentro de esos sujetos, que se construyen y reconfiguran constantemente, los que sobresalen son los vinculados con el campo de la sexualidad. Esto es la cuestión LGBT y el tema de la mujer como antítesis del hombre.

RP.- ¿El "hombre masa" de Ortega y Gasset fue cambiando a partir de ahí?

Sigue habiendo un "hombre masa", vivimos en una sociedad de masas. Lo peculiar de Ortega y Gasset es que lo vio en 1929, bastante tiempo antes. Hoy hay una sociedad de masas que no se sabe a sí misma homogeneizada porque la ideología de lo diverso, heterogéneo y plural opera con mucha eficiencia, pero lo cierto es que dentro de la diversidad, hay masa. Es decir, todos queremos ser originales.

RP.- Movimientos como el feminismo comenzaron siendo llevados a cabo por liberales pero luego fueron tomados por la izquierda, ¿por qué otros espacios no pueden abarcar esos temas?

Creo que el liberalismo nace como filosofía política o moral, no como teoría económica. Diría que tiene dos grandes padres: John Locke, filósofo político, y Adam Smith, filósofo moral, no económico. Ocurre que el liberalismo del siglo XX, al margen de la escuela austríaca, se volvió economicista. Hablar de liberalismo es casi sinónimo en la práctica que de hablar de teoría económica; todo lo que es el campo del arte, la ciencia política, todo aquello que constituye el campo de la ética o la filosofía moral, la verdad no tiene mucho interés para los sectores liberales.

Para que la gente entienda: ¿Qué es ser liberal? A mi juicio es demandar un Estado reducido al máximo posible porque entendemos que en las interacciones libres y voluntarias de la gente hay mayor riqueza, tanto en un sentido moral como económico, que en las relaciones dirigidas por el Estado. Pero, hay una tendencia dentro del propio liberalismo a volverse de izquierda en cuanto a que quiere anular el campo de la moral.

RP.- ¿Por qué Soros financia el aborto?

Hay dos factores, uno que es muy claro y otro más especulativo. Lo más claro es que el mercado del aborto es muy rentable. Es bien ilegal o estatal, como mercado privado rara vez opera porque exceden a la capacidad de los estados de ofrecer públicamente, entonces subsidia a privados.

Lo que hace la ley del aborto es neutralizar moralmente lo que significa hacer uno. Cuando se legaliza, la mentalidad colectiva de la sociedad empieza a variar porque la ley es pedagógica, baja una regla moral, entonces pasa a ser algo bueno o que por lo menos no es malo.

En Argentina no hay forma que el sistema público reciba la cantidad de abortos que supuestamente se hacen por año, que son números viciados, entonces terceriza en empresas privadas, que son filiales en casi todos los casos de Planned Parenthood, que tiene más de 46 mil clínicas. Es un negocio redondo.

El segundo factor es que los problemas demográficos del mundo estarían exigiendo una regularización de la cantidad de gente que nace. Esto está en el corazón del nacimiento de PPFA, que es la Planned Parenthood de Estados Unidos, por los años 30; también en el de la IPPF, o sea su versión internacional en la India, en el año 52; en el corazón del nacimiento del Consejo de Población y el Fondo de Población de la ONU; entre otras. No son temas nuevos, son temas del siglo XX, pero se ha configurado una biopolítica, diría Foucault, sobre el nivel en que la gente se puede reproducir. El aborto es una técnica de biopoder muy clara.

RP.- ¿Cuáles son los países más ideologizados de América Latina?

Argentina está entre los más izquierdizados sin lugar a dudas, en una escala del 1 al 10 te diría que de 8 o 9. Uruguay estaría 7 u 8, palo a palo. Chile está al mismo nivel que nuestro país. Tuvo su derecha muy fuerte pero se volvió puramente economicista, se quedó peleando una lucha que ya no tiene sentido: la de la guerra fría. La izquierda fue avanzando y la chilena es mucho más radical que la argentina, pero todavía sigue existiendo el contrapeso del bienestar de la economía chilena liberal, que ha generado desde Augusto Pinochet hasta hoy. Yo diría que está par a par. Tiene mucho indigenismo, un feminismo muy anarquista, peor que el argentino en muchos sentidos, la izquierda de Chile es muy violenta.

En la escala creo que seguiría México, que tiene una resistencia conservadora fuerte pero ahora está bajo las garras de AMLO (Andrés Manuel López Obrador), que sigue un modelo similar al de Alberto Fernández, Lula y toda esa porquería.

RP.- ¿A dónde se quiere llegar al sancionar una ley que pene a quienes digan que no fueron 30 mil? ¿Por qué la gente se engancha en esto?

No tengo una respuesta clara. Pero sí podemos hacer un análisis de qué constituye ese número, que se instaló en Europa. Durante la dictadura, madres de plaza de mayo empezaban con los derechos humanos y las organizaciones de Europa les dijeron: “ustedes tienen la idea de que son entre 5 mil y 8 mil, esos números no sirven para la presión internacional, tienen que buscar una cifra que impacte un poco más”. Ésa fue el famoso número de los 30.000 desaparecidos. Esto lo confiesa su hacedor, que es Luis Labraña, estuvo en esas reuniones con las madres de plaza de mayo y en todas estas negociaciones dijeron "éste va a ser el número".

Cuando el Estado se puso a investigar con la CONADEP, en la época de Alfonsín, el anexo del libro “Nunca Más” recopiló datos por 8.961 casos, que estaban híper repetidos, con gente famosa como Carmen Argibay, que estaba viva. Había gente que no tenía ni siquiera nombre. Había que abultar un poco y se llegó a 8.961. Eso se depuró después durante Néstor Kirchner y el número superó los 7 mil, pero si te vas a los de la dictadura, entre el 76 y el 83, vas a tener que es un poco superior a 6.500 casos.

Si vos contrastás eso con la documentación de las organizaciones guerrilleras y terroristas, que ofrecen cantidades de bajas durante la guerra subversiva, vas a encontrar que los números son muy parecidos.

Ese 30.000 está impreso en la conciencia histórica colectiva. Ir contra ese número de alguna manera es decir "reveamos la historia". Pero no se puede rever la historia que le dio sentido político, que construyó el relato de hoy, revisar los setenta es revisar hoy, revisar a La Cámpora, volver sobre quién es Néstor Kirchner, qué hicieron durante esa época, qué fueron las organizaciones guerrilleras. Eso no se puede hacer. Rever ese número implica también matizar muchas de las mentiras que se han arrojado sobre ese tema.

RP.- Si algún espacio político lo llamara para participar, ¿aceptaría?

Uno no puede tener una respuesta que cierre una puerta para ese tipo de preguntas, porque después cuando querés abrirla tenés que explicar por qué estaba cerrada. Hoy yo creo que mi función no puede ni debe ser política práctica, con esto me refiero a competir dentro de un sistema electoral para tener un puesto político en el Estado. Tal vez mañana sí. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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