Contaminación en la región capital, el claro desinterés y el oscuro futuro

Son ellos los que tendrán que sufrir las consecuencias de los actos o la inacción de nuestra generación, que en la actualidad está al frente de los gobiernos y de las empresas, quienes son las que toman las decisiones de las que depende el presente y el futuro del planeta.

Hace mucho que nuestra región está sufriendo esta problemática, que afecta la salud de sus habitantes y amenaza a las generaciones futuras, por lo que debemos tomar de una buena vez por todas “el toro por las astas”.

Es imprescindible contar con la participación, responsabilidad y compromiso de nuestros gobernantes, las empresas, las organizaciones ambientales, los organismos de control (OPDS) y fundamentalmente de los ciudadanos, quienes deben tomar conciencia de este drama y concientizar a sus familias y vecinos.

Un ejemplo actual del desinterés por intentar remediar esta problemática es la donación a la municipalidad de Ensenada de 20 millones de pesos por parte de la empresa COPETRO para finalizar una obra edilicia que forma parte de su programa de responsabilidad social empresaria y deducible del Impuesto a las Ganancias. Esta donación fue pedida por el municipio y aceptada por todo el Concejo Deliberante porque, más allá de las especulaciones y el malestar de muchos vecinos por no haberla direccionado a alguna reparación ambiental, no se puede rechazar una donación por dudar de la buena fe del gobierno municipal y pensar que se pretenda callar los reclamos ambientales a cambio de dinero.

El municipio tiene la potestad de decidir a quién solicitar una donación y también en dónde utilizarla, pero deberían estar dentro de las prioridades del gobierno municipal los temas ambientales, más teniendo en cuenta los altos valores de contaminación que tiene la región, en particular Ensenada, a la que relevamientos y estudios realizados por el CONICET publicados en el año 2013 la ubican entre las cinco ciudades más contaminada del país.

El genuino reclamo de los vecinos de Ensenada, Berisso y La Plata, afectados desde hace muchos años por el desprendimiento de partículas de carbón de coque producto de la actividad industrial de la empresa COPETRO (sobre la que pesan sentencias judiciales confirmando el daño ambiental que provoca) y la falta de respuesta para reducir el efecto nocivo que produce en la zona, derivó en una nueva movilización de los vecinos por los episodios recurrentes sin resolver.

A la hora de pedir y tomar donaciones, el municipio y la empresa debieran escuchar el reclamo de los vecinos y tener en cuenta la reparación del daño ambiental.

Un ejemplo a destacar, y que celebro, es el de la empresa YPF, que dentro de su plan de forestación plantó cuarenta ejemplares de Kiri en los parques del complejo industrial La Plata, ubicado en nuestra ciudad.

El Kiri, un árbol de origen japonés y considerado como “el árbol del futuro”, absorbe diez veces más el dióxido de carbono y genera más cantidad de oxígeno que cualquier otra especie.

Asimismo, la reciente implementación del programa municipal de recorrido de recicladores casa por casa, a través de un acuerdo del municipio con la federación de cartoneros y recicladores es una buena medida, no solo para colaborar con la separación y reciclado de basura, sino también como herramienta de trabajo de cooperativistas.

Por supuesto que COPETRO no es la única empresa que contamina y este “caso testigo” puede llegar a resultar el punto de partida para conocer la verdadera dimensión del daño para la salud que ocasionan las industrias instaladas en nuestra ciudad y actuar en consecuencia, haciendo los relevamientos que sean necesarios y tomar las medidas pertinentes y recaudos para preservar la calidad de vida.

Esta toma de conciencia debe extenderse, para  atender otras cuestiones ambientales con las que también estamos en deuda como: la falta de reposición de arbolado público, la tala indiscriminada, la eliminación de cauces naturales, la afectación de recursos pesqueros, la salida de efluentes cloacales sin tratar o con tratamientos insuficientes, la desaparición de bañados y humedales, la presencia de algas tóxicas, el relleno sanitario del CEAMSE, el vuelco de efluentes industriales en los canales, arroyos y Río Santiago y la pérdida de recursos naturales por la ocupación del suelo, con usos portuarios y de almacenamiento, entre otros.

Es nuestro gran desafío como comunidad fomentar el desarrollo sustentable, concientizando a todos los actores sociales que lo que está en juego es la salud y la calidad de vida actual y de las generaciones futuras. Y como bien contempla esta problemática el artículo 28 de la Constitución de la provincia de Buenos Aires y el artículo 41 de la constitución nacional, que en uno de sus párrafos dice: “Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo”.

(*) Gustavo Asnaghi, concejal Juntos por el Cambio Ensenada.

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