El rock en los tiempos del corona: Pilsen libera su nuevo disco

Las prioridades y urgencias sanitarias dejaron en otro orden una noticia que igual merece destacarse: “Carne, tierras y sangre” es el primer disco de la escena rockera argentina que se edita durante esta cuarentena decretada por la pandemia del coronavirus. 

Si el punk implica contradecir la corrección política y ciertos mandatos del sistema, el grupo Pilsen cumple estas consignas con audacia al publicar su flamante álbum de manera libre y gratuita en vez de esperar a que las condiciones permitan venderlo únicamente en formato físico, como de todos modos se hará cuando todo se normalice.

El material (de catorce canciones y 42 minutos de duración) significa el primer disco en estudio de la banda después de “Bestiario”, lanzado dos décadas y media atrás. Pilsen fue armado por Pil Chalar tras la primera separación de Los Violadores y estuvo en actividad desde 1992 a 1995, aunque el cantante volvió a presentarse con ese nombre desde fines de 2016 junto a los mismos músicos con los que venía tocando desde 2014: el guitarrista Tucán Barauskas, el bajista Tomy Loiseau y el baterista Tulio Pozzio (las “tres T”, como las llama él).

“Carne, tierras y sangre” es la cristalización de un largo trabajo que llevó varios años de composición, casi dos de grabación, una interesante lista de invitados que va desde León Gieco (invitado a una soberbia regrabación de “Nonsanto") hasta el rapero XXL Irione (quien colabora a cuestionar el conservadurismo cultural en “Así está el rock”) y texturas sonoras que no se cierran únicamente en el punk (como el tinku “Wakon y la Pachamama” grabado con el charango de Juan Cruz Torres y la zampoña de Micaela Chauque).

A su vez, las letras convierten al disco en una especie de biblioteca de hipertextos en donde cada cuestión interpelada invita a ser profundizada más allá de cada canción (acaso la marca registrada que acompaña a Pil Chalar de “Represión”, el primer gran himno que escribió en su carrera). Allí convive el revisionismo histórico al que apela la canción que da nombre al disco (un claro cuestionamiento a la oligarquía latifundista de argentino), referencias a Rodolfo Walsh, Borges o Bioy Casares, el cine francés y hasta inspiradas reivindicaciones de género como la que impone uno de los puntos más altos de “Carne, tierras y sangre”: la de “Por las mil y una noches (Rojo y negro persa)”, inspirada en la dramática fuga que la modelo Negzzia hizo desde Teherán a París para evitar la condena de 148 latigazos que el gobierno de Irán le había impuesto por subvertir el machismo ayatollah. 

Pero, además de todo eso, el álbum contiene un elemento que no estaba contemplado por nadie: el inesperado fallecimiento de Tomy Loiseau (producido en noviembre pasado mientras tocaba en vivo con Mamushkas, su otra banda) convierte a “Carne, tierras y sangre” en un homenaje a su trabajo. El bajista le había dado un vuelo enorme a la banda aportando su talento no solo a algunas composiciones compartidas con el Tucán Barauskas, sino incluso a letras como “Tajo y puñalada”, además de aportar su voz en “Reino criminal” y -fundamentalmente- su expertise en la grabación, producción y mezcla de las canciones, tareas realizadas en su mayoría en el estudio Estocolmo que Tomy había montado en su casa. 

La partida de Loiseau había obligado a postergar el lanzamiento del disco y sus shows de presentación (previstos todos ellos para diciembre pasado), mientras que este estado de cuarentena casi mundial hizo lo propio con los planes pensados para marzo y abril. Pese a todo y casi por instinto de supervivencia, Pilsen se aferra a su obra y a partir de hoy las suelta para dejarlas flotando en el aire de esta nube digital que, entre tanta invasión de malas noticias, ahora también soplará canciones. (www.REALPOLITIK.com.ar)

APOYÁ A
REALPOLITIK

Periodismo independiente.
Información sin censura.

COLABORÁ DESDE $290 POR MES

COMENTÁ / VER COMENTARIOS