Kicillof le dio el control de 2.000 millones de pesos anuales a un Pro puro

Durante los primeros años de gestión de María Eugenia Vidal, Gustavo González se desempeñó como funcionario público en la Autoridad del Agua (ADA). Paralelamente, desempeñaba un rol como asesor en la Legislatura porteña, gracias a sus vínculos con la dirigente macrista Clara Muzzio, actual ministra de Desarrollo Humano y Hábitat porteña.

Cuando la gestión de Vidal comenzó a acomodarse, González trabajó como segundo en la dirección de Saneamiento No Estructural Comunitaria (DSNEC), que conducía José Solveyra. A su vez, seguía asesorando al macrismo en la Legislatura de CABA.

Poco después, Edgardo Cenzón dejó el ministerio de Infraestructura bonaerense para ser reemplazado por Roberto Gigante, y comenzaron a surgir rumores en torno a múltiples irregularidades en la administración de fondos del DSNEC, que determinaron la desvinculación de Solveyra y su reemplazo por Francisco Corvalán.

Fue entonces cuando Gustavo González pasó a desempeñarse como empleado raso de la dirección a través de un pase en comisión, habilitado por la ley 10.430. Sin embargo, quienes lo conocen, aseguran que González continuaba teniendo una importante injerencia dentro del área, apurando el pago de facturas de las cooperativas.

Ahora, con la llegada de Axel Kicillof y el subsecretario de Infraestructura Hidráulica, Guillermo Jelinski, a quien González conoce de su paso por el ADA, el macrista logró seguir en el ruedo, en este caso tomando las riendas de la ex DSNEC, actual dirección de Mantenimiento.

Allegados a Jelinski aseguran que el desembarco de González no tuvo mayores secretos: se conocían desde hace tiempo, un día se cruzaron y, como el subsecretario no tenía gente para militantes de peso entre quienes distribuir los cargos jerárquicos, simplemente se le ocurrió proponerle un ascenso. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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