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12 de abril de 2020 | Internacionales

Impacto de la pandemia

El COVID-19 golpea fuerte en los Estados Unidos, pero no a todos por igual

En las últimas tres semanas, 17 millones trabajadores perdieron su empleo en los Estados Unidos por el COVID-19. El impacto golpea en especial a latinos y afrodescendientes. 

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por:
Alberto Lettieri

Según informó el Departamento de Empleo, en la última semana 6,6 millones de trabajadores perdieron sus empleos en los Estados unidos. En sólo tres semanas, se alcanzó la cifra récord de 17 millones de desempleados. Esto excede largamente las estimaciones previas, sin que pueda precisarse cuál será el volúmen de la caída en las próximas semanas.

De este modo, el porcentaje de desempleados alcanza a un 13 por ciento, el índice más alto desde la crisis de 1929. Sin embargo, los especialistas estiman que sus consecuencias serán aún mucho peores en las próximas mediciones. 

La mayoría de los trabajadores norteamericanos se encuentran en situación de confinamiento a consecuencia de la pandemia, que al menos se extendería en los Estados Unidos hasta fines del mes de abril. 

Sin embargo, no todos los grupos étnicos experimentan la crisis por igual. El Departamento de Salud del estado de Nueva York, que incluye una especificación por raza y origen étnico, informó que el 34 por ciento de los fallecidos son hispanos, el 28 afrodescendientes y  el 7  asiáticos. La población blanca suma el 27 de las muertes.

De este modo, menos de uno de cada tres muertos es blanco. En la discriminación entre los porcentajes que cada una de estas etnias ocupan en el censo general y el número de víctimas fatales, los datos difundidos arrojan que los hispanos suman el 29 por ciento de la población y el 34 de los muertos y los afrodescendientes un 22 por ciento de la población y un 28 de los decesos. Es decir, que el porcentaje de muertos es superior a su incidencia en la pirámide demográfica.

Por el contrario, los blancos representan un 32 por ciento de la población y un 27 de las muertes. Los más favorecidos fueron los asiáticos, con un 14 por ciento de la población y sólo un 7 de los fallecimientos. 

En la discriminación por actividad puede advertirse que las principales víctimas fueron los latinos y afrodescendientes que desempeñan los empleos menos calificados y cuentan con menor nivel de ingresos. 

Según el alcalde Bill de Blasio, “la disparidad reflejó desigualdades económicas persistentes y de larga data y diferencias en el acceso a la atención médica”.

“Hay claras desigualdades, claras disparidades en cómo esta enfermedad está afectando a la gente de nuestra ciudad”, continuó. “La verdad es que, en muchos sentidos, los efectos negativos del coronavirus, el dolor que está causando, la muerte que está causando, se relacionan con otras profundas disparidades de atención médica que hemos visto durante años y décadas”.

Los distritos de Nueva York que registran las principales víctimas del COVID-19 son Queens, Brooklyn, Bronx y Manhattan. 

En cambio, en los estados de Lousiana, Michigan e Illinois fueron los afrodescendientes los más afectados por la pandemia. 

La pandemia reveló las profundas brechas existentes entre los que tienen acceso a una atención médica de calidad y los que no. La misma se advierte con claridad en la disponibilidad de sitios de testeo o de camas, y equipos e infraestructura de los hospitales. 

El mayor porcentaje de muertes se registran en grupos raciales que históricamente han sido víctimas de enfermedades crónicas y tienen acceso limitado a la atención médica, o están privados por completo. Muchos latinos y afrodescendientes neoyorquinos -por caso- son trabajadores no calificados del sector servicio, que debieron continuar asistiendo a sus lugares de trabajo a pesar de la pandemia, y que fueron cayendo como moscas ante el contagio generalizado.

Según las autoridades, las limitaciones idiomáticas han dificultado que algunos latinos obtengan información exhaustiva sobre el virus, en tanto que los inmigrantes indocumentados evitan recibir atención médica por temor a recibir sanciones por su situación irregular.  

La comisionada de Salud, Oxiris Barbot, denunció que “la retórica antiinmigrante en este país, creo, tiene implicaciones reales en la salud de nuestras comunidades”. Y agregó que las restricciones impuestas por el gobierno de Donald Trump agravaron considerablemente su situación. 

El concejal Francisco Moya, representante de los distritos de Corona y Elmhurst, aseguró que muchos residentes carecen de seguro médico y sus actividades no pueden ser realizadas desde sus domicilios. “Esta enfermedad está diezmando las comunidades negras y latinas”, señaló.  

Los trabajadores no especializados viven, en general, en vecindarios de bajos ingresos, donde pagan rentas muy elevadas por los alquileres, por lo que viven en situación de hacinamiento. Incluso varias familias comparten habitaciones o moradas pequeñas. Tal fue la denuncia del doctor Mitchell Katz, jefe del Sistema de Hospitales Públicos de la ciudad.”Varias familias pueden estar viviendo juntas en espacios muy pequeños”, aseguró.

A estos sectores -compuestos fundamentalmente por latinos y afrodescendientes-, los ha desprovisto históricamente de “acceso a escuelas de calidad, alimentos, atención médica, empleos, viviendas y negocios”.

La pandemia COVID-19 afecta a todos en los Estados Unidos. Pero no a todos por igual. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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