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17 de mayo de 2020 | Municipales

San Benito de Quilmes

La historia detrás del “colegio de avanzada” que inauguró en marzo y ya presentó quiebra

Venían de presentar quiebra en un instituto de gastronomía por el que enfrentaron varios juicios laborales. Ahora, a menos de tres meses de inaugurar, cerraron un colegio dejando a los docentes y a los alumnos en la calle.

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Esta semana, las autoridades del colegio San Benito de Quilmes decidieron cerrar sus puertas definitivamente. Sin previo aviso y a pesar de haber cobrado en tiempo y forma las cuotas del mes de mayo, anunciaron que dejarían en la calle a once docentes y a cincuenta alumnos, que quedaron sin escolaridad a mitad del año.

La movida causó conmoción dado que la institución había sido inaugurada en los últimos días de marzo de este año, acto en el cual los propietarios del emprendimiento educativo aseguraron que la propuesta académica era de avanzada y que tenían la proyección de abrir la primaria en 2021.

Nada de esto ocurrió.

Los propietarios del malogrado colegio que sólo tuvo dos meses y medio de vida no son otros que Clara Montes y su hijo, Juan Martín Seibert, reconocidos en todo Quilmes por haber sido los responsables de la quiebra del Instituto Gastronómico del Sur (IGS) que funcionaba en el mismo lugar donde hasta hace una semana estaba el colegio San Benito.

En diciembre de 2019, en una polémica movida, la familia Seibert declaró la quiebra del IGS por una supuesta falta de fondos. Mientras se trababan juicios laborales con empleados por las cláusulas de despido y la falta de pago de los sueldos de octubre y noviembre, Juan Martín Seibert ya estaba entrevistando docentes para el nuevo colegio que pretendía fundar.

A pesar de que un grupo de padres se acercó al establecimiento en busca de una respuesta, Seibert sólo atinó a asegurarles que hubo una baja sensible en el pago de las cuotas, lo que fue inmediatamente desmentido por los allí presentes: “Prácticamente todos tenemos la cuota al día, y los que no pudieron se pusieron en contacto con el colegio para pagar en plazos”, aseguró un padre. Seibert se negó a seguir discutiendo y aseguró que pronto se devolvería el dinero de la cuota de mayo, cuestión que hasta el momento no ocurrió.

La historia se repite. En marzo, la familia Seibert, que ya venía de fundir el IGS, inauguró el flamante San Benito asegurando futuro, prometiendo proyección y cobrando elevadas cuotas. Dos meses después presentaron la quiebra, cerraron el colegio y dejaron a cincuenta chicos sin sus compañeros, sin sus señoritas y, principalmente, sin el año escolar. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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