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2 de julio de 2020 | Nacionales

Justicia, solo si conviene

Escuchas ilegales y el objetivo electoral de forzar la candidatura de Macri

Desde hace unos días, la causa de las escuchas ilegales propiciadas por la AFI durante la gestión de Mauricio Macri ha pasado a ocupar el centro de la agenda mediática. No es para menos.

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El ex presidente tiene un largo historial de violaciones a la intimidad utilizando los servicios institucionales, ya desde su gestión como jefe de Gobierno porteño. Una forma de accionar asociada con comportamientos mafiosos que incluyó a sus propios familiares, a la oposición y hasta al propio oficialismo. Muchas de las prácticas son similares a las utilizadas por el nazismo y el stalinismo. Nadie, en su sano juicio, se animaría a negar que la mano del ex presidente fue la que fogoneaba la maquinaria. Las pruebas que se han recolectado, tanto en la causa anterior como en la actual, parecen ser irrefutables.

En medio de los desaciertos económicos del gobierno actual, sus errores con Vicentín, su precariedad práctica para renegociar los compromisos externos y sus idas y vueltas con la cuarentena, la causa de las escuchas aparece como un bálsamo que todo puede disculpar y alivia a un gobierno que decididamente ha perdido el rumbo.

Más allá de las definiciones moralistas, cabe preguntarse qué espera el gobierno del trámite judicial. Si la condena de toda la red ilegal, incluido el propio Mauricio Macri, o el desprestigio definitivo del ex mandatario, para hacer estallar a Juntos por el Cambio de cara a las elecciones de 2021. Un Macri y sus cómplices presos podría traer como consecuencia un fortalecimiento de la alianza opositora, despojada de los actores caídos en desgracia. En cambio, la continuidad de la exposición mediática sin condena generaría una sensación de injusticia y de corrupción que exigiría una salida a la disparada de los aliados de la coalición opositora, fracturándola en mil pedazos de cara a la competencia electoral del año próximo y centrando la figura opositora en un dirigente altamente cuestionado.

Tal como se viene manejando el tema, parece una reproducción en espejo de la estrategia aplicada por el macrismo a funcionarios y allegados del gobierno de Cristina Fernández. De hecho, no parece una locura plantearse un escenario similar durante los próximos cuatro años, cuando llegue el momento de postular a Máximo como presidente. A esto se suma la causa de las autopistas, que coloca a Nicolás Dujovne y Guillermo Dietrich en el papel de Lázaro Báez. Las similitudes entre el gobierno de Alberto Fernández y el de Mauricio Macri son demasiado evidentes para que pueda pasarse por alto la línea de continuidad que las une.

Por lo pronto, las declaraciones de Alfredo Cornejo, presidente del comité nacional de la UCR, propiciando la secesión de Mendoza, presenta a un radicalismo dispuesto a la disparada en caso de que el fracaso de Alberto se incremente y que el descrédito de Macri y su banda continúe avanzando a paso acelerado. Si Juntos por el Cambio estalla, nada impediría que Horacio Rodríguez Larreta se incorporara a la coalición que, a espaldas de Cristina Fernández de Kirchner, pretende articular el actual presidente para 2021. Con él vendrían además María Eugenia Vidal, Emilio Monzó, Rogelio Frigerio, Diego Santilli, y todo el peronismo neomenemista, con Miguel Pichetto incluido. De un lado el cristinismo. Del otro, “la alianza del bien”. Con el radicalismo caranchando entre la carroña para redefinir su lugar bajo el sol. Como siempre.

Por ahora la causa de las escuchas conmueve las fibras más íntimas de la opinión pública. Resta saber si, desde la política y los medios que operan sobre la política, el objetivo es hacer Justicia o posicionarse para lo que viene. Cada vez más lejos de una sociedad empobrecida y desesperada, hundida cada día más en la pobreza y la fragmentación, afrontando un futuro realmente indeseable. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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