Nacionales
Amor trágico
Margarita Oliden, la “mazorquera” de Monserrat
En la calle Carlos Calvo 319, en el barrio porteño de Monserrat, se ubicaba la Antigua Tasca de Cuchilleros. Una de las pocas construcciones coloniales que se mantienen en pie en Buenos Aires, y donde funciona todavía un restaurante.
Allí vivió Margarita Oliden, la hija de un sargento rosista, que había sido comprometida por su padre en matrimonio con Ciríaco Cuitiño, el jefe de la Mazorca. Pero el corazón de la joven latía por otro sujeto, Juan Cuello, un payador, bastante mujeriego, aventurero y de pésima reputación.
Su padre no desconocía la situación, por lo que decidió encerrarla para evitar complicaciones. Pero Margarita, con apenas dieciséis años, no estaba dispuesta a dar el brazo a torcer. Tampoco lo estaba Cuitiño, que decidió poner fin a las complicaciones, y envió a una partida a detener a Cuello.
El payador logró comunicarse con su amada y la instó a fugarse para vivir su pasión. Las fugas romáticas, por entonces, tenían generalmente un final trágico, y no sería esta la excepción. Margarita consiguió escaparse por un túnel que comunicaba la construcción con la iglesia de San Pedro Telmo, sin desconocer la maldición atribuida a una bruja de que las mujeres que transitaran por ese lugar serían víctimas de su amor.
Sin embargo, al llegar a la salida del túnel, no era Cuello quien la aguardaba, sino su padre, quien la esperaba junto con una partida que tenía la orden de atrapar a los enamorados. Su rostro se desfiguró al ver que su propio progenitor disparaba un arma de fuego sobre su pecho. Cuenta la leyenda que, mientras agonizaba, el fantasma de la bruja la observaba con complacencia junto a un muro.
Según el relato legendario, los rosales del jardín dejaron de florecer y su padre no volvió a abrir los ventanales.
Con algunas alteraciones, la trágica historia de Margarita Oliden fue convertida en poesía por Héctor Pedro Blomberg y musicalizada por Enrique Maciel casi un siglo después. La voz de Ignacio Corsini la convirtió en un clásico de la música popular.
Cumplió quince años la primavera
Del año rojo de la ciudad,
Y la llamaban la “mazorquera”
En todo el barrio de Monserrat.
Eran sus ojos negros, traidores,
Y lastimaban como un puñal,
Y los sargentos restauradores
Le dedicaban ese cantar:...
“Cuida la vida del que te quiera
Porque cien dagas lo buscarán
Por tus amores de mazorquera
En la parroquia de Monserrat…”.
Bajo el rebozo, rojos, sangrientos,
Los labios de ella reían más
Y las guitarras de los sargentos
Así volvían a suspirar:
- ¡Por tus amores degollaría
Hasta el porteño más federal!
¡Juan Manuel mismo te adoraría,
Oh, Mazorquera de Monserrat! -
Y fue un sargento loco de celos
Que hirió una tarde con su puñal,
La daga roja de sus cien duelos,
La mazorquera de Monserrat.
Llena de sangre, mientras moría,
Cayó una estampa de entre su chal,
Y en el suspiro de su agonía
El mazorquero creyó escuchar
Estas palabras, roncas, llorosas:
“Sólo a ti amaba…” y al expirar
Besó en la estampa la faz de rosas
La mazorquera de Monserrat. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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