Las elecciones en Boca y la cena donde el sindicalismo comenzó a gestar su traición contra Angelici

Allá por diciembre de 1995, en pleno menemismo, Mauricio Macri empezó a comandar las riendas de una de las instituciones más populares del fútbol argentino. Si bien continuó hasta el 2008, cuando decidió abocarse exclusivamente al gobierno de la Ciudad, el oficialismo boquense continuó triunfando en las sucesivas elecciones, hasta el año pasado. Veinticuatro años tuvieron que pasar para que el líder del Pro viera cómo se derrumbaba todo su capital político en el club que, dicho sea de paso, fue su trampolín a la Casa Rosada.

En septiembre pasado, el presidente de Boca Juniors por aquel entonces, Daniel Angelici, junto a su candidato para sucederlo, Christian Gribaudo, quien se desempeñaba como titular del Instituto de Previsión Social bonaerense (IPS), reunieron en el complejo Pedro Pompilio a varios referentes sindicalistas. El motivo: sumar voluntades al objetivo de permanecer cuatro años más en la institución.

A priori, los representantes de Boca Sindical aportaban el peso de sus afiliados para un triunfo que daban por hecho desde el entorno de Angelici, sumado a la gran estructura política que construyeron en los últimos años. Sin embargo, los socios xeneizes demostraron en las urnas su descontento con la gestión, signo de un ciclo cumplido, desgastado, que contó como principal atenuante con las cuatro derrotas claves en los mano a mano con el River de Gallardo (copa Sudamericana 2014, copa Libertadores 2015, más las finales del principal torneo de la Conmebol y la supercopa Argentina).

Además, en la vereda del frente estaba el ídolo boquense Juan Román Riquelme, quien se presentó como vicepresidente segundo en la lista opositora que terminó venciendo. Quizás el panorama hubiera sido otro si el ex jugador de la selección argentina se alineaba a las filas de Angelici, con quien coqueteó hasta último momento, pero, según dicen allegados al club, no lo habría satisfecho con los supuestos 20 millones de pesos que pidió para bajar su candidatura.

En definitiva, la formula Gribaudo - Crespi cayó derrotada por más de 20 puntos porcentuales y varios dirigentes gremialistas jugaron su parte en los comicios. En una cena privada, el secretario Adjunto de la Federación de Sindicatos de Trabajadores Municipales de la provincia de Buenos Aires, Humberto Bertinat; los secretarios generales del sindicato de Vendedores Ambulantes y Afines (SIVARA) y la federación Argentina de Remiseros, Oscar Silva y Alejandro Poli, respectivamente; el representante de la UOCRA, Hugo Romagnoli; entre otros referentes sindicalistas, manifestaron su apoyo electoral a Angelici.

Aunque las sonrisas que se desprenden de las imágenes que presenta este medio en exclusiva demuestran tal respaldo, la realidad terminó siendo otra. A pesar de las dádivas por las que asistieron y las presiones de los servicios de inteligencia, utilizados para torcer sus opiniones, los gremialistas terminaron por darle la espalda a quienes finalmente resultarían vencidos.

¿Qué sucedió? Fuentes de la AFI revelaron a este medio que otra parte de los servicios realizaron una tarea de contrainteligencia (Miguel Ramón Alfonso) en todo el país para que el “Tano” pierda las elecciones y la mesa de Boca Sindical, más otros referentes gremialistas, rompan con el pacto acordado y jueguen junto a Riquelme y compañía. El oportunismo político fue más fuerte para el sindicalismo, que olió el mazazo en las urnas –inclusive el de Macri en las PASO– y Angelici, como pocas veces en su vida, no pudo comprar voluntades ajenas. (www.REALPOLITIK.com.ar)  

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