Municipales
Efecto cuarentena
Crisis económica: Todos los caminos conducen a un final de año muy difícil
A medida que la cuarentena avanza en el tiempo sin una solución concreta a la vista, la economía argentina se derrumba a niveles pocas veces visto. Especialistas anticiparon una caída del 12 por ciento y más de un millón de desocupados para diciembre.
Negarse a ver las señales de alarma seria una necedad en la que no se atreven a caer siquiera los economistas del gobierno nacional quienes, a pesar de reconocer que el panorama es “muy, muy malo”, se mantienen aferrados al aliento que el presidente Alberto Fernández profesa en cada aparición televisiva, asegurando –más una expresión de esperanza que una certeza –que “la recuperación será muy rápida”.
El Banco Central, en un esfuerzo denodado, abasteció a las entidades bancarias del dinero necesario para atravesar el fin de semana largo. Sin embargo los problemas, lejos de resolverse, parecieron aumentar. Los bancos se quejaron de haber recibido demasiados billetes de baja denominación, lo que provoca que los cajeros se vacíen más rápido de lo normal.
El fenómeno ocurre casi con exclusividad en la Argentina. En la enorme mayoría de los países, la cuarentena diezmó notablemente la actividad y por ende las opciones de consumo. Además, los gastos por lo general se llevan adelante a través de medios electrónico y tarjetas de crédito. Aquí, el país del “sólo aceptamos efectivo”, los cajeros se vacían con rapidez.
El de los cajeros es apenas una muestra gratis de todos los problemas que enfrenta el país. Según el especialista Daniel Muchnik, “habría que retrotraer el país 40 o 50 años para encontrarnos con porcentajes de caída similares a los que tendremos como resultado del impacto de la pandemia, que se suma a dos años de recesión con inflación, déficit galopante y deuda en default”.
Es que, si bien es cierta la afirmación del presidente Alberto Fernández de que “el problema no es sólo argentino sino global”, no cabe duda alguna de que al país le afecta bastante más que a la mayoría, porque ya venía desde hace dos años transitando una caída libre en materia económica. Para diciembre 2020, la caída del PBI podría superar el 12 por ciento, con más de un millón y medio de desocupados.
A este escenario hay que agregarle el problema de la deuda que es, a grandes rasgos, doble. En las últimas horas, los miembros del Ad Hoc Bondholder Group, incluidos los principales administradores de activos como BlackRock y Fidelity, rechazaron lo que el ministro Martín Guzmán consideró “la última oferta”. Sin embargo, los acreedores dejaron la puerta abierta para una nueva negociación, interpretando la voluntad de acuerdo del gobierno argentino. Guzmán fue nombrado al frente del ministerio de Economía nacional, justamente, por su sapiencia a la hora de administrar deudas. Pero el desafío que propone la deuda argentina es inconmensurable, más digno de un ajedrecista como Gary Kasparov que de un economista. ¿Cómo pagar una deuda que supera varias veces la capacidad de pago del país? Es matemáticamente imposible. La única respuesta pareciera estar en la voluntad de negociar que presenten los acreedores.
Por otro lado, la historia argentina con respecto al pago de obligaciones juega a favor de la resolución del conflicto. El largo tendal de defaults y el prácticamente inevitable ida y vuelta a la hora de pagar el dinero que el gobierno anterior de turno pidió hace que, incluso en el caso de acceder a una línea de crédito internacional, Argentina deberá pagar una tasa de interés mucho más alta que la de sus vecinos sudamericanos.
Con estos problemas, tal vez la combinación más dura de los últimos 20 años, Argentina se encamina al último cuatrimestre del año con un escenario próximo que necesita mucho más que las palabras de aliento del presidente Alberto Fernández. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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