Se larga la carrera por la conducción nacional del Partido Justicialista

En el mundo que ya nos parece lejano de la prepandemia, dos candidatos habían manifestado su voluntad de competir: José Luis Gioja por la reelección, Jorge Capitanich por el recambio. Pero las elecciones generales del año pasado, el recambio presidencial y finalmente el COVID-19 impidieron la presentación de otros aspirantes y el natural desenvolvimiento de las negociaciones y alineamientos internos.

La salida de la cuarentena dura volvió a colocar en el centro de la agenda la competencia electoral en el PJ. Pero ahora quien arrancó en punta fue el gobernador puntano Alberto Rodríguez Saá, líder de la agrupación Compromiso Federal, y no son pocos los que depositan en él sus expectativas de renacimiento del partido mayoritario de la Argentina, aunque dramáticamente subrepresentado en los gobiernos de los frentes de los que formó parte. La lista que lo postula lleva el nombre emblemático de 17 de Octubre - Fuerza Argentina.

Gabriel Mariotto, ex vicegobernador y referente bonaerense del espacio, salió a sentar posiciones respecto de la gestión de Alberto Fernández, y aseguró: “Hay que tener menos miedo y avanzar en la pluralidad”, objetando la escasa participación que se le asigna a muchos sectores que participaron de la coalición Frente de Todos y luego fueron marginados de los procesos de toma de decisiones y de toda participación en el gobierno actual.  

“Nos juntamos como pudimos y ganamos la elección, pero no se discutieron las reglas de juego para que todos los sectores con sus matices tuviesen la representación correspondiente. No está bien andar sin pensamiento”.

Sin vueltas, Mariotto señaló que “el espacio político al que yo adhiero es el peronismo, y el kirchnerismo durante un tiempo nos acostumbró a no discutir, a tener un pensamiento único y lo ejercimos”.

“No es bueno en sí mismo -aseguró el ex vicegobernador-, pero es más grave cuando no hay pensamiento. En este tiempo no hemos resuelto un programa de gobierno en el Frente de Todos. La sistematización del pensamiento no formó parte de la construcción política del frente”.

Mariotto aceptó: “Había una emergencia grande: ganarle a Mauricio Macri. Por suerte triunfamos, porque esta situación horrible que estamos atravesando, gobernados por el neoliberalismo, hubiese sido una tragedia”. Pero lamentó la marginación que sufren amplios sectores de la coalición en el marco del actual gobierno: “Nos juntamos como pudimos y ganamos la elección, pero no se discutieron las reglas de juego para que todos los sectores con sus matices tuviesen la representación correspondiente. No está bien andar sin pensamiento”.

También lamentó la ausencia de un plan y de instancias de debate interno. “Si conformamos un plan no tenemos que expresarnos públicamente generando la condición objetiva de la operación mediática. Hay que construir la mesa política. La falta de plan hace más difícil la tarea de Alberto y Cristina. Hay que tener menos miedo y avanzar políticamente en la pluralidad”.

Las declaraciones de Mariotto, formuladas a nivel personal, expresan el punto de vista de amplios sectores del electorado. La concentración de la capacidad de decisión que se atribuyó Alberto Fernández, y que terminó en decisiones y acuerdos políticos objetados por buena parte de los integrantes -y de los votantes- del Frente de Todos, es un lugar común en las críticas que se escuchan en el run run cotidiano de la coalición vencedora en las elecciones del año pasado.

La elección de una nueva conducción del PJ, menos dócil que la desplegada por José Luis Gioja, es vista como una oportunidad para discutir las reglas de juego sino también de auscultar el sentimiento popular de cara a las elecciones de medio término del año próximo.

Tanto la tendencia a “cortarse solo” del presidente como la falta de timming en su relación con la sociedad y su insistencia en referenciarse en la figura de Raúl Alfonsín son algunas de las objeciones que más se repiten en el peronismo a nivel nacional.

Las elecciones partidarias podrían significar la oportunidad para barajar y dar de nuevo, con una conducción dispuesta a inyectar una sustancia de la que el gobierno actual carece y que explica en gran medida su creciente debilidad: el peronismo. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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