La Plata, la ciudad de la post-cuarentena

Probablemente se produzcan más noticias relacionadas al coronavirus que infectados confirmados por día, al tiempo que es fácil notar cómo sobreabunda la noticia alarmante y escasean las de tono más alentador, salvo excepciones como historias de recuperación que merecen ser contadas. Pero es necesario afirmar que más del 80 por ciento de los infectados, de acuerdo a lo dicho por los especialistas más serios, se recuperan sin necesidad de mayores atenciones sanitarias.

Aun así, es tiempo de ir pensando el nuevo mundo, o nueva normalidad como gustan en llamarla los líderes y dirigentes políticos que hoy tienen responsabilidades de gobierno. Más temprano que tarde volveremos a reunirnos, a estar cerca, seguramente con cuidado, con temores, con la inseguridad de quienes se enfrentan a algo desconocido que aún vivirá entre nosotros por algún tiempo más.

La cultura será clave para recuperar esos lazos sociales pausados durante estos meses, no solo la de los artistas que plasman en sus magníficas obras la información que obtienen del día a día convirtiéndola en arte; sino la de cada uno de nosotros. Recuperaremos la cultura del estar juntos, de compartir un espacio y un momento, la de recrear la vida de antaño con la experiencia de haber atravesado este inimaginable período de confinamiento.

Una vez más será el espacio de la cultura el que nos devuelva la humanidad perdida durante este tiempo en el que nos convertimos en seres aislados y vigilantes del otro. Y es aquí donde los gobiernos locales tienen una enorme responsabilidad, la de generar espacios y circuitos que nos permitan reencontrarnos y entrar en contacto unos con otros a través de eventos culturales. Es necesario sanar el espíritu, devolverle a la sociedad las ansias de imaginar, al menos por un momento, un mundo de mutua complicidades.

“Ninguna cultura podría existir sin sociedad. Pero tampoco puede haber una sociedad sin cultura. Sin ella no seríamos en absoluto ‘humanos’, en el sentido en que normalmente entendemos este término”, sostiene Giddens, y ese sentirnos plenamente humanos es el de socializar, el de ser personas, y es aquí donde se unen ambos conceptos. Para los griegos persona (prósopon) hacía alusión a las máscaras que utilizaban los actores con el objeto de encarnar a su personaje.

La ciudad de La Plata desde su creación tiene todo para este momento histórico, no solo está plagada de historia y de lugares con historia propios, sino con sus diagonales que la hacen más higiénica, pero que también se hace por ellas extensible a todos y cada uno. Este es el desafío del momento, el de revalorizar las plazas que fueron pensadas en función de que ningún vecino viviese a más de tres cuadras de alguna, el espacio del Bosque con toda la riqueza en vegetación, cultura, avances científico-técnicos, el adoquinado que aún embellece numerosas calles y avenidas, y la arboleda que la hace única.

Volver a descubrir lo valioso del aire libre, del verde como espacio común y sano, de crecimiento para el arte y la cultura, merecen un esfuerzo de parte de todos, no solo de quienes deben llevar adelante la tarea de restaurar y mantener los espacios públicos, sino la de quienes anhelamos hacer uso de ellos de una nueva forma. Es momento de pensar en la ciudad de la post-cuarentena, tenemos una oportunidad que deberíamos asumir con gran responsabilidad, con la misma con la que asumimos la primera etapa de la “cuarentena”, la de ser una ciudad moderna que resignifica su historia y la pone al servicio de todos quienes quieran disfrutarla.

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