IOMA inaugura hospital propio y la polémica por la libre elección de los médicos vuelve a escena

Durante los primeros meses del año este proyecto desató un profundo malestar entre afiliados, médicos y, finalmente, la Agremiación Médica Platense (AMP). Luego de que trascendiera la intención de Axel Kicillof de avanzar en la compra de clínicas privadas donde los afiliados de la obra social deberán atenderse, los profesionales de la salud salieron al cruce al advertir que, de consolidarse el plan, los socios del IOMA ya no podrían elegir libremente a su médico de cabecera.

En efecto, al estar obligados a atenderse en clínicas exclusivas del IOMA, los afiliados ya no podrán elegir libremente el médico con el que desean atenderse. Fue ante esta posibilidad que oportunamente los profesionales de la salud y los afiliados dieron inicio a un plan de lucha bajo el slogan “A mi médico lo elijo yo”.

A modo de represalia, el presidente del IOMA formado en Cuba, Homero Giles, decidió romper el convenio con la AMP. Ésta situación le valió más de un dolor de cabeza, especialmente cuando los médicos decidieron continuar trabajando en forma particular cobrando un costo similar al que tenían mientras eran prestadores del IOMA. En cuestión de días, la obra social hizo marcha atrás con la embestida y negoció una tregua de sesenta días con los profesionales de la salud.

A pesar de la tensa calma, los embates contra la organización que nuclea a los médicos no cesaron en ningún momento. De hecho, el propio Giles en sus redes sociales continuó atacando a la agremiación, tildándolos de irresponsables y hasta acusándolos de la muerte de los afiliados.

Al inicio del conflicto, Giles se encargó insistentemente de aclarar que su intención no era la de incorporar ninguna clínica como propia para la obra social. Sin embargo, esta versión cayó en saco roto formalmente ayer, cuando anunció a través de la página oficial del IOMA lo que REALPOLITIK adelantó en exclusiva un mes atrás: la obra social tendrá su propio nosocomio en Temperley.

Se trata de la ex clínica Comahue, que ahora será rebautizada como Hospital IOMA Gabriela Carriquiriborde, en honor a una de las tres trabajadoras del organismo desaparecidas durante la última dictadura militar.

El espacio no fue comprado por IOMA, sin embargo, aprovechando la falta de controles propios de la emergencia sanitaria, el organismo bonaerense gastó varios millones de pesos en su remodelación y equipamiento. El contrato incluye el alquiler del edificio por un lapso de tres años y medio, en los que las autoridades bonaerenses esperan recuperar la enorme inversión realizada, máxime teniendo en cuenta que esgrimieron falta de fondos para justificar los constantes atrasos que la obra social tiene con sus prestadores.

La inauguración del hospital del IOMA guarda sus propias polémicas: a pesar de estar en la mira de sus propios afiliados por diferentes desmanejos y un innecesario enfrentamiento con la AMP, Giles llevó adelante una curiosa elección del hospital a alquilar.

El titular de la clínica era Damián Gerardo Capparelli, quien es además propietario de Laboratorio Nutricional Argentino SA, una sociedad que cuenta actualmente con 2.9 millones de pesos en cheques sin fondos y un pedido de juicio ejecutivo del banco de Crédito Argentino. El dato más preocupante es que Capparelli, el nuevo socio del IOMA, fue detenido en el marco de una causa que investiga una estafa en perjuicio, justamente, del IOMA. Incluso, a raíz de la causa en la que intervenían los fiscales Carlos Arguero y Esteban Lombardo, estuvo preso bajo el cargo de “fraude y estafa en perjuicio de la administración pública”. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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