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2 de septiembre de 2020 | Opinión

Si  discriminás, yo muero

Cuando el autoritarismo es una forma de vida

Las persecuciones terminan costando vidas humanas. Invariablemente comienzan con agitadores anónimos, pequeños personajes retorcidos sin importancia que tienen el poder de amplificar un mensaje discriminatorio, hasta hacerlo vox populi, el que después se justifica con alguna teoría conspiranoica apoyada en principios pretendidamente científicos.

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por:
Daniel Montes

Y entonces, cuando alguna vez llegaron  al poder -y algunos también al gobierno- impusieron distintivos discriminatorios como prendas y colores, los campos de concentración,  y la intolerancia política y religiosa.  

Cuando era niño conocí tres ancianas, unas hermanas polacas, y otra yugoeslava, que escaparon de Europa por razones religiosas. El año pasado estuve frente a una víctima de la shoá. Constantemente los argentinos sentimos el dolor de las madres de los desaparecidos. Y en el pasado lejano, los vivas y muertas, y las inscripciones oficiales condenando a los “salvajes e inmundos unitarios”.  

Mucho dolor para dejar pasar inadvertido un hecho sucedido en el Honorable Consejo Deliberante de Ensenada durante la sesión del pasado 27 de agosto, cuando se trataron dos proyectos repudiando las manifestaciones del ex presidente Eduardo Duhalde sobre la posibilidad de un golpe de estado.  

El proyecto presentado por la mayoría, fue aprobado; el nuestro, rechazado pero con un argumento siniestro: moralmente no podíamos repudiar ésos dichos porque, afirmó el presidente del bloque mayoritario, nosotros deseábamos un golpe, manifestando que formábamos parte de un grupo político de apropiadores, ladrones y genocidas. Me recordó mientras nos miraba, exponiéndonos de manera estigmatizadora al desprecio público, al señor Friesler, el presidente del tribunal popular alemán.

Lo consideré un exceso pero sus dichos se volvieron a afirmar de manera rotunda por medio de otros concejales.

Aturdido todavía, el monumento a Raúl Alfonsín (quien sembró la idea de la democracia como una forma de vida) en la capital provincial, fue atacado por segunda vez en tres semanas, con pintadas con la palabra “masón” a modo de descalificarlo o agraviarlo. Lo notable que el vándalo ahora regreso con una plantilla, esas tan comunes entre pinta paredes a sueldo.

Mientras tanto el autoritario deslegitima gobiernos y oposiciones sembrando desconfianza, pronto las minorías (protegidas contra todo tipo de discriminación por leyes, tratados y la propia constitución nacional) tendrán que pedir permiso para votar en los cuerpos municipales. Ensenada puede ser el comienzo.    


ETIQUETAS DE ESTA NOTA

UCR, Julio Garro, La Plata

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