Julio Macat: “Lo que hicimos bien fue darle poder a un niño sobre algo que asusta”

Pensar en el 24 y el 25 de diciembre sin “Mi Pobre Angelito” resulta extraño. Sin ir más lejos, esta semana la película de Chris Columbus fue tendencia porque por primera vez en mucho tiempo no se pasó por cable. ¿La razón? Disney se quedó con la exclusividad del film y la tiene como parte de su catálogo en Disney+.

A treinta años del estreno del film que consolidó a Macaulay Culkin como un ícono de los 90, el director de fotografía de la película, el rosarino Julio Macat, contó cómo fue trabajar en este proyecto que terminó de estabilizar su carrera y le sirvió para que luego lo llamaran para trabajar con estrellas como Jim Carrey y Will Ferrell. “Lo que hicimos bien fue darle poder a un niño sobre algo que asusta”, explicó y luego agregó: “Todas las criaturas tienen ese miedo adentro, el miedo de mirar en el placard a ver si está el cuco. Cuando uno le da a ese niño el poder de superarse de protegerse, lo que representa proteger su casa. Darle ese poder a un niño es muy poderoso, que tiene mucho impact”.

Macat, que dijo que su trampa preferida fue la escena en la que Joe Pesci se incendia la cabeza con un lanzallamas, habló con REALPOLITIK de lo que significa la película y reveló que además de Robert De Niro y Joe Pesci, hubo un tercer actor que estuvo en consideración para ser uno de los “Bandidos Mojados”.

RP.- ¿Cómo fue preparar las trampas de Kevin McCallister?

Como todo proceso creativo uno empieza con una idea y se desarrolla en lo que pasa en el momento. Desde un principio tratamos de hacer una película para chicos. Me acuerdo que en la preparación estaba mucho de rodillas en mi casa, viendo las cosas de la manera que un nene de siete años vería el mundo. Con la teoría de que la audiencia eran los chicos, nos pareció que sería interesante hacerla como un dibujito, como en "El Coyote y el Correcaminos". Siempre hay violencia, pero se sacuden y siguen caminando. Después los dobles de riesgo lo elevaron a que parezca mucho más peligroso.

RP.- ¿Qué recordás de trabajar con Joe Pesci y Daniel Stern?

Ellos se llevaban muy bien. Al principio a Pesci le daba bronca haber hecho la película, le parecía algo para chicos, pero después es muy profesional. Al ser un actor tan establecido, que trabajaba con Robert De Niro y Martin Scorsese, lo más difícil para él era no putear. Estaba acostumbrado.

RP.- ¿Es cierto que Robert De Niro estuvo en consideración para un papel?

Chris Columbus lo conocía a través de Steven Spielberg. Leyó el guión y lo consideró. Originalmente, Pesci no era el actor, habían tomado a otro actor. Hicimos un test para probar iluminación y eso, y Columbus se dio cuenta que el actor estaba un poco flojo. Una semana antes de empezar tomó otro rumbo y lo llamó a Pesci.

RP.- ¿Cómo era trabajar con Macaulay Culkin? ¿Hizo el plano de la casa que se ve en la película?

Hizo la mitad del plano y después el departamento de arte lo retocó para que parezca un poquito más profesional. A él le encantaba todo lo que estaba relacionado con la película. Tenía una camarita chica con la que nos filmaba a nosotros. Entre eso y un Game Boy estaba enloquecido.

RP.- ¿Cuánto hizo de sus escenas de riesgo?

Tenía un doble, un muchacho que se llamaba Larry Nicholas, que era un 25 por ciento más grande que él, así que había que mirar las proporciones. El mejor stunt que hizo fue cuando la repisa se rompe y se le cae todo arriba.

RP.- ¿Cómo fue hacer la escena de las palomas en Central Park de “Mi Pobre Angelito 2”?

Teníamos que trabajar en un lugar cerrado, aunque era Central Park y parece que es afuera, era un estudio bastante grande donde hicimos parte del parque. Lo iluminé para que parezca que estaban afuera. Si no las palomas se escapan. Estaban bastante entrenadas para ir a un lugar. Las prepararon con semillas arriba de los muchachos y tiraron otras 30 para que vayan a la comida. Parecía que los iban atacando como en la película de Hitchcock.

RP.- ¿Por qué creés que la película se sigue recordando a treinta años de su estreno?

Fue uno de los casos en que todos los elementos elevaron al otro elemento: el guión, las actuaciones, la fotografía, la edición y después llegó John Williams con la música. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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