Segunda ola: Europa y Asia se cierran, mientras en Argentina se desata el debate

En las últimas 24 horas, los contagios por coronavirus volvieron a tocar un nuevo pico en todo el planeta. En una reciente entrevista, el primer ministro británico, Boris Johnson, aseguró que las medidas restrictivas que rigen sobre su territorio “probablemente tengan que intensificarse”. En el Reino Unido actualmente se están registrando un promedio de 50 mil contagios nuevos por día.

En Asia y la India la situación es aún peor, porque a los contagios se le suma el flagelo de gobiernos poco democráticos, que aprovechan la pandemia para infligir otro tipo de castigos. En la India, se llevaron adelante arrestos masivos de ciudadanos islámicos, que terminaron detenidos en la temible cárcel de Tihar, que ya fue denunciada por estar superpoblada. Del mismo modo, a lo largo y ancho de Asia se utilizó al coronavirus como una excusa para imponer leyes, arrestos y controversiales medidas relacionadas a la vigilancia y el rastreo de todos los habitantes. Al respecto, el prestigioso economista Moisés Naim anticipó que habría gobiernos que utilizarían la pandemia del coronavirus para “dar respuestas autocráticas, dictatoriales y conculcar los derechos civiles de la gente”.

En Argentina los contagios, que venían disminuyendo a un ratio de un 1 por ciento diario, volvieron a subir. Dada la idiosincrasia nacional, los expertos aún no logran dilucidar si, efectivamente, se trata de la segunda ola o los resultados de la relajación en la que pareciera haber entrado la sociedad. Fiestas clandestinas, reuniones familiares en Navidad y año nuevo, marchas multitudinarias por la ley del aborto y el velorio de Diego Armando Maradona son algunas de las razones para poner en duda a los médicos.

Industriales, empresarios de envergadura y pymes temen que la vacuna rusa Sputnik V no sea distribuida a tiempo y la segunda ola del coronavirus golpee nuevamente al país. Difícilmente Argentina pueda tolerar otro año con los desafíos macroeconómicos que implica la cuarentena. En la costa, por ejemplo, se corrió un rumor sobre la posibilidad de tener que cerrar todo a partir del 15 de enero, lo que disparó un pánico generalizado en sectores como el hotelero y el gastronómico. “Si no hay un escenario de previsibilidad en lo económico, va a ser difícil que salgamos”, aseguró recientemente el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Miguel Acevedo.

El camino de Sputnik V en el país no está libre de obstáculos. No son pocos los argentinos que se rehúsan a vacunarse y se ven constantemente influenciados por noticias de efectos adversos que produce la vacuna. Por ejemplo, los datos oficiales aseguraron que 317 personas sufrieron cefaleas, mialgias y fiebre horas después de la inyección. Esto despertó la alerta en numerosos sectores de la sociedad y de la oposición política, que volvió a cargar tintas contra el gobierno.

Si bien pareciera ser acertado concluir que el gobierno tuvo en cuenta no sólo a la salud pública sino también a conceptos geopolíticos a la hora de elegir a Rusia como el proveedor de la vacuna, el porcentaje de personas con efectos adversos, que actualmente ronda el 1 por ciento, no deja de ser el mismo al de cualquier otra vacuna que año tras año se dan todos los argentinos.

Las próximas semanas serán críticas para identificar si, efectivamente, la segunda ola de coronavirus aterrizó en el país, la vacuna es efectiva en la inmunización del virus y si, finalmente, será necesario volver a cerrar la economía. Mientras tanto, distinguir la paja del trigo en las noticias que se publican día a día pareciera ser una tarea cada día más ardua para el conjunto de la sociedad. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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