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15 de enero de 2021 | Opinión

La pandemia en Argentina

Es necesario que abran las escuelas

Se cumplieron diez meses desde el cierre de las escuelas decretado por el gobierno nacional el pasado 13 de marzo, y faltando poco menos de un mes para el inicio del ciclo lectivo 2021 pocas son las respuestas que parecen avizorarse en el horizonte frente a la incógnita respecto del regreso de la presencialidad en las instituciones educativas.

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por:
Emilio Rodríguez Ascurra

Durante estos últimos meses son muchas, por no decir casi todas, las actividades que han vuelto a funcionar con protocolos, algunas con mucho esfuerzo, como el caso de los teatros. Bares, restaurantes, casinos, son solo algunas de ellas, y celebramos que con los debidos cuidados y permisos puedan haber reiniciado su actividad, pues sino la crisis económica y humanitaria que se ha profundizado durante 2020 podría haber tenido aun un mayor impacto, arrasando con todo.

Sin embargo, los chicos en las aulas aún son un tema de discusión, cuando no de desconcertante superficialidad de análisis en la voz de algunos actores políticos que parecen desconectados de la realidad de los niños, niñas y adolescentes (NNA), y de sus familias.

La experiencia internacional demuestra que el contagio del virus COVID-19 es bajo, y hasta casi nulo sostienen expertos, entre los NNA. Los grandes países han conservado los colegios abiertos con los chicos dentro, aún en momentos difíciles en su situación sanitaria. Nuestro país tomó la decisión inversa, cerrar las escuelas impulsando un tipo de continuidad pedagógica desde los hogares, aún cuando los recursos eran escasos y las familias no estaban preparadas para afrontar tal desafío.

Esta decisión atenta con mayor fuerza en lugares donde las diferencias sociales se agudizan, como en el conurbano bonaerense, donde un alto porcentaje de chicos y chicas tuvo un contacto limitado con la escuela y los contenidos, agrietando aún más la frágil situación socioeconómica.

Los resultados de este año de “tragedia educativa”, parafraseando el título del libro de Guillermo Jaim Etcheverry, todavía restan por verse, pero sin lugar a dudas toda una generación habrá sufrido un grave impacto en su desarrollo personal. Frente a este panorama desolador, la falta de respuestas concretas no es una opción, mucho menos la falta de cualificación de quienes deben tomar decisiones que luego repercuten en las generaciones futuras.

Es necesario que abran las escuelas, urge que los alumnos y alumnas estén en las aulas durante 2021, sino al éxodo de la escuela pública hacia la de gestión privada acaecido durante los primeros doce años del kirchnerismo, le seguirá una generación desorientada, con escasos recursos para desenvolverse en la vida, sin capacidad de pensar en su futuro y sin posibilidad de proyectar sus sueños.

 

(*) Emilio Rodríguez Ascurra es licenciado en Filosofía y diplomado en Gestión Pública.


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