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31 de enero de 2021 | Interior

Una bebé víctima de narcos

Santa Fe y la violencia sin fin

La violencia asociada al narcotráfico parece no tener solución en la provincia que gobierna Omar Perotti. La cuestión se remonta a largos años atrás, sin que se haya conseguido poner en caja. Muy por el contrario, sólo parece recrudecer, en tanto las conexiones entre traficantes, funcionarios, policía y Poder Judicial parecen gozar de plena salud.

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En el último tramo, el ministerio de Seguridad de la Nación realizó anuncios sobre el establecimiento de una sede propia en la provincia para combatir el mal. Sin embargo, la iniciativa no parece haber ido más allá de los anuncios. La violencia asociada al narcotráfico sobrevive a las administraciones de distinto signo partidario, a punto tal que para los santafesinos parece ser un dato más de la realidad. Han terminado por naturalizarla.

Este sábado se produjo un nuevo incidente que pasó casi desapercibido en los medios nacionales, cuya gravedad muestra el estado de desprotección en que viven los habitantes de la provincia. Una bebé de apenas un año y sus padres sufrieron gravísimas heridas en una balacera que tuvo lugar en el barrio Godoy, en la zona oeste de la ciudad de Rosario, donde gobierna Pablo Javkin. La niña fue operada de múltiples impactos de arma de fuego en el hospital de Niños Víctor J. Vilela y su estado es gravísimo.

A las 3.00 de la mañana un sicario ingresó en el pasillo de una vivienda situada en la calle 27 de febrero al 7800 y sin mediar palabra disparó a granel contra los ocupantes. La menor recibió seis disparos. Total normalidad para Rosario.

Otra de las víctimas fue la madre de la menor, Alejandra Esquivel, de 29 años, quien luego de ser intervenida en el  hospital Provincial del Centenario fue dada de alta este domingo. No fue tan afortunado Jonatan Ernesto Aguirre, de 34 años, quien recibió impactos en la pierna, el abdomen y un hombro, y quedó internado en el hospital de Emergencias Clemente Alvarez.

En declaraciones periodísticas, Alejandra Esquivel relató que el ataque fue realizado por un hombre armado, cubierto con un barbijo, que tiró abajo la puerta para ingresar. Ni bien identificó a su esposo, Jonatan Aguirre, comenzó a disparar a mansalva.

"Estábamos durmiendo, nos despertó un golpe en la puerta, mi marido se levantó y fue a ver qué pasaba, se asomó por la ventana y vio a un muchacho con un arma que le empezó a disparar. Le dijo algo que no escuché y empezó a los tiros. Yo agarré a la bebe y traté de protegerla”, explicó.

Y agregó: ”Mi marido se paró, gritándole al muchacho que parara y ahí le pegaron el tiro en el hombro". Afortunadamente el resto de los hijos de la mujer y su madre, que estaban en el interior de la vivienda, no fueron alcanzados por las balas.

La directora del hospital de Niños Vilella, Viviana Esquivel, especificó que "la niña entró a la madrugada, hemodinámicamente muy inestable. La estabilizaron en la guardia y luego entró a quirófano. Ahora está cursando el post quirúrgico de una cirugía intensa. Permanece con asistencia respiratoria mecánica y su pronóstico es reservado".

"Recibió seis impactos de bala a nivel abdominal. Su situación era muy crítica, con múltiples perforaciones colónicas. En sus miembros inferiores tenía dos balazos pero sin compromiso ni óseo ni vascular”, añadió. “Es muy terrible lo que sucedió. Estamos preocupados por la evolución clínica de la bebé”, concluyó la directora del nosocomio.

Enseguida apareció la conexión con el narcotráfico. En sus declaraciones, Alejandra Esquivel indicó que su marido es hermano de Nelson Alexis Aguirre, quien es identificado en el submundo del hampa como “Pandu”. Actualmente “Pandu” cumple condena en la unidad penitenciaria Nro. 11 de Piñero, impuesta en un un juicio abreviado por el homicidio del albañil Javier Barquilla, que tuvo lugar el 2 de febrero de 2015.

Nelson Alexis Aguirre encabezaba la denominada Banda de “Pandu”, que tenía como actividad principal la venta de droga, pero también se dedicaba a la usurpación de viviendas, amenazas a vecinos y asesinatos. Cuando fue detenido, la banda no cesó su actividad, ya que tomó el mando el cuñado de “Pandu”, Gustavo "Wititi" Berón, quien fue condenado a su vez a tres años de prisión con cumplimiento efectivo por “amenazas coactivas calificadas por el uso de arma de fuego”. Sin embargo rápidamente recuperó la libertad por un acuerdo de partes.

A esta banda, además, se le atribuye el crimen de Guadalupe M., una menor de doce años que fue abusada y asesinada el 25 de mayo de 2016 en Villa Banana.

Pero el ataque del que fue víctima la bebe no fue el único registrado en las proximidades de Rosario este fin de semana. En la tarde del viernes, tres personas recibieron balazos –incluido un  niño de tres años- en Villa Gobernador Gálvez. En el lugar del tiroteo se recogieron diez vainas servidas.

Una balacera tras otra, asociadas con el pase de factura de bandas de narcotraficantes y con menores en gravísimo estado. Para la mayoría de los integrantes de estas organizaciones criminales, la detención es una puerta giratoria por la connivencia de las autoridades.

¿En qué quedó el acuerdo con el ministerio de Seguridad de Nación? ¿De qué sirvieron los cambios en la conducción de las fuerzas policiales de la provincia? ¿Deberán los santafesinos seguir resignándose a vivir en compañía de la muerte y el total descontrol de las actividades criminales?

Demasiados interrogantes. Ninguna respuesta. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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