Nacionales
La grieta en el Frente de Todos
Ante el ninguneo, ya hay intendentes que sueñan con una salida institucional para Kicillof
La relación entre buena parte de los intendentes del PJ bonaerense y el gobernador Axel Kicillof nunca ha sido buena. O, mejor dicho, siempre ha sido decididamente mala.
Los jefes de gobierno municipales tuvieron en claro desde un principio que el delfín de Cristina en la provincia no pensaba darles participación alguna en sus decisiones y que miraba con muy buenos ojos la estrategia de Máximo Kirchner de “comerles el territorio”, manteniendo incólume la ley provincial de 2016 que limita sus períodos de gestión a dos mandatos consecutivos.
Axel nunca los tuvo en cuenta. Ni en la composición de su gabinete, ni en los momentos más críticos, como por ejemplo la rebelión policial de fines de 2020. Más aún, prefirió nombrar reiteradamente en funciones estratégicas a ex funcionarios de Juntos por el Cambio antes que recurrir a los señores peronistas el conurbano.
El tramo final de 2020 fue decididamente negativo para los intendentes peronistas. Alberto Fernández, luego de respaldarlos y alentarlos a hacer caer por la vía judicial la norma que restringe sus mandatos, terminó capitulando ante Cristina y Máximo: no sólo se olvidó de sus promesas y expresiones públicas, sino que también propuso para la presidencia del PJ provincial al jefe de La Cámpora.
La mayoría de los intendentes se resistieron en un primer momento a esta postulación, a lo que Máximo respondió que estaba decidido a “comerles el territorio”, algo que ya venía tratando de hacer desde hace años. Pero con Máximo con la lapicera del PJ, sin reelección posible en 2023 y Axel y Alberto en los ejecutivos provincial y nacionales, muchos sienten que el fin está próximo.
Claro está que, para que la operación para colocar a Máximo en la cabeza del PJ provincial se concrete, deberían renunciar a sus cargos todos aquellos que tienen mandato partidario hasta fines de este año. Al actual presidente del PJ, Gustavo Menéndez, se lo amenazó con sacar del freezer una causa judicial que podría acabar con su carrera política, por lo que, a partir de entonces, dejó de hacer declaraciones públicas. El único rebelde ha sido el vicepresidente del PJ, Fernando Gray (Esteban Echeverría), quien reiteradamente subrayo: “No voy a renunciar. Me la voy a bancar”. Y lanzó una campaña muy efectiva con el slogan “Yo me planto”.
Los intendentes trataron de convencer a Alberto durante 2020 –antes de que se consolidara la figura de Martín Guzmán- de que se llevara a Axel de la provincia, para designarlo al frente de la cartera de Economía. Un proyecto afiebrado, por cierto, ya que la presencia de Axel en la gobernación es crucial para el proyecto de construcción de un poder absoluto en la provincia de Buenos Aires que abrigan Cristina y La Cámpora.
Pero el desplazamiento de Axel de la gobernación es, para la mayoría, un acto de supervivencia propia. Algunos, incluso, hasta llegaron a considerar la idea de presionar una salida institucional luego de las elecciones. Saben que Axel está al tanto, por eso su armado apunta a favorecer su propio blindaje y debilitar correlativamente la situación de los barones del conurbano.
La única alternativa que permanece en vigencia, con la dupla Axel en la gobernación y Máximo con la lapicera del PJ, consiste en presentar a sus propios candidatos para los cargos municipales en listas vecinales, para confrontar con los del Frente de Todos, y retacearle los votos a las listas oficiales del Frente de Todos a nivel provincial y nacional, redireccionando esos sufragios hacia listas indudablemente peronistas –como Principios y Valores, de Guillermo Moreno, y otras que pudieran aparecer- para tratar de inflingirles una derrota electoral o, al menos, un desempeño muy negativo en las elecciones de medio término.
La pregunta es hacia dónde direccionará su resistencia Fernando Gray. Si consigue darle cierta entidad a su armado, las sorpresas podrían ser absolutamente inesperadas. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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