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11 de marzo de 2021 | Provincia

El escándalo de Beatriz Sarlo

La esposa de Kicillof y su rol en la campaña de vacunación

Este miércoles Beatriz Sarlo se presentó a declarar como testigo en la causa en la que se investiga el eventual desvío de vacunas contra el COVID-19, violentando los protocolos y el orden de vacunación vigentes.

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Sarlo, que en declaraciones periodísticas había afirmado que le ofrecieron la vacuna "por debajo de la mesa", ahora debió desdecirse y, pruebas a la vista, testimonió que le ofrecieron aplicarle las dosis “en el marco de una campaña de concientización” implementada por el gobierno de Axel Kicillof.

A la hora de la verdad, cuando la amenaza de perjuro pesa sobre el declarante, las declaraciones efectistas dirigidas a los medios suelen revertirse. Este fue el caso de Sarlo, quien ante el tribunal aceptó que el ofrecimiento de Soledad Quereilhac -la esposa del gobernador Axel Kicillof- le llegó a través de Carlos Díaz, el gerente general de la Editorial Siglo XXI en la Argentina, quien fue contactado por la primera dama de la provincia para transmitirle la propuesta a Sarlo en un momento en que se había instalado mediáticamente la duda sobre la efectividad de la vacuna y la inscripción de los bonaerenses era muy baja. Por esta razón el gobierno de Axel decidió lanzar en el mes de enero una campaña, a la que se destinarían cien vacunas, en la que figuras del arte, la ciencia, el deporte y el espectáculo saldrían a respaldar la vacunación aplicándose las dosis.

En su declaración, Sarlo sostuvo una tesis muy diferente a la enunciada en los medios, ya que en lugar de afirman que se trataba de una invitación “por debajo de la mesa”, ahora declaró: "El ofrecimiento fue a fines de enero. Por lo que yo entendí desde la provincia estaban vacunando para lograr fotos que persuadieran a la gente. En ese momento todavía había cierta duda de la efectividad de la vacuna”.

Sarlo además acercó la copia del mail que le envió su editor, en el que le comenta: "Me llamó Soledad Quereillac porque está colaborando con la campaña de concientización para que la gente se vacune. Me pidió una mano para contactar alguna gente, empezando por vos”.

"Es una campaña bien pensada (no le van a dar un uso político berreta, pero claramente es la campaña a favor de la vacunación en la provincia de Buenos Aires)”, continúa el mail. Y subraya: "Es todo por derecha, nada trucho".

En su momento, Sarlo le respondió a Díaz: "Me parece muy bien hacer campaña para que la gente se vacune. Pero me resulta un poco violento recibir a cambio el premio de la vacuna. No tengo ningún inconveniente de que se utilice mi nombre expresando mi deseo de vacunarme, pero no quiero vacunarme antes de que me toque solo porque soy un nombre conocido".

Sorprendentemente doce días después –el 3 de febrero-, Sarlo modificó esa posición y afirmó en declaraciones televisivas que le habían ofrecido la vacuna "por debajo de la mesa". Justamente por estas declaraciones fue llamada a declarar en la causa judicial por los denominados vacunatorios VIP. Y aquí, a la hora de la verdad, debió salir a descalificar sus propias afirmaciones.

Las declaraciones de Beatriz Sarlo sólo la dejan mal parada a ella misma, siendo materia de especulación si lo hizo para obtener mayor repercusión pública o movida por algún interés de otro tipo. Pero, lejos de aportar elementos de juicio para sostener la denuncia, juegan en su contra.

Sin embargo, la cuestión de fondo sigue en pié ante las evidencias de las vacunas VIP a las que ahora se le suma, al menos, un grosero manoseo en el establecimiento de las prioridades de la convocatoria oficial y la aparición de una nueva protagonista: la esposa del gobernador, quien, lejos de desempeñar funciones dentro de la gestión, es becaria del CONICET.

En ese marco, la provincia de Buenos Aires aporta muy poca transparencia respecto al avance de la campaña de vacunación, ya que la base de dato sobre los inoculados permanece inaccesible a la consulta pública. Sin embargo, se han reiterado las denuncias sobre la existencia de un importante número de jóvenes vacunados que pertenecen a las agrupaciones políticas del oficialismo, mientras que las personas de edad avanzada o en situación de riesgo no consiguen acceder a la aplicación de las dosis.

Un trascendido que circuló durante las últimas horas y que agregó más leña al fuego sostiene que Jorge Taiana está muy disgustado porque su vacunación VIP se habría producido por indicación presidencial, del mismo modo que la de Eduardo Valdés, por estar incluidos originalmente en la delegación que acompañaría a Alberto Fernández en su viaje a México. Según sus allegados, Taiana habría sostenido en ese momento que la vacuna debía aplicarse “por derecha”, con una orden oficial y a plena luz del día. Sin embargo, su objeción no fue tenida en cuenta, y finalmente tanto Taiana como Valdés fueron excluidos de la misión diplomática cuando estalló el escándalo.

Si Taiana y Valdés fueron inoculados como medida de protección para el viaje a México: ¿Por qué razón Fabiola Yáñez, la primera dama, quien viajó junto a Alberto Fernández, no figura en la base de datos de vacunados? ¿Habrá participado de la comitiva sin estar inmunizada? ¿O recibió la dosis como los demás y deliberadamente se omitió su carga en el Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentino (SISA)?

El escándalo de Sarlo y la escasa transparencia con que se lleva adelante la vacunación, también permiten poner en duda que la propia esposa de Axel Kicillof, Soledad Quereillac, pudiera haber recibido las dosis respectivas, siendo contacto estrecho del gobernador y, más aún, estando activamente involucrada en la campaña, tal y como quedó en evidencia tras las declaraciones de Sarlo. Sobre todo porque buena parte del gobierno de la provincia de Buenos Aires decidió inmunizarse antes que el resto de la población.

En suma, las bases de datos son inaccesibles y hasta quedan dudas respecto a su transparencia. Beatriz Sarlo sólo demostró que se fue de boca. Pero las sospechas y el manoseo, sin ningún tipo de dudas, subsisten. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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