Sin IFE ni ATP, Alberto Fernández profundizará los planes y las tarjetas Alimentar

El gobierno de Alberto Fernández se encuentra ante una encrucijada impensada tan sólo un año y medio atrás. El 2021, año de las estratégicas elecciones de medio término, encontró a su gestión ante un escenario inhóspito regado de empresas cerradas, comercios fundidos, la industria en una tibia recuperación y la construcción como única esperanza de creación genuina de empleo.

A comienzos del 2020, y con la irrupción de la pandemia por Covid-19, el gobierno improvisó una estrategia con dos aristas, una para evitar muertes por coronavirus y la otra para no perder demasiados puntos electorales. En definitiva, la política sigue ahí. Para ello, lanzó el Ingreso Familiar de Emergencia y el programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), que buscaron paliar los devastadores efectos de “la cuarentena más larga del mundo”.

La realidad finalmente golpeó al despacho presidencial de Casa Rosada. Los compromisos de deuda a los que el gobierno debe afrontar son demasiado elevados para hacerlo al mismo tiempo que se sostiene una de las estructuras asistenciales más costosas del planeta. En consecuencia, el propio ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, anticipó que está descartada la continuación del IFE y del ATP.

El desafío está, entonces, en cómo dar de baja estos programas asistenciales sin profundizar aún más la caída de la gestión de Alberto Fernández en las encuestas. Para ello, el gobierno recurrió a una vieja arma peronista: los planes sociales. Según el propio Arroyo, se apostará a los planes para sostener a los estratos sociales más vulnerables y se los apuntalará con la tarjeta Alimentar, con el objetivo de cubrir la cuota alimentaria.

A pesar de que en una de sus últimas apariciones públicas, durante el cierre del cónclave de la UIA, Alberto Fernández sostuvo que “de la pobreza no se sale con planes”, lo cierto es que el gobierno no sólo que los va a sostener, sino que planea profundizar esta estrategia económica y social. Para ello, asesores de Arroyo se encuentran trabajando actualmente en un programa que les permita convertir los planes en empleo. Hasta el momento, la principal alternativa consiste en generar 300 mil puestos de trabajo a partir de la urbanización de algo menos de 500 barrios populares y jardines de infantes. Así la construcción será, en definitiva, la última bala de plata que tendrá el gobierno para salvar un año por demás complicado. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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