Rodolfo García y aquella semana trágica del rock en pandemia

Casi una semana después de haber sufrido un ACV que lo dejó en estado de muerte cerebral, Rodolfo García falleció en la madrugada del martes pasado. El ex baterista de Almendra tenía 74 años y hasta entonces no había presentado ningún síntoma o riesgo que hiciera pensar tal desenlace. 

Durante los seis días en los que García estuvo internado en el Hospital Tornú, numerosas expresiones de lamento y dolor remarcaron lo que ya se sabía: el también ex músico de Aquelarre era muy querido en el ámbito del rock y la cultura.

Si bien su deceso no tuvo nada que ver con un contagio de Covid, coincide con los diez meses que se cumplen de aquella semana trágica del rock argentino en pandemia, cuando en un lapso de siete días fallecieron cuatro experimentados músicos por diversos motivos. 

En aquel entonces el estado de emergencia sanitaria llevaba apenas un trimestre y esa saga triste y dolorosa tiñó de negro la semana de un año que será inolvidable por sus malos recuerdos.

DOS LUNES PARA EL OLVIDO 

En marzo de 2020, mientras Argentina comenzaba a dejar atrás la “vieja normalidad” para iniciar el ASPO, el guitarrista Gady Pampillón publicaba en sus redes sociales una carta abierta en la que comentaba su imposibilidad de acceder a un medicamento costoso para combatir un tumor maligno. Anteriormente había superado con cierto éxito un tratamiento contra el cáncer, pero un nuevo análisis arrojó ese diagnóstico y varios músicos se solidarizaron con él.

Lamentablemente, el martes 30 de junio el cuerpo del querido ex guitarrista de La Torre, Alakrán y su propia banda La 4 x 4 se apagó para siempre a los 59 años de edad. Sin que nadie lo imaginara, esa noche comenzaría una semana penosa en la que se sucederían otros fallecimientos.

Dos días después, el jueves 2 de julio, otra noticia sacudió a la escena: Osvaldo Frascino moría a causa de un problema hepático. Más conocido como Bocón, entonces tenía 69 años y estaba al frente de Engranaje, su primer banda, formada en 1968, durante los albores del rock argentino. Por ese grupo pasaron luminarias del género como Pappo, el baterista Black Amaya y el guitarrista Marcelo Roascio, entre otros. 

En el medio, Bocón Frascino había tenido un paso por la formación inicial de Pescado Rabioso, banda en la cuál grabó “Desatormentándonos”, su primer disco, para el cuál aportó la autoría de canciones emblemáticas como “Dulce 3 nocturno”, “Algo flota en la laguna” y “Me gusta ese tajo”, éste último registrado originalmente en un simple e incluido en una posterior edición del LP en ciernes. Su salida del grupo se produjo por su propio deseo de dedicarse a la guitarra, su instrumento de cabecera, aunque no el que tocaba en Pescado, donde se dedicó al bajo.

El fin de semana llegó la tercera mala noticia de esta triste saga, con la muerte de Chocolate Fogo, sobrino de Miguel Abuelo y bajista de la última etapa de Los Abuelos de la Nada, aquella que dejó para siempre el gran disco “Cosas mías” (donde Fogo firmó dos recordadas canciones: “Región dura” y “Semental de Palermo”).

Fogo también había tocado en Los Guarros y Los Funky Torinos, la banda de Willy Crook, ex compañero en Los Abuelos. Para aquel domingo 5 de julio, Chocolate tenía 53 años y llevaba una larga contra contra un cáncer mientras, en simultáneo, pergeñaba una reformación de Los Abuelos de la Nada, cuyo gran show de regreso al Teatro Coliseo había sido suspendido por la cuarentena pandémica.  

Al otro día, ya lunes 6, se cerraría esa semana fatal con una pérdida que sacudió muy fuerte porque, en cierto punto, también marcó el fin de toda una época. Se trató de la muerte de Rosario Bléfari, quien desde hacía unos meses había decidido recluirse en la casa de su padre, en Santa Rosa, La Pampa, consciente del delicado estado de salud que atravesaba por un cáncer.   

Ex cantante de Suárez (grupo puntal de una de las líneas que renovaron el rock argentino en la década de los 90’), Rosario también lideró los proyectos Sué Mon Mont, Los Mundos Posibles y su carrera solista. Además había publicado varios libros de poesías y cuentos y participó en más de veinte películas, entre ficciones y documentales. La más recordada acaso haya sido Silvia Pietro, donde Bléfari representó al personaje principal que dio nombre al film. 

Artista de múltiples talentos, Rosario Bléfari es recordada cariñosamente como la “Santa patrona del indie”, una escena a la que le dio impronta y personalidad a través de diversos formatos. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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