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28 de mayo de 2021 | Cultura

Una carrera internacional

El argentino que inventó el Punk House en España

La historia del músico mendocino Silvio Mafferra, quien abandonó su histórica banda Cerebro de Mono y decidió comenzar su carrera de cero en Málaga.

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por:
Juan Provéndola

Silvio es de Mendoza; Molly, de Islandia. Se conocieron en la capital de la provincia argentina, se establecieron en Tunuyán y tuvieron un hijo. Entre medio de los verdes intensos del Valle de Uco, un día pensaron en irse de aventura por Europa. Y otro día... aparecieron en Málaga. De la Cordillera de los Andes a la Costa del Sol. De la montaña cuyana al Mar Mediterráneo. De la nieve a la sal.

Silvio dejó atrás toda una carrera musical a la cabeza de Cerebro de Mono, banda insigne del género en Mendoza, la cual guardará para su historia hechos inolvidables como haber tocado con los alemanes Die Toten Hosen o maridar la provincia con la música en United Wines, una línea de vinos dedicada a referentes del punk argentino (como los ex Attaque 77 Ciro Pertusi y Chino Vera, o Mosca Velázquez de 2 Minutos).

Alerta spolier: esta no es la típica nota (de moda en estos tiempos) del argentino que se funde en su país y se muda al extranjero a buscar oportunidades. "En Mendoza estábamos en una súper zona de confort", aclara Mafferra, aunque también reconoce que "esto, claro, tiene sus beneficios y sus contras".

Lo cierto es que influyó mucho en esta migración el paréntesis que había abierto en la carrera de Cerebro de Mono. "Fueron diez años de hacer movidas sin parar, muchos viajes, shows y discos, conocer gente y, humildemente, volver realidad pequeños sueños". ¿Y qué pasó, entonces? "En el grupo se estaba produciendo cambios de integrantes y cositas que empezaban a cansar un poco. Podríamos haber seguido sin problemas, pero definitivamente necesitaba un cambio de aire y, al pensar en mi hijo Milo, con Molly nos dieron ganas de explorar y conocer nuevos lugares. Así que dijimos: 'hagámoslo'. Y nos mudamos a Bellavista, un barrio entre Estepona y Marbella, al sur de España".

En junio se van a cumplir dos años. Esto significa que ambos se establecieron en Málaga antes de la pandemia. En la vieja normalidad. Otro era el mundo. Y en la cabeza de Mafferra ni siquiera estaba el deseo de hacer música. "Vine sabiendo que al principio no iba a tocar. Y realmente necesitaba ese parate, a pesar de que igualmente me traje mi guitarra eléctrica".

Así fue como entonces abrieron un pequeño bar llamado United (inspirado en la línea de vinos punks que Silvio había hecho en el Valle de Uco). "Sabíamos a dónde veníamos. Además, nos gusta el mar. Lo hicimos con poco dinero, pero mucha felicidad. Hasta que apareció la pandemia y frenó todo. Ahí fue heavy, porque fueron dos meses sin trabajar, con todo cerrado. Hubo gente que estuvo muy jodida, pero, por suerte, teníamos un poco de dinero guardado y eso nos permitió vivirlo como una aventura". 

Como a todos, el COVID los recluyó, les dio más tiempo y abstracción. Y así es como Silvio Mafferra sacó su Gibson SG de la funda y empezó a rasguearla sin enchufarla. "Y ahí empecé a componer. Al principio no estaba seguro de qué manera hacerlo, ni cómo iba a salir a la cancha después. Así que me puse a escuchar otros estilos de música y otros artistas más allá del punk, para que me guiaran", comentó. 

De a poco fue convenciéndose de la idea de tocar solo, sin banda. Entonces comenzó a experimentar con bases electrónicas que le permitieran dispararlas con una computadora cuando le toque la posibilidad de presentarse en vivo. Poco a poco, se le fue revelando una mixtura impensada: "Por un lado, estaba influenciándome con música electrónica europea, el deep, y también algunos sonidos primitivos; pero por el otro seguía el punk en mi genética, que eso es lo que soy y no puedo ir contra eso. Así fue como surgió lo que di en llamar Punk House".

"La idea de tocar solo me tentó porque estaba medio cansado de compartir el camino musical con otros. Ojo, todo bien con todos, eh. Pero necesitaba mostrar mi creatividad, confiar más en mí mismo. ¡Y grabarme! Todas cosas que no había hecho nunca", explica Silvio

"Cuando empecé a hacer canciones, de casualidad llegué a un artículo que hablaba sobre una aplicación para grabar con el celu. Y me pareció súper fácil, porque en la computadora me parecía un quilombo. ¡Un cacao, como dicen acá! Me fue fácil para mi inexperiencia y mi brutez, jaja", se ríe Mafferra. "Así que me compré un dispositivo para grabar guitarra y bajo por línea, eso va a teléfono, y después con otros programas empecé a producir pistas electrónicas. De ese modo aparecieron las canciones".  

El primer lanzamiento fue en la última Navidad. Su estreno se llamó "Fugitivos", y lo apoyó con un video. "Lo hice con una chica rusa que conocí en otro bar, se copó, pegamos onda y lo hicimos acá, en el mar, simulando una playa salvaje". Luego de eso llegó el debut en otro país, pero jugando de local: el 12 de marzo de 2021 fue cuando Silvio hizo su primera presentación en vivo, en su bar United. El 12-3-21 era la fecha de su cumpleaños. Y, para los fanáticos de la numerología, una cifra capicúa.

Poco después subió a las redes su segunda canción: "Samurai". Pero es apenas algo de todo lo que fue creando en estos meses. "He estado horas y horas en mi departamento sin comer, sin beber, haciendo ayuno, escuchando las canciones. ¡Creo que los vecinos ya se las saben!", bromea.

Después de una segunda presentación en vivo, Silvio Mafferra ahora se prepara para el verano español, estación en la que se esperan conciertos en lugares públicos y al aire libre. Por eso decidió guardarse un poco: "Es que voy a hacer un show en una plaza del centro histórico del Ayuntamiento de Estepona", anticipa. Ahí irá con su Gibson SG, un micrófono, la computadora y un controlador DJ para ir disparando las pistas pregrabadas mientras toca y canta.

En su repertorio incluirá canciones propias y versiones de todo tipo: desde Attaque 77 y la banda española La Dama Se Esconde, hasta Xuxa. "Me gusta experimentar con temas ajenos y de distintos estilos. Hasta me animo a desarmarlas, incluso sacarle partes, de esa forma las vuelvo más personales y no una mera copia", defiende Silvio, quien tiene mucho material para mostrar. Aunque sabe que su procedencia también es un atractivo a la hora de mostrarse en público: "Ser argentino acá es un plus. De verdad. Es increíble la buena onda que me tiran y me siento muy bien recibido. Apenas escuchen el acento, ya cambian la cara. Lo juro, eh. Se me pone la piel de gallina y estoy muy contento de esta nueva etapa artística".  (www.REALPOLITIK.com.ar)


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Juan Provéndola, Silvio Mafferra

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