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7 de junio de 2021 | Interior

Comicios legislativos

Misiones: El espacio que lidera Herrera Ahuad gana terreno y se consolida de cara a las PASO

Las elecciones en Misiones de este domingo fueron el primer test electoral en pandemia. Tal y como se esperaba, el Frente Renovador de la Concordia, liderado por el histórico referente Carlos Rovira, presidente de la Legislatura provincial, se impuso con comodidad, sumando el 46,60 por ciento de los sufragios.

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Un resultado que superó, incluso, las expectativas del oficialismo. Por detrás de esta fuerza política se ubicaron Juntos por el Cambio, con el 27,77 por ciento de los votos, y el Frente Encuentro Popular Agrario y Social para la Victoria (PAyS), con el 14,29 por ciento.

La elección tiene importancia en sí misma, y puede servir como indicador de lo que vendrá. Sobre todo, de la importancia que vienen adquiriendo los provincialismos respecto de las grandes coaliciones nacionales. Con gobiernos nacionales interesados en controlar la situación en la Provincia de Buenos Aires y la CABA –la primera por su capacidad de volcar los resultados de casi cualquier elección nacional, la segunda por el conglomerado de intereses radicados allí y por su papel determinante en la escena pública–, se ha abierto un rico y fabuloso espacio para que los partidos y frentes provinciales construyan su propia hegemonía.

Las elecciones en Misiones –una vez más– dejaron en claro que los gobernadores y líderes locales cuentan con el respaldo manifiesto de su población, que privilegia las políticas implementadas en los ámbitos provincial y municipal por encima de las grandes definiciones que se toman desde el centro de poder nacional, que generalmente los considera como convidados de piedra.

Por esta razón, así como el Frente Renovador de la Concordia se ungió como el gran vencedor de la jornada electoral de ayer, las grades derrotadas fueron las dos coaliciones nacionales. Si bien Juntos por el Cambio se ubicó en el segundo lugar, sacó menos votos que en comicios anteriores, aunque haya quedado en condiciones de incrementar uno de sus diputados en la Legislatura provincial. Casi no hizo campaña en la provincia, privilegió las visitas y las imágenes con figuras nacionales de la coalición, y el pueblo misionero se lo facturó.

Por el lado del Frente de Todos, que adoptó la denominación de Frente Encuentro Popular Agrario y Social para la Victoria (PAyS) –producto de la alianza entre el Partido Agrario y el cristinismo–, el resultado deja lugar a la reflexión. Lejos quedó de su deseo original de convertirse en la fuerza hegemónica de la provincia y, además, el cristinismo terminó deglutiéndole la presencia legislativa al Partido Agrario. Producto del rechazo al desembarco de la Cámpora en Misiones, muchos dirigentes y agrupaciones peronistas –incluídos intendentes– abandonaron el espacio para sumarse al Frente Renovador de la Concordia.  

El resultado electoral es así un premio a la gestión de Rovira-Herrera Ahuad, particularmente en su excelente manejo de la situación de pandemia, que los coloca en situación inmejorable para las negociaciones futuras con el gobierno nacional y con las grandes coaliciones nacionales.

Uno de los problemas que afronta la política argentina es el hiato entre las realidades provinciales y la nacional. Seguramente no habrá grandes sorpresas respecto de los resultados para las elecciones generales legislativas de este año, mientras que el interrogante se traslada para las presidenciales de 2023.

Pero para esa instancia falta demasiado. En los últimos años hemos asistido no sólo a una debacle de los grandes partidos nacionales, sino a una creciente mutación hacia un sistema más confederacionista en la práctica más que en las normas. Los provincialismos controlan crecientemente a sus legisladores nacionales y, de este modo, a cambio de su respaldo en el Congreso, consiguen obtener beneficios y obras que fortalecen sus liderazgos y hegemonía provincial sin importar demasiado cuál sea la coalición política que circunstancialmente gobierne la Nación.

Esta dinámica ha permitido que los niveles de autonomía de las provincias hayan crecido significativamente, tal como pudo apreciarse en las últimas definiciones del gobierno nacional sobre restricciones en relación con la pandemia, que dejó en manos de esas administraciones provinciales la definición y reglamentación de su aplicación. Y, cuando esto no sucedió, esas administraciones recibieron el aval de la Corte Suprema para privilegiar sus propios criterios por sobres los del gobierno federal.

Las elecciones en Misiones parecen marcar la pauta de lo que cabe esperar para las sucesivas. De alguna manera, significan la consolidación de una manera diferente de hacer política que se va cristalizando con el paso del tiempo, con un centro de poder más debilitado y provincialismos activos y en ascenso. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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