Alberto Fernández distribuyó roles para la campaña: CFK controlará PBA

En el avión que traía a la comitiva presidencial de regreso de Salta –donde no la pasó precisamente bien- el presidente decidió distribuir funciones para el desafío electoral trascendental que deberá afrontar este año.

“Pónganse la pechera, terminen de calentar y salgan a jugar el partido”, arengó a sus ministros más cercanos. Todos ellos, los que sean candidatos y los que no, deberán comprometerse de igual manera en la búsqueda de un resultado favorable.

Alberto fue muy duro: “Los que no puedan, o no quieran, explicar la gestión, se van”. Sabe que una derrota electoral encenderá el helicóptero.

Sus interlocutores eran el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; los ministros del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro; de Obras Públicas, Gabriel Katopodis; de Salud, Carla Vizzotti; y de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. También participaron los secretarios de presidencia, Julio Vitobello, y de Medios, Juan Pablo Biondi.

Inmediatamente se puso a distribuir funciones. Cafiero será, como en 2019, su jefe de campaña, y se encargará de coordinar la estrategia electoral con el cristinismo y el massismo. Ya que la provincia de Buenos Aires quedará en manos de Cristina Fernández de Kirchner, se incrementará el rol del jefe de Gabinete en el resto del territorio.

Con encuestas poco alentadoras y un clima social enrarecido, el presidente recuperó súbitamente la memoria y volvió a tener en cuenta a los gobernadores aliados, a los cuales había puesto en el freezer desde los inicios de la cuarentena. Por esta razón invitó a Omar Perotti a la Casa Rosada, y visitó a Gustavo Sáenz a Salta, acompañado de Gildo Insfrán.

Los encargados de las negociaciones políticas en territorio serán Wado De Pedro y Gabriel Katopodis. Harán campaña con los candidatos a legisladores nacionales de las provincias, pero deberán ser respaldados por el resto de los ministros. Y no sólo deberán hablar de su propia gestión, sino de las políticas de estado en conjunto.

“Hicimos muchas cosas y tenemos que contarlas, hablemos de las vacunas, del ATP, de la Tarjeta Alimentar, de las obras, de los programas económicos que lanzamos”, instruyó el presidente.

En la intimidad, Alberto Fernández admite que hubo errores, contradicciones y señales confusas para la sociedad. Por eso, en el futuro, deberá evitarse su reiteración. A partir de ahora, deberá asumirse una actitud más firme y confrontativa. La primera en cumplir con los deberes fue Cecilia Todesca –que no es ministra pero se desempeña como tal en Economía-, quien salió a contestar en duros términos la exigencia del Tesoro norteamericano de que la Argentina debería definir un “plan económico sólido”.

Ya en el pasado Alberto reclamó una actitud más comprometida de su gabinete, cuando –ante la afirmación de Cristina de que habían “funcionarios que no funcionan”- le indicó a Santiago Cafiero que arengara a las primeras y segundas líneas. La exigencia quedó grabada en un Zoom en el que el ministro del Interior declamaba: “Esto es para valientes, eh, cuando juraron, cuando juramos, todos nosotros dijimos que nos íbamos a bancar las situaciones que venían, así que es esta nuestra realidad”. Pocos le hicieron caso.

Desde el gobierno dejaron trascender que la composición de la lista de provincia quedará en manos de Cristina, correspondiéndole al “albertismo” “entre cuatro y seis lugares”. Pero todavía no hay certezas de quiénes serían los designados ni, mucho menos, si se aprovecharán las elecciones para impulsar un recambio general del gabinete nacional, ofreciéndoles a los desplazados una digna salida electoral.

Con más dudas que certezas, Alberto saltó a la arena electoral, aunque muchos temen que se trate de un salto al vacío. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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