Beatriz Sarlo y el “proyecto dinástico” de Cristina Kirchner

Sus análisis sobre el universo opositor en general son bastante acertados: el problema -que comparte con muchos otros intelectuales- se presenta cuando intenta analizar el campo popular, donde el antiperonismo a ultranza que la caracteriza desde sus orígenes en el maoísmo la conduce a generalizar de manera sistemática. Los prejuicios, habitualmente, impiden los análisis más finos y acertados.

Sarlo volvió a hablar sobre política y, una vez más, cayó en ese planteo bifronte. Al referirse a la interna de Juntos por el Cambio, sus apreciaciones fueron bastante acertadas. Por ejemplo, al evaluar que, tras la soltada de mano que le pegó Mauricio Macri, Patricia Bullrich terminó bajando su candidatura y cerrando un acuerdo con Horacio Rodríguez Larreta, evitando sabiamente el riesgo de sumar enemigos dentro del partido. 

"Han hecho algún acuerdo a futuro. Bullrich creyó que ser candidata a diputada en esta vuelta podía favorecer sus planes electorales presidenciales, pero vio que eso podía crearle más enemigos dentro del Pro", afirmó. Y añadió que esto "la ayudó a unificar también con (Horacio Rodríguez) Larreta".

También advirtió que la ex ministra de Seguridad "se piensa, como tantos argentinos, presidenta de la república". "No diría ambición de poder, sino una cierta ambición de constitución: autoconstituirse como el sujeto o el ciudadano más importante de un espacio histórico". Y, si bien reconoció que la "contienda política en ese nivel es la más interesante", alertó que no todos los debates y negociaciones "van a la televisión".

Por el contrario, juzgó de modo descalificatorio a "lo que le ocurrió a Mauricio Macri" cuando gobernó. "Dijo: ‘Vengo a ser la felicidad de los argentinos' y dejó al 40 por ciento en la pobreza". 

Ya que la entrevista se realizaba en el canal La Nación+, donde el ex presidente habría adquirido el paquete accionario mayoritario, naturalmente llegó la pregunta protectora: ¿Fue Macri o su asesor Jaime Durán Barba el responsable? Sarlo no reculó, y afirmó que “yo no voy a decir que los asesores de discurso son culpables de lo que dicen los políticos que abren la boca. Si no son lo suficientemente inteligentes como para evaluar los discursos que reciben de sus asesores, que no se postulen a presidentes, ni siquiera a diputados o senadores".

Y en seguida lanzó una frase furibunda, que no sólo apuntó al ex presidente sino también al neurocirujano Facundo Manes: "Todos quieren ser presidente. Parece que no leyeran la historia argentina y lo mal que les fue a los recién llegados".

En cambio, llamó la atención su aparente elogio a Cristina Kirchner, que bien leído implica su caracterización como “eje del mal”.  En este caso destacó tres aspectos: "La figura de una mujer en política es un activo", “su notable capacidad oratoria extremadamente adecuada a sus fines políticos" y su condición de ser "una política inteligente para sus fines, que es centralizar el poder allí donde resida".

Pero el punto débil de su análisis radicó esta vez en el pronóstico. "Cristina está trabajando en la construcción de un linaje, que tiene el nombre de Máximo (Kirchner)". Cualquier observador relativamente informado está al tanto que la línea de continuidad que imagina Cristina no pasa por la entronización del apellido Kirchner, sino por la construcción de una línea sucesoria propia, a través de la figura de Axel Kicillof.

Tal vez -como afirma Sarlo- Cristina tenga una concepción “monárquica” y “dinástica” del poder. Pero la supuesta dinastía no sería “Kirchner”, sino “Fernández”. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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