
CABA
La aduana siempre funcionó como uno de los órganos de recaudación de los gobiernos de turno. La famosa "aduana paralela” de los dorados años 90’, es solamente una prueba de ello.
Con el correr de los años y la llegada de Cambiemos al poder, resurgió una especie de vía libre para el contrabando, como ocurrió durante los años menemistas, mediante una operatoria muy utilizada por los viejos contrabandistas: la simulación de “mudanzas internacionales”, un modus operandi basado en reclutar extranjeros que retornarían al país, ya que la ley les permite trasladar todos sus bienes muebles e ingresarlos al nuestro sin pagar ningún tipo de tasa, es decir, libre de impuestos. Es allí donde, en esos mismos conteiners, colocaban elementos de contrabando, tales como electrónica, instrumental médico, alhajas, motos de agua y un largo etcétera.
Estas bandas siempre operaron con la anuencia de las autoridades de turno, de otra manera les hubiera sido imposible realizar la maniobra.
La causa número 1084/2016, caratulada “Ayala Cesar Alejandro y otros s/ Infracción22.415”, es una investigación que es llevada a cabo por el juzgado nacional en lo Penal Económico Nro. 5, a cargo de Diego Amarante. Fuentes que aportaron datos a REALPOLITIK manifestaron que la pesquisa, llevada a cabo por la instrucción judicial, dejó muchos puntos oscuros donde, por cuestiones políticas, se dejaron a algunos miembros de esta organización criminal fuera de la investigación. Recordemos que, por aquel entonces, la Administración Aduanera era dirigida por el ex militar, Juan José Gómez Centurión, que luego de varias denuncias cruzadas de corrupción, entre ellas la protección a varios grupos delictivos, fue desplazado de su cargo.
Gómez Centurión estaba apadrinado por la dirigente Elisa “Lilita” Carrió, vinculada a polémicos negocios que consistían en la ubicación de funcionarios de confianza en puestos estratégicos de la Aduana, un sistema de recaudación llevado a cabo por ex militares amigos de Carrió y Centurión. Un caso ejemplar lo constituye el coronel retirado Héctor René Squettino, que operaba en la zona de Aduanas Metropolitanas, hasta Campana y Rosario.
Alberto Claudio Jiménez, conocido como “Cachito”, es el personaje central en esta historia, ya que fue el cerebro y organizador del andamiaje millonario de contrabando y corrupción. Jiménez, de amplios e íntimos contactos con el partido político Cambiemos, fue uno de los militantes y aportantes a la campaña electoral del 2015. No obstante, quienes lo conocen cuentan que su carrera de presunto contrabandista y estafador comenzó mucho antes, pero con pequeñas operaciones de chiquitaje o bagallo, como le llaman en la jerga. Sin embargo, luego de la llegada de Mauricio Macri al poder, su patrimonio se multiplicó de forma desmedida e injustificable. Gracias a sus generosos aportes monetarios al Pro, se le permitió el acceso a ese escaño de poder, para así hacer negocios amparados por sus contactos políticos.
Fue así que, mediante el aval del jefe de Aduanas Metropolitanas, Edgardo Rodolfo Paolucci, se formó esta organización dedicada al contrabando a gran escala. A medida que la investigación avanzaba, su nombre se vio comprometido: fue allí donde sus influencias y presiones políticas hicieron que la Justicia no lo investigase como autor de la maniobra sino como colaborador amigo del juzgado de Amarante, ya que su implicancia era central. Papeles y escuchas lo ponían en el rol de jefe y/u organizador. Fue así que, mediante una estrategia de sus abogados presuntamente consensuada con el mismo juez, a sabiendas que “Cachito” Jiménez habría sido uno de los recaudadores del poder de turno, la salomónica decisión fue la de darle la posibilidad de acogerse a la figura de arrepentido, pese a todas las inconsistencias.
Otro dato digno de mención es que Alberto Claudio Jiménez (DNI 13.653.409), trabajaba con un reconocido financista lavador de dinero proveniente del narcotráfico, y quien fuera uno de los socios del prestamista asesinado Diego Guastiní. Estamos hablando de Ariel Rossi (DNI 32.269.321), quien nunca fue mencionado en esta causa, pero fue el cerebro que realizaba los giros de dinero a Estados Unidos para la compra de propiedades en sociedad con “Cachito”.
Recordemos que Jiménez no tiene bienes a su nombre, ya que todas sus posesiones están bajo potestad de su concubina y ama de casa, Julieta Iñon (DNI 23.771.333), a quien hasta el cierre de la edición no pudo comprobarse ningún medio lícito de vida, pero es digno de mención, entre otras, una millonaria propiedad en Ayres de Pilar, barrio El Puesto, como así propiedades en Estados Unidos, incluyendo un lujoso departamento sito en el 2301 de Collins Avenue, Edificio Roney Plaza, Miami Beach, Florida, en donde varios miembros de Cambiemos habrían vacacionado en diversas oportunidades.
Lo curioso de esta propiedad es que estaba a nombre de Jiménez en su último viaje y, días antes de presentarse como “arrepentido”, cambió la titularidad hacia Julieta Iñon, su concubina. Este hecho no es aislado y es parte de la “increíble” maniobra para encubrir bienes ante la posibilidad que sus amistades de Cambiemos no cumplieran sus promesas y que Amarante intentara embargarlo. Así, una vez más, eludiría a la Justicia, ya que hace varios años tramitan en el juzgado Federal de San Isidro, a cargo de la jueza Federal Arroyo Salgado, causas por el contrabando de motocicletas Harley Davidson, que, llamativamente, siguen sin resolverse.
Por la empresa Dolphin Distributors LLC, han pasado cientos de miles de dólares de dudosa procedencia con destino a la campaña y aportes para la política de Cambiemos.
9 And Margarita LLC fue otra de sus empresas. Jiménez también fue su titular hasta que le cedió el control a su concubina, Julieta Iñon, teniendo a la fecha la titularidad del departamento de 2301 Collins Avenue, valuado en más de 500 mil dólares. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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Elisa Carrió, Juan José Gómez Centurión, Mauricio Macri, Diego Amarante, Ayala Cesar Alejandro, Alberto Claudio Jiménez, Julieta Iñon¿Qué te parece esta nota?
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