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11 de agosto de 2021 | Nacionales

Fuego cruzado

La Cámpora y los piqueteros K se disputan el control de la caja

El conflicto entre La Cámpora y los denominados “piqueteros K” no es nuevo, pero levantó vuelo en los últimos días, a partir del lugar marginal –o bien la exclusión directa– de representantes de los movimientos sociales en las listas del Frente de Todos.

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En el día de ayer, Juan Grabois disparó a diestra y siniestra contra Jorge Lanata y Horacio Verbitsky por sus interpretaciones descalificatorias sobre la multitudinaria marcha del último sábado organizada por agrupaciones piqueteras –muchas de ellas financiadas por el gobierno nacional–  durante y después de la celebración de San Cayetano. “Se tienen que lavar la boca antes de hablar de nosotros, burócratas de la política, ustedes inmorales, vendidos y coimeros”, declaró Grabois.

Verbistky se refirió a lo que ya era un secreto a voces: la reunión entre Máximo Kirchner y Grabois, antes del cierre de la lista de diputados bonaerenses del Frente de Todos, y de la que el dirigente piquetero se retiró dando un portazo. ¿El motivo? “Se nos dijo que teníamos muchos planes sociales y hubo una referencia a Stanley (ex ministra de Desarrollo Social de Mauricio Macri), en ese momento me retiré de la reunión realmente indignado”, relató el dirigente social.

En La Cámpora hay mucho malestar por la cantidad de planes sociales que autorizó Daniel Arroyo, y que marcan una línea de continuidad con el gobierno de Mauricio Macri. Del lado macrista de la grieta coinciden en un 100 por ciento.

En esa tensa reunión, Máximo fue contundente: “La cultura del plan social no va más”, le comunicó. AndrésEl CuervoLarroque y Wado De Pedro se encargaron de instalar el tema en los medios.

En La Cámpora están preocupados por el impacto del interminable festival de planes sobre cualquier política de crecimiento productivo real. Pero, sobre todo, por el incremento constante de la capacidad de organización y movilización de capas cada vez mayores de la sociedad, como quedó demostrado este 7 de agosto, cuando atravesaron la ciudad desde Liniers hasta Plaza de Mayo.

Grabois no se detuvo en sutilezas en su carta pública a Horacio Verbitsky. “No tienen la más reputa idea de lo que pasa entre los marginados, ni de lo que hacen las organizaciones”, aseguró. En realidad se trató de un tiro por elevación del líder de “Los Cayetanos” a Máximo Kirchner y al propio Alberto Fernández.

La conducción del Frente de Todos está muy intranquila porque la protesta contra el gobierno del sábado pasado fue encabezada por agrupaciones privilegiadas por el reparto de planes, algunas de las cuales cuentan con funcionarios clave en áreas estratégicas de la gestión. Tal es el caso del Movimiento Evita, cuyos principales referentes son el Secretario de Economía Social, Emilio Pérsico, y el de Relaciones Parlamentarias, FernandoChinoNavarro.

La unidad anunciada con la organización Barrios de Pie, que lidera el subsecretario de estado, Daniel Menéndez, constituye un dolor de cabeza adicional. Y a ellas se suma la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), de donde surgió Grabois. Entre las cuatro controlan un presupuesto del ministerio de Desarrollo Social de alrededor de 120 mil millones de pesos al año, y aglutinan una base sociale de 180 mil integrantes en todo el país.

Ambas cuestiones son inadmisibles para La Cámpora. Mucho más porque ese crecimiento y potencial es financiado con recursos que salen del propio gobierno.

Los piqueteros k redoblaron la apuesta y adelantaron la creación de un sindicato propio, algo que conmovió al gremialismo peronista, otro segmento desplazado en la composición de la lista de Frente de Todos. Los “gordos” de la CGT estaban ya en estado de alerta ante el anuncio del proyecto de sistema único de salud que anunció Cristina Fernández de Kirchner. La novedad del sindicato de piqueteros incrementó aún más su malestar.

Llamó la atención la despedida que las agrupaciones piqueteras dispensaron a Daniel Arroyo en agradecimiento a los servicios prestados. Inmediatamente después comenzaron con su presión a Juan Zabaleta, aún antes de haber asumido, para quebrarle el brazo. Con su exclusión de las listas, a los piqueteros K sólo les queda utilizar su dominio de la calle para confrontar con los espacios legislativos que se les han cerrado y seguir incrementando su volumen.

Entre La Cámpora, el sindicalismo peronista y los movimientos sociales K se ha declarado la guerra por un botín de caja y poder. Hasta ahora sólo han cruzado declaraciones, silencios y algunos movimientos tácticos. Pero es difícil creer que la sangre no llegará al río. (www.REALPOLITIK.com.ar) 


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