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Pil Chalar
De Borges a Pasolini: Pil más allá del punk
La música fue tan importancia en la educación del cantante de Pilsen y Los Violadores como los libros y las películas.
La primera gran influencia cultural de Pil Chalar no fue Joe Strummer ni Stanley Kubrick, sino el gallego Paco Porrúa. Nacido en La Coruña, había vivido en Argentina desde sus dos años y fundó Minotauro, que luego trasladó a Barcelona cuando se mudó pasando el medio siglo de vida. La editorial fue la primera en publicar en español y a gran escala a muchos autores de la ciencia ficción del siglo XX. Así, muchos hispanoparlantes descubrieron a Ray Bradbury, Isaac Asimov, Arthur Clarke o Norman Spinrad. Pil fue uno de ellos, aunque entonces era simplemente Enrique Héctor.
Mamá era modista, papá operario de una fábrica de vidrio. Y en su habitación de Villa Urquiza, el hijo único de una pareja de clase trabajadora devoraba esos libros sin parar. También todo lo que llegara a sus manos sobre la Segunda Guerra Mundial y derivaciones. Distopía y geopolítica atravesaron sus primeras lecturas.
Pero su marco cultural se abrió definitivamente cuando entró a Los Violadores, en febrero de 1981. No solo por el intercambio musical que se produjo entre los cuatro músicos (que tuvieron al punk como lenguaje común, aunque cada cual con sus propias influencias), sino también por la circulación de libros y películas que mercadeaban entre ellos mientras la dictadura regulaba con mano dura ambos mercados en Argentina.
"Stuka me pasó a Nietzsche. Teníamos un intercambio más nihilista. Cosas como "El Anticristo", "Así habló Zaratustra" o "Genealogía de la moral". Esos libros que lees y comprendes el cinco por ciento —porque no había tenido "Introducción a la Filosofía" ni nada por el estilo en el colegio—, pero que te dejan pensando toda la noche", recordó Pil, meses atrás.
"Y Pedro Braun, en ese entonces Hari B, me hizo entrar a otro mundo. George Orwell, por ejemplo, me lo prestó él. Así aparecieron "Rebelión en la granja" y "1984", que tanto influyó después en algunas de nuestras canciones. Y también Borges. Venía de una familia en la que si, de repente, aparecía en la tele, mi mamá tiraba: "Viejo de mierda, es un repugnante". No era una persona muy simpática, a pesar de que tenía buen sentido del humor. Era muy inteligente y muy vivo, pero en las clases populares como que no entraba. Como sea, el primero que leí fue "Ficciones", y esos cuentos extrañísimos me enloquecieron. No pude parar".
Luego llegaría a Julio Verne, Osvaldo Soriano y Rodolfo Walsh, en quienes se inspiró para tres canciones fundamentales de etapas posteriores: "La caída de la luna" (Los Violadores abandonando su década gloriosa), "Seis novelas", (de "Bajo otra bandera", primer disco de Pilsen) y "Carne, tierras y sangre", tema angular de su homónimo último álbum.
Pero en plena dictadura, la búsqueda de libros implicaba a veces introducirse en círculos clandestinos. "La naranja mecánica" estaba prohibida y su libro era de difícil hallazgo. Entonces Pil Trafa y Hari B encontraron otro canal de consumo. "Con Pedro íbamos a ver cine de autor a la Cinemateca Hebraica, en Sarmiento y Pasteur, o a la (sala del Teatro San Martín) Lugones. Aunque también hemos ido a otros lugares como casas particulares. En un living con sillas de plástico, por ejemplo, vimos "El séptimo sello", de Ingmar Bergman".
De esa caravana, Pil recordaba haber seguido ciclos sobre Bergman, pero también sobre el español Luis Buñuel o sobre el italiano Pier Paolo Pasolini. "Un cine de arte con tipos que tenía cosas pesadas", reivindicaba el cantante. "Nos enterábamos de retrospectivas de Fellini, Kubrick o Antonioni... y entonces íbamos. A veces caimos a lugares donde se hacían funciones privadas como para críticos de cine, o cosas así", aportó Pedro Braun.
En algunas oportunidades, también fueron Stuka y Sergio Gramática, los otros músicos de Los Violadores. "Una vez creo que todos fuimos a ver "1984", pero la versión vieja, la de los 50'. Fue post Malvinas y yo mandé un "¡Galtieri!" cuando apareció el Gran Hermano. Se generó un silencio tremendo", dijo Pil. Pero la más inolvidable para todos ellos acaso sea la que compartieron con los V8 cuando juntos fueron a ver Mad Max. "También fue en 1982 e hicimos un quilombo bárbaro adentro del cine, todos gritando. No nos importaba nada".
"Más que escapes, los libros y las películas eran exactamente lo contrario: eran nuestra conexión con un montón de cosas que no te las enseñaban en el colegio, no las veías en la tele ni tampoco salían en los diarios. Cosas que nos permitían pensar concretamente en hacer algo. Y eso fue formar banda, hacer nuestras canciones, salir a decirlas y a mostrarnos cómo éramos. El no futuro no es no salir, sino al revés: si es futuro no existe... hagámoslo". (www.REALPOLITIK.com.ar)
ETIQUETAS DE ESTA NOTA
Rodolfo Walsh, Pil Chalar, Jorge Luis Borges, Joe Strummer, Los Violadores, Punk, Stanley Kubrick, Ray Bradbury, Osvaldo Soriano¿Qué te parece esta nota?
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