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3 de septiembre de 2021 | Nacionales

Su pasado defensor

Clan Puccio: La historia detrás de la fotografía que incomoda a Alberto Fernández

El actual presidente de la Nación fue, durante un breve período, abogado de Guillermo Fernández Laborde, uno de los integrantes del peligroso clan dedicado a secuestrar, extorsionar y matar al menos a tres personas entre 1982 y 1985 en el coqueto barrio de San Isidro.

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El clan Puccio estaba conformado por Arquímedes Puccio, Daniel “Maguila” Puccio, Epifanía Calvo, Alejandro Puccio, Guillermo Puccio, el coronel Rodolfo Victoriano Franco y Guillermo Fernández Laborde. El clan era, en apariencia, una familia acomodada de San Isidro con un comercio en la esquina de su elegante casona, un hijo estrella de rugby en el Club Atlético San Isidro y una acomodada posición económica.

El primer inconveniente con la Justicia lo tuvieron en 1973, cuando Arquímedes fue acusado de secuestrar a un empresario de la compañía Bonafide llamado Enrique Pels. En el allanamiento, la policía encontró una lista con diez personas que pensaba secuestrar en el futuro cercano.

La descabellada aventura comenzó un 22 de julio de 1982, con el secuestro de Ricardo Manoukian. De poco le sirvió haber comprado un auto antisecuestro. Terminó maniatado y encapuchado durante nueve días en la bañera de la planta alta de la casona de los Puccio, junto al baño de Alejandro, y finalmente asesinado con tres disparos en la cabeza. Poco menos de un año después, el 5 de mayo de 1983, el clan secuestró al joven ingeniero industrial Eduardo Aulet. A pesar de haber pagado 150 mil dólares de rescate, la familia encontró su cuerpo cuatro años más tarde. La tercera victima fue el dueño de las tiendas McTaylor Emilio Naum. El joven de 38 años alcanzó a notar que ocurría algo fuera de lugar y se resistió cuando dos hombres intentaban reducirlo, de manera que uno de los integrantes del clan lo mató de un tiro en la nuca. La carnicería terminó con un allanamiento sorpresa a la casa de los Puccio el 23 de agosto de 1985, en el que se encontró a Nélida Bollini de Prado aún atada en el sótano, luego de un mes de cautiverio.

La causa recayó en el juzgado Federal de San Isidro, a cargo de Alberto Piotti. Su conjuez, en aquel entonces, era un joven abogado llamado Alberto Fernández. Como tal, era designado por el juez para ocupar el cargo que sea necesario, ya sea tomar su rol, ser fiscal o defensor, sin necesidad de suspender el juicio.

La causa parecía empantanada por diversas razones, y una de ellas era que los imputados se negaban a nombrar a un abogado defensor. Actuando de acuerdo a la ley vigente de la época, Piotti llamó a un sorteo entre diez abogados que estaban habilitados a actuar como subrogantes, y a Alberto Fernández le tocó ser defensor de Guillermo Fernández Laborde. En la fotografía, que fue publicada en febrero 1988 por el ahora medio periodístico ultrakirchnerista Página/12, se observa al imputado, esposado, junto al actual presidente de la Nación como defensor oficial, durante un reconocimiento en el que Fernández Laborde indicó el sitio exacto en el que el clan arrojó la máquina de escribir en la que escribían los mensajes a los familiares de las víctimas.

Alberto Fernández fue, en efecto, defensor de oficio del tristemente célebre clan Puccio. Cumplió su rol durante un breve período de tiempo dado que, según los informes periodísticos de la época, a las pocas semanas Fernández Laborde designó a su abogado defensor particular. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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