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16 de septiembre de 2021 | Nacionales

Golpe fallido

El ocaso de Madame Guillotine

Cristina Fernández de Kirchner intentó darle un golpe institucional a Alberto Fernández, vaciándole el gabinete de ministros y funcionarios que responden a la vicepresidenta.

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Tal como es su costumbre, el presidente aplicó el método sugerido por Juan Domingo Perón para cocinar a un sapo: a fuego lento, sin que se dé cuenta. A medida que pasaban las horas, el golpe institucional quedó desactivado; el presidente, fortalecido por los apoyos recibidos, y la vice, teniendo que comunicarse con Martín Guzmán para aclararle que "el problema no es con vos".

No es algo nuevo que Cristina Fernández de Kirchner sobrevalúe sus propias fuerzas. Por ese motivo perdió las elecciones de 2009, 2013, 2015, 2017 y las PASO 2021. También creyó que Alberto Fernández sería una marioneta y hasta supuso que el presidente se allanaría a sus exigencias.

Pero tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Así, el ultimátum que le dio al presidente el martes por la noche -“Si seguís así, Alberto, me voy”-, no tuvo el resultado esperado. El presidente confirmó a los ministros cuestionados, siguió adelante con la estrategia de Guzmán para la negociación con el FMI y se negó a ordenar un festival de emisión de cara a la elección de noviembre.

Fuera de sí, Cristina le ordenó a los ministros y funcionarios nacionales que le responden que renunciaran, para vaciarle el gobierno. Lo que no esperaba era la multiplicación de los respaldos que recibió el presidente para seguir adelante, en lo posible sin ella, de gobernadores, intendentes, agrupaciones, empresarios y medios de comunicación.

En sólo 72 horas la vicepresidenta debió soportar el desaire de ya no ser la “dueña de los votos”. Ahora tiene en claro que propios y extraños desean jubilarla, a excepción de sus fieles ultra K.  

Una vez más, a la vicepresidenta le falló el diagnóstico. Nadie -más allá de los propios- salió a mover un dedo para avalar su insensato proyecto y el presidente -y Sergio Mazza como factor de equilibrio del Frente de Todos- salieron favorecidos. No puede cumplir su amenaza de renunciar porque seguramente terminaría tras las rejas por las causas judiciales que le siguen y, si Alberto Fernández finalmente acepta la renuncia de los funcionarios ultra K, perdería varios ministerios y las cajas de ANSES, PAMI y Aerolíneas Argentinas, entre otras.

De hecho, hoy CFK está mucho más débil y expuesta que ayer.

Para sobrevivir políticamente, Cristina ahora deberá salir a descalificar el intento de golpe institucional que impulsó ayer de manera irresponsable. Claro que ya será tarde para evitar el costo político de haber dado un golpe letal al Frente de Todos y a su propio liderazgo. 

Triste y solitario ocaso para un liderazgo que supo ser de hierro, hasta convertirse en una caricatura de cartón pintado a consecuencia de su soberbia sin límite y sus desaciertos cada vez más reiterados. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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