El FMI empieza a mostrar sus cartas: Guzmán al Central y Massa a un superministerio de Economía

El Fondo Monetario Internacional empieza a mostrar sus cartas para la negociación de la deuda argentina. Lo hizo de manera informal, por medio del economista británico Ben Kelmanson, flamante representante del organismo en la Argentina, que llegó al país en reemplazo del jamaiquino Trevor Alleyne.

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La estrategia del FMI consiste en realizar una serie de desplazamientos y reemplazos en el área económica del gobierno argentino. Para eso piensa en un diseño similar al denominado “modelo turco”, ubicando al actual ministro de Economía en la presidencia del Banco Central para garantizar que el acuerdo que se firme sea respetado.

Guzmán tiene en claro que sus días en el palacio de hacienda no se extenderán mucho más de la firma del acuerdo con el FMI. Cristina ha criticado públicamente el ajuste de "sintonía fina" que impulsa el discípulo de Joseph Stiglitz y varias veces pidió su cabeza. Ahora que la vicepresidenta parece haber amainado en sus reclamos, la ofensiva pasó a manos de Máximo Kirchner, quien no deja de llamar la atención sobre los recortes del déficit que le habría prometido Guzmán al FMI. Pero la reubicación del ministro no sería consecuencia de las presiones del cristinismo y de La Cámpora, sino del propio FMI, que lo considera como el garante más confiable del cumplimiento del arreglo.

Martín Guzmán ya ha dejado entender que no está conforme con la tarea de Miguel Pesce, aunque no queda en claro si se trata de su opinión o la del FMI. La semana pasada, en Córdoba, afirmó que las LELICS -que ya superan los 4 billones de pesos- son “disfuncionales” para el sistema económico. Teléfono para Pesce.

La estrategia del FMI incluye un segundo movimiento coordinado para garantizar el cumplimiento del acuerdo: la designación de Sergio Massa como superministro de Economía, absorbiendo la cartera de Desarrollo Productivo que hoy está a cargo de Matías Kulfas.

Kelmanson quiere aplicar el “modelo turco” –flexibilización salvaje del mercado laboral, recorte sustancial en el gasto público y suba de las tasas de interés-. En el albertismo no se ve con malos ojos esta opción, ni mucho menos en el Frente Renovador. Pero en el Instituto Patria provoca ictericia. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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