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21 de octubre de 2021 | Historia

Economía dictatorial

El naufragio económico argentino en el tramo final de la Dictadura Cívico-Militar

Al asumir el poder, Leopoldo Galtieri designó como ministro de Economía a Roberto Alemann, quien ya había ocupado ese cargo con Arturo Frondizi y se había manifestado como crítico de la realización del Mundial 78’.

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por:
Alberto Lettieri

La elección no podía ser auspiciosa: al asumir Alemann y presentar a su equipo, Martínez de Hoz, que se encontraba en el lugar, los definió como “mis mejores muchachos”. Alemann centró su acción en la política antiinflacionaria, aplicando una devaluación implícita de la moneda mediante la reunificación del mercado cambiario.

Simultáneamente mantuvo el atraso en las tarifas públicas, frenó la emisión monetaria y puso fin a la absorción de las deudas privadas por el estado.

En varias cuestiones retornó a los planteos de Martínez de Hoz: amplió el IVA a los últimos bienes exceptuados (alimentos y medicamentos), y subió su tasa al 12 por ciento, se aplicaron derechos a las exportaciones manufactureras (con lo que se equilibraban los beneficios que se les habían otorgado en la gestión anterior a cargo de la UIA), en tanto el congelamiento salarial afectó severamente el poder de compra de los trabajadores, que debieron soportar una inflación mensual del 7 por ciento. Las primeras protestas sociales no tardaron en es-tallar.

Con el inicio de la guerra de Malvinas, la Comunidad Económica Europea instrumentó sanciones contra la Argentina. Alemann, en tanto, apuntó a cuidar las reservas controlando los pagos al exterior, pero no afectó los intereses británicos en el país. Asimismo, devaluó el peso el 16,5 por ciento, puso trabas a las importaciones que no fueran indispensables e incrementó los impuestos sobre las naftas, los cigarrillos y las bebidas, profundizando la recesión.

Tras la derrota de Malvinas, el nuevo presidente, Reynaldo Bignone, designó como ministro de Economía a José María Dagnino Pastore y a Domingo Felipe Cavallo como presidente del BCRA, quienes mantuvieron una fuerte confrontación en cuanto al rumbo de la política económica.

Los productos agrícolas habían caído el 16 por ciento en el mercado internacional y se registraba un enorme drenaje de divisas de los países latinoamericanos. Entre 1982 y 1985 salieron de la Argentina, el Brasil, México y Venezuela 63.800 millones de dólares, 18.600 millones más que los que habían ingresado, básicamente por préstamos, entre 1978 y 1981. En agosto de 1982 México se declaró en cesación de pagos y generó una corrida que se denominó a nivel mundial como “la crisis de la deuda”.

Dagnino Pastore perdió la pulseada y fue reemplazado por Jorge Wehbe, quien renegoció vencimientos con el FMI y aplicó algunas medidas de coyuntura, hasta la transmisión del mando a la UCR.

La dictadura no sólo había impulsado el terrorismo de estado. Dejaba una Argentina saqueada y endeudada en más de 48 mil millones de dólares, frente a los menos de 6 mil con que la recibió.(www.REALPOLITIK.com.ar)


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