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18 de noviembre de 2021 | Nacionales

Perder ganando

Tras las elecciones, se desplomó la bolsa y creció el riesgo país

Para los analistas, el mensaje grabado del presidente Alberto Fernández fue un grave error de cálculo. Haber festejado la derrota fue interpretado como una promesa de la radicalización de las políticas económicas y un pobre sentido de la realidad que augura menos certidumbres financieras.

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por:
Santiago Albizzatti

Los inversores internacionales, esos a los que suele denostar el kirchnerismo a través del micrófono pero a los que luego acude para pedirles préstamos, aumentaron su desconfianza en el rumbo económico del gobierno nacional a partir del resultado de las elecciones legislativas.

Las consecuencias fueron inmediatas. La bolsa se desplomó un 10 por ciento con algunos títulos argentinos descontando hasta un 17 por ciento, como ocurrió en el caso del Banco Macro, en tan sólo un día, alejándose aún más del récord intradiario de los 97 mil puntos. El riesgo país, ese que mide las posibilidades de pago de deuda argentina, volvió a pasar los 1.700 puntos. A modo de ejemplo, el de nuestro vecino Brasil, que actualmente atraviesa una crisis productiva, es de 337 puntos.

Para los analistas de los grandes fondos de inversión, el mensaje grabado que emitió el presidente Alberto Fernández minutos después del cierre de los comicios fue alarmante. La negación casi psicótica de la derrota y la tozudez a la hora de interpretar el mensaje negativo de todo el país como una victoria, lejos de apuntar a una corrección de los errores, pareciera ser una señal de la radicalización de las políticas aplicadas.

En efecto, desde los principales fondos argentinos, se descontó que el gobierno no podrá corregir el rumbo a tiempo para evitar un colapso mayor de la economía y las incógnitas financieras seguirán exactamente igual que en octubre.

El primer paso en falso lo dio Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo de la Nación, quien pocas horas después del comienzo de la semana envió a las empresas formularios con proyecciones para el 2022. Las mismas son incongruentes. Se les pide a los empresarios que aumenten sus exportaciones, pero mantienen limitados los cupos de dólares, con lo que podrán vender sus productos, pero no está garantizado que cuenten con dólares para comprar más insumos en el exterior.

Lo de Kulfas se trató de una muestra gratis del desconcierto que atraviesa a toda la gestión económica nacional. El lunes, el Banco Central decidió no intervenir en los mercados. En pocas horas, tanto el dólar MEP como el contado con liquidación aumentaron incluso por encima del blue, en una clara señal de desconfianza de los tenedores. El gobierno busca mantener controlado el tipo de cambio, porque una devaluación implicaría mayor presión social en la cara de una inflación aún mayor y un aumento del índice de la pobreza. Sin embargo, ya dio por sentado que es una batalla perdida. No hay divisas en el mercado, y esto hace insostenible el manejo del dólar. Todos los analistas dan por descontado una aceleración cambiaria para los próximos meses.

En los próximos meses, el gobierno deberá definir una postura clara con respecto a la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la posibilidad de una corrección cambiaria que reduzca la brecha y la posibilidad de una normalización del mercado. De acuerdo al organismo multilateral de crédito, estas herramientas son las únicas viables para darle sustentabilidad a las políticas fiscales y monetarias. Para ello, deberá bajarse del pony de la “derrota que es victoria” y del “perder ganando” y sentarse a negociar, de una vez por todas, con la oposición. (www.REALPOLITIK.com.ar)


ETIQUETAS DE ESTA NOTA

Merval, FMI, Alberto Fernández, Matías Kulfas

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