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29 de diciembre de 2021 | Nacionales

Criminalización del cannabis medicinal

La odontóloga cultivadora tratada de narco: “La Justicia es ignorante, pero falta una decisión política”

Padece fibromialgia y comenzó a fabricar aceites para aliviar los dolores, por recomendación de un médico especialista. Un arrepentido en una causa de narcotráfico la señaló para aminorar su pena y, tras investigarla, un operativo de Prefectura le allanó su casa, dejándola sin su medicina.

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por:
Adrián González

El 1 de diciembre, un camión con más de una decena de agentes de Prefectura nacional irrumpió en la casa de una odontóloga platense, Edith Bernstein (59), a quien esperaron tras no encontrarse en el lugar. Una vez arribada y sin explicarle nada, los efectivos rompieron la puerta de su hogar, la maltrataron y la tuvieron doce horas sentada en una silla, lapso donde secuestraron doce plantines, 19 mil pesos y dos litros de aceite cannábico. Posteriormente, fue derivada, esposada, a Capital Federal, donde comprobaron que no tenía antecedentes penales. Allí fue liberada, aunque su familia nunca fue notificada del arresto temporal, y “estuvieron preocupados por mi desaparición”, contó en diálogo con REALPOLITIK.

                                                              Con respecto al hecho, que sucedió en la localidad de Gonnet, detalló: “Me allanaron al estilo patrulla hollywoodense: los agentes cayeron con ithacas, chalecos antibala y me rompieron todo, hasta los plantines”. Si bien solicitó un esclarecimiento de la situación, no obtuvo la respuesta deseada: “Me decían que me calle porque soy una narco. Después me leyeron mi imputación en una causa penal por narcotráfico. A pesar que les decía que había una equivocación porque soy cultivadora, seguían insistiendo con que haga silencio”.

“Al otro día me llevaron a averiguar mis antecedentes y, al no encontrarme nada, me dejaron libre, sin antes desnudarme totalmente y revisarme las partes íntimas, en Sanidad, como si fuese una narcotraficante”, agregó. En relación a la investigación contra su persona, todo comenzó tres años atrás, cuando un arrepentido en una causa de narcotráfico, para atenuar su pena, la mencionó a Bernstein como vendedora de aceite. Allí, el juez federal Ariel Lijo destinó los recursos del estado en escuchas telefónicas e investigaciones a la mujer y a su madre, una señora de 86 años.

Luego del allanamiento, el magistrado comprobó que la cultivadora ganaba dinero por vender sus aceites y cremas a pacientes, quienes acudían a ella con receta médica para intentar aliviar sus dolores. “Considerar narcotraficante a una odontóloga, que es personal de salud, enferma, y que ayuda a la gente, no se entiende. A nadie le importa que desde hace 23 días esté sin medicación, yo invierto en mi propia salud y ayudo a otras personas que ahora, sin los aceites, también están desesperadas”.

 

“Es una locura total tratar estar de pie al no tener mi medicina; me sacaron hasta mis propios goteros personales y flores con las que me vaporizaba a la noche. Como era de esperar, volvieron mis dolores como hace seis años”, describió. También aclaró que desde hace unos días está recibiendo “asistencia psiquiátrica” y que su representación legal son abogados de oficio porque “no puedo pagar defensores privados”. En cuanto al apoyo de la comunidad, expresó: “Si no fuese por los medios de comunicación y la solidaridad de los demás cultivadores, estoy sola. Igualmente, no estoy encontrando los mismos aceites que tenía, por más que compartan otros, ya que los míos los tenía estandarizados”.

En esta línea, cuestionó a la gestión del Frente de Todos: “Estoy decepcionada con el gobierno, lo que no me pasó con Macri me está sucediendo con Alberto Fernández; no puedo creer que esto pase en un gobierno progresista, que encima los voté”. Y continuó: “Ni funcionarios de Salud, de Justicia, o legisladores oficialistas se comunicaron conmigo, y supongo que si el juez Lijo dice que soy una narcotraficante, aparentemente también lo soy para el ejecutivo”.

“Por más que un magistrado cometa una locura y la Justicia sea ignorante, hace falta una decisión política. Hay que formar a las autoridades judiciales pero también a los legisladores, sino mientras tanto vamos a seguir cayendo los mismos perejiles y ellos siguen haciendo negocios. Encima después se jactan que desbarataron una banda de narcotraficantes”, criticó. En tanto, a pesar del expediente en su contra, sembró un manto de dudas por la causa original donde la señalaron: “Allí radica un asunto de drogas duras, pero no continuaron investigando, qué sospechoso todo”.

SU HISTORIA

Desde niña, Bernstein desconocía su enfermedad y su familia descreía de los síntomas, achacándole que “los inventaba” y la mandaron a un psicólogo. Más adelante, le diagnosticaron fibromialgia y su vida viró positivamente hace seis años, momento donde descubrió la planta de marihuana. “Encontré ayuda para mis dolores, lo empecé a notar con algunos aceites que me hacían bien, vía injerencia de jarabe. Por eso, me puse a cultivar una planta que desconocía porque vengo de una generación que estigmatizó la marihuana como si fuese una cosa maliciosa”, relató.

“Empecé a hacer mis propios elaborados, estudiando y haciendo cursos; el ser odontóloga me facilitó el acceso a la comunidad académica que investiga el cannabis”, añadió. De este modo, especificó acerca de la labor que desempeñaba en conjunto con los profesionales de la salud: “Los mismos médicos empezaron a mandarme sus pacientes, siempre trabajando entre las tres patas para ver cómo evolucionaba la enfermedad”.

No obstante, le resulta incomprensible su actualidad: “Estoy implicada en una causa penal por narcotráfico por proveer aceite de cannabis de altísima calidad, así lo certifica el apoyo que tengo del CONICET y de médicos de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP)”. Además, Bernstein afirma estar inscripta en el REPROCANN, el registro de usuarios, médicos y cultivadores que habilita a consumir la planta y que controla el ministerio de Salud. Bajo este programa, los cosechadores pueden tener hasta nueve plantas en sus domicilios particulares, tanto para uso personal como para terceros.

Indistintamente de su inscripción, cargó contra la operatividad y la eficacia del registro: “Es un desastre, la página está caída permanentemente y los trámites tardan bastante. Tampoco se está cumpliendo la ley del acceso a la planta medicinal”. Finalmente, reafirmó su injusta condición: “Nunca negué que cultivo desde hace seis años; es más, a los agentes de Prefectura les abría la puerta de mi casa si me lo pedían, no tengo nada que esconder".

Y concluyó: “Creo que lo que hacía es algo muy bueno, y me hicieron mierda todo. Mi doctor, Marcelo Morante, que es coordinador del programa nacional de cannabis medicinal y funcionario de Carla Vizzotti, me recomendó cultivar para encontrar una mejoría en mi salud. Si bien la hallé, hoy otra vez estoy comenzando a perderla”. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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