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7 de enero de 2022 | Historia

(1922-1928)

Marcelo Torcuato de Alvear y el movimiento obrero

El gobierno de Hipólito Yrigoyen registró los mayores niveles de conflictividad y de represión de los trabajadores que la Argentina había vivido hasta entonces. Los baños de sangre en que fueron ahogados los sucesos de la Semana Trágica y de la Patagonia Rebelde desarticularon prácticamente al anarquismo.

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por:
Alberto Lettieri

De este modo, la conflictividad obrera disminuyó hasta casi extinguirse en los años siguientes, tanto a consecuencia del impacto que provocó la acción represiva de Yrigoyen como de la mejora sustancial en la economía que se registró durante la gestión de Marcelo T. de Alvear.

Pese a todo, durante la presidencia de Yrigoyen se había evidenciado una modesta mejora en las condiciones de vida y de trabajo dentro de los sectores más bajos de la sociedad. Se sancionaron algunas leyes básicas de protección social, pese a la férrea resistencia de la mayoría conservadora del Congreso. El salario real subió, se sancionaron los primeros regímenes jubilatorios y se redujo la jornada laboral a ocho horas diarias.

Durante la gestión de Marcelo T. de Alvear, en tanto, se sancionó, en 1923, una ley de previsión social que significó un antecedente de la jubilación universal y obligatoria, aunque tuvo corta vida ya que fue derogada en 1925 a petición de la Unión Industrial Argentina (UIA), que sostenía que resultaba muy costoso mantenerla. También se opuso a esta ley el movimiento obrero, que no estuvo dispuesto a aceptar el 5 por ciento de descuento sobre sus ingresos en concepto de aportes. Otras normas previsionales, como la jubilación para docentes y bancarios y la creación de la Caja de Previsión Social para empleados y obreros, consiguieron mantenerse en el tiempo.

En 1924 hubo importantes huelgas y movilizaciones obreras motivadas por el veto a la ley que ampliaba la jubilación a distintos segmentos de trabajadores. En abril, la Unión Sindical Argentina, perteneciente a la vertiente “sindicalista” (prescindente en términos políticos), intentó organizar una huelga general masiva, pero fracasó porque fue rechazada por socialistas y anarquistas. También en 1924 se reglamentó el trabajo de mujeres y niños en la ciudad de Buenos Aires y en los territorios nacionales, y en 1926 se declaró feriado el 1 de mayo, con la denominación de “Día del Trabajo”. También se sancionaron normas que reglamentaron el pago de salarios en moneda nacional y se suprimieron los pagos con vales, de utilización frecuente en el interior del país.

Los conflictos obreros fueron escasos durante la gestión de Alvear. Sin embargo, se registró una huelga de trabajadores cañeros, provocada por la crisis que atravesaba esa industria en Tucumán, organizada por la Federación Agraria Argentina. Al año siguiente, el presidente estableció un laudo arbitral que benefició considerablemente a los trabajadores, y sería presentado como ejemplo de justicia social.

Durante el gobierno de Alvear se reglamentó también el horario de trabajo en los comercios, el trabajo nocturno en las panaderías, una ley que regulaba el funcionamiento de las sociedades cooperativas y diversas leyes de profilaxis. Asimismo, durante ese mandato se renovó el flujo inmigratorio desde el exterior, lo que permitió el ingreso al país, entre 1924 y 1929, de alrededor de 2 millones de personas, de las que quedaron radicadas alrededor de 650 mil.

El período presidencial de Alvear estuvo marcado por una significativa recuperación de la economía nacional. Se incrementaron la producción y las exportaciones, mientras que el crecimiento industrial, propiciado por una significativa radicación de empresas extranjeras, aumentó la demanda laboral.

La sangría sufrida por el anarquismo durante la gestión de Yrigoyen debilitó el nivel de la conflictividad obrera, las mejoras en los niveles salariales y las condiciones de trabajo posibilitaron la estabilidad y el orden sociales.

Pero las mejoras experimentadas por la Argentina a todo nivel durante la gestión de Alvear cambiaron rápidamente de signo con el retorno de Yrigoyen a la presidencia, cuando se produjo una degradación de las variables económicas, debido a la fuga de capitales, la crisis de 1929 y el inicio de la Gran Depresión.

En ese contexto, la conflictividad obrera creció nuevamente, pero la culminación anticipada de su mandato, en 1930 –cuando se produjo el primer golpe de estado en nuestro país–, impidió que ese nuevo clima de protesta pudiera desarrollarse. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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