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Turquía: La región del Lago Van, la puerta de entrada al país que vale la pena conocer
La República de Turquía es un país que se encuentra ubicado en el extremo sureste de Europa y que tiene la particularidad de ser un estado cuyo territorio se extiende por dos continente, Europa y Asia, posee un rico patrimonio cultural, histórico y turístico. Es desde tiempos antiguos encrucijada y punto de encuentro para distintas civilizaciones.
El territorio turco fue desde tiempos remotos uno de los primeros solares de origen de las civilizaciones humanas, y en su territorio se encuentran restos de asentamientos urbanos que pueden rastrearse hacia la era neolítica. Frigios, hititas, griegos, celtas, romanos, y otros pueblos, hicieron de la actual Turquía su hogar y dejaron su huella en sus paisajes, hasta que el pueblo turco reclamó la península de Anatolia como su hogar a fines de la Edad Media, y la convirtió en el kilometro cero del gran Imperio Otomano, que perduró hasta principios del siglo XX.
En el fondo del Lago Van se esconden lápidas del período selyúcida.
Desde la esplendorosa Estambul (con las atracciones propias de su pasado como capital imperial bizantina y otomana), pasando por las costas del Mar Jónico y el Mar Negro, con las ruinas de las antiguas polis griegas (incluyendo la legendaria Troya de la epopeya de Homero), hasta la meseta central con la actual capital Ankara (antigua base del pueblo celta de los gálatas), llegando también a la peculiar y pintoresca región de Capadocia, cuna de civilizaciones y de enigmáticos asentamientos subterráneos, es mucho lo que Turquía ofrece al visitante, un menú de lo más variado y rico.
Pero hoy nos enfocaremos en una región quizá no tan conocida o transitada por los turistas extranjeros, aunque muy importante para el turismo interno, la región del Lago de Van. El lago en cuestión se ubica en la provincia del mismo nombre, en el sureste de Turquía. Situado a 1.600 metros sobre el nivel del mar, es el lago salino más grande del mundo, de origen volcánico, que recibe su caudal de ríos y arroyos que descienden de las montañas, con una superficie de 3.713 kilómetros cuadrados. Destacan sus playas de agua cristalina y las montañas de los alrededores, que además de ofrecer una encantadora vista, son elegidas por turistas para acampada o senderismo.
La naturaleza se muestra en todo su esplendor en las pasturas de Tirsin, un área de 2.400 metros que es un verdadero museo a cielo abierto, ya que se pueden encontrar cientos de rocas con pinturas del período mesozoico y de la edad de bronce y a 88 kilómetros al norte, deslumbran las cataratas de Muradiye, lugar perfecto para disfrutar de los sonidos de la naturaleza.
En este lugar el invierno dura seis meses, pero es ideal para visitar las excavaciones que muestran el importante legado de la civilización Urartu que dominó la región hasta el siglo VII antes de Cristo. La riqueza cultural que le dio esta civilización se puede ver en la ciudad Çavuştepe, donde las excavaciones arqueológicas muestran una ciudad construida a pedido del rey urartu Sardur II, con su templo consagrado al dios Haldi, como se lee en las escrituras cuneiformes, las casas, despensas y murallas.
Elevada sobre una colina en el pueblo de Güzelsu está la ciudadela de Hoshab, que fue construida por Solimán “El Rubio”, del señorío de Mahmudi como se puede leer en la lápida sobre el portal de la cuidad.
Recientemente, en el lago turco también encontraron ruinas de un castillo de 3.000 años de antiguedad.
En el pueblo de Gevaş encontramos el Islote De Ahtamar, a 4 kilómetros de la orilla del lago Van, que tiene en el centro una obra maestra del arquitecto Manuel “El Monje”, una iglesia que data del siglo X, en los tiempos del rey de Gagik I, y que fue remodelada en los siglos XIII y XVIII. Está construida en toba rojiza, con una cúpula sobre un plano central en forma de cruz griega y tres puertas de entrada, sus adornos externos en altorrelieves representan escenas del Antiguo Testamento que a la luz del sol parecen esculturas y cuando las baña la sobra parecen desaparecer. Dentro se pueden apreciar frescos con una clara influencia bizantina.
Vale la pena detenerse en los atractivos de esta región, encrucijada de culturas y civilizaciones y puerta de entrada a Turquía, que tiene todo lo necesario como para deleitar a visitantes y estudiosos. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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