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17 de enero de 2022 | Nacionales

Polémica

Espionaje: Cableados ocultos en la cárcel de Ezeiza

El gobierno de Mauricio Macri vuelve a verse involucrado en un polémico hecho, junto a la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, comandada por Horacio Rodríguez Larreta en ese momento.

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En Ezeiza, donde se encontraban detenidos dirigentes políticos, sindicales y empresarios, fue donde la Policía de la Ciudad armó un cableado que tenía intenciones de escuchar conversaciones de quienes se encontraban presos en ese momento, como Lázaro Baéz, Cristian Medina (hijo de Juan Pablo “Pata" Medina, que también estaba tras las rejas), Cristobal López, etcétera.

En exclusiva con NOVA, Juan Granelli, quien en el 2015 fue candidato a senador nacional por compromiso federal en Santa Fe, opositor al macrismo y fue detenido en 2016, dio sus declaraciones. “Todo surge en la compra de un vehículo Audi A4, donde me involucran por tres llamados telefónicos, desde un número ‘x’ que no estaban ni siquiera a nombre mío. Les resultaban extraño que alguien hable de un auto y le pidan pantalones cortos (ropa) a Mario Sebastián Visconti, un viejo conocido”, comenzó contando.

Por otra parte, hablando sobre su detención, relató: “No tienen fotos mías llevándole nada a nadie, no tienen escuchas que me comprometan en demasía. No tienen pruebas. En el año 2016, me detienen por ser el candidato a senador ‘narco’ ligado a Rodríguez Saá. Pero nunca hubo un sustento para culparme”.

Sin embargo, llegaban los primeros allanamientos. “Hablan de 600 kilos de marihuana, que en el allanamiento en mi casa fue cero. Se llevaron teléfonos, notebooks y tres armas que estaban al nombre de mi papá que estaba fallecido, yo soy legitimo usuario. No existe un delito como quisieron exponer”, manifestó.

Cuando lo detienen, Granelli relató lo que pasaba dentro, en un lugar donde lo culpaban de una causa que no tenía injerencia: “Los policías me decían, Juan te estás comiendo un caramelo (en referencia a la prisión), yo no tengo nada que ver. No conozco a nadie. No sabía quiénes eran las personas. Me decían que se iban a aclarar las cosas”.

Con la causa siguiendo su curso, y casi hasta por orden cronológico, en 2018, le bajan la preventiva con las pruebas mínimas que tenían y lo llevan a Ezeiza, junto a otras dos personas más. “Me tuvieron diciembre, enero, febrero y hasta principios de marzo”, dijo.

Pero hay más. Y lo que viene, es muy crudo. “Me mandan al módulo 1, con buenos beneficios para un preso. Me ponen con Mario Segovia, que nunca lo había conocido en mi vida. Es una persona que tiene un cerebro muy desarrollado a lo que es la media dentro de la cárcel. Pegamos buena onda y jugábamos al ajedrez, caminábamos, tomábamos un poco de aire”.

“Dentro del módulo 1, pabellón HI, cae un allanamiento que nosotros no teníamos ni idea que pasaba. Y veíamos que entraba gente de traje. Se fueron y a los dos minutos nos ponemos a ordenar y me dicen que me vaya de ahí. Y no me dijeron donde me llevaban. Pensaba que me iban a hacer desaparecer. Volví al módulo 6, donde yo pedí volver porque me sentía más cómodo. Buscaban una tablet que tenía Segovia. Le piden autorización de escucha al juez, Federico Villena. Después conectan con el pabellón D, donde estaba yo, donde no se encuentra ninguna prueba en la causa, donde hable de la relación de Segovia con alguna otra persona”, relató Granelli.

Siguiendo con aquellos días donde el ex candidato estaba aún preso, se dispone a contar una parte clave en toda esta causa: “Nos hicimos amigos con Medina, con Lázaro, todo estaba bien. Compartimos módulos. En el 2018 empezaron a caer todos los empresarios, donde sacan 6 o 7 personas de una. Y traen a Roberto Baratta, Rafael Lorens, menos a Julio de Vido que lo llevaron a Marcos Paz. También a Amado Boudou, y a Segovia, que lo pusieron en el pabellón “C”, porque era un pabellón nuevo”.

Y aquí está el fondo de la cuestión, la “verdad de la milanesa”, como solemos decir. “Armaban pabellones y notábamos que cada tanto nos sacaban al parque hasta las 9 de la mañana y nos mantenían hasta las 4, 5 de la tarde afuera. Ahí se dedicaban a hacer la parte técnica de las conexiones. Las escuchas telefónicas estuvieron hasta marzo del 2019”.

En estos momentos, la causa se encuentra en casación penal. “Me preguntaron si en su momento yo quería denunciarlo a Macri. Me encuentro sin una sentencia firme. La sentencia que a mí me dan es irrisoria 6 años 6 y meses más por ser político y periodista (era editor de diarios y revistas)”, concluyó Granelli. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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