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20 de enero de 2022 | Nacionales

“La víctima 86”

La zigzagueante posición de Alberto Fernández respecto a la muerte del fiscal Nisman

La revisión del archivo muestra al presidente, una y otra vez, borrando con el codo lo que escribe con la mano. Desde los elogios a los jueces apoyados por Mauricio Macri a las acusaciones a la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner, las convicciones del mandatario parecieran fluctuar con el clima político.

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Tal vez, se hubiera que elegir una actitud o una forma de gobernar que identifique a la gestión de Alberto Fernández, ésta serían sus marchas y contramarchas. Decisiones que parecen firmes un día y que al otro día se borran con el codo. Declaraciones que tienen un aspecto de solidez y dureza, pero que con el correr de las semanas se vuelven flácidas, blandas, casi imperceptibles. Un barrilete de convicciones políticas que se lo lleva el viento de la conveniencia.

Algo de esto ocurrió con respecto a la muerte del fiscal Alberto Nisman, que sacudió a la Argentina el 18 de enero de 2015. El asunto no era, y no es, algo para tomar a la ligera. En definitiva, se trata de un fiscal de la nación cuya muerte, envuelta en misterio, ocurrió en plena democracia. Sin embargo, las declaraciones del presidente Fernández al respecto han sido, en el mejor de los casos, ligeras de convicciones.

En efecto, la postura del primer mandatario respecto a la desaparición del fiscal ha ido mutando con el tiempo, y casualmente lo ha hecho en la misma dirección a la de sus alianzas políticas.

Corría el año 2017, y el ahora presidente y por entonces ex miembro del gabinete nacional se lanzó a participar de las marchas que pedían justicia por la muerte de Nisman. En aquel entonces, aseguraba ante cuanto micrófono tenía adelante que se había tratado de un crimen. No sólo ello, sino que vinculaba a la propia Cristina Fernández de Kirchner a las dudas en la investigación judicial.

“Nadie en Argentina piensa que Nisman se ha suicidado. Nadie. Absolutamente nadie. La primera que no cree que Nisman se ha suicidado es Cristina Fernández de Kirchner”, aseguró con vehemencia. No era esta la primera acusación en apariencia seria que llevaba adelante Fernández. En efecto, ya en el 2015 había asegurado en su cuenta de Twitter: “Nisman, la víctima 86”, en relación a los 85 fallecidos oficiales en el atentado a la AMIA, hecho que era investigado por el fiscal en el momento de su muerte.

Su convicción al respecto era total y le duró años. Incluso en su columna en el diario La Nación del 16 de febrero de 2015 titulada “Hasta que el silencio aturda a la presidenta”, cuando aseguró que se trataba de “un fiscal que denunció penalmente a la presidenta, que apareció muerto días después de formular su demanda y sólo un día antes de fundar su imputación ante el Congreso Nacional”. De nuevo, cargo tintas contra CFK, advirtiendo que “ignorando la tragedia, (la presidente) se indultó a sí misma, apropiándose de la verdad, de la patria y hasta de la alegría, y condenó cínicamente a los que quedamos agobiados por lo patético de lo ocurrido”. Dos años después, en tiempos del documental de Netflix “Nisman: El fiscal, la presidenta y el espía”, continuaba sosteniendo su hipótesis, cuando aseguraba que “hasta el día de hoy, dudo que se haya suicidado”.

Sin embargo, semanas después de estas últimas declaraciones, los avatares de la política intervinieron en las endebles convicciones de Alberto Fernández. El acercamiento con el kirchnerismo se volvió una realidad y, pocas semanas después, el ahora presidente de la nación sorprendió con la frase: “En el caso Nisman, estoy convencido que fue un suicidio”. El insólito vuelco, que sólo se explica al fragor de las conveniencias políticas y los juegos de poder, fue un baldazo de agua fría para aquellos que contaban con su apoyo en la búsqueda de Justicia, incluyendo a la familia de la víctima.

Esta vez, el 18 de enero pasó sin pena ni gloria por las declaraciones de quien, tan sólo unos años atrás, buscaba apropiarse del protagonismo de la lucha por la verdad y, sin dudas, del rédito político de la misma. Ya no hace falta. Ya se acercó el esquivo kirchnerismo a ofrecer la tregua. En definitiva... ¿Qué relevancia podría tener la Justicia ante la inevitabilidad del poder político? (www.REALPOLITIK.com.ar)


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