El FMI le propone una “salida elegante” a Alberto Fernández

Desde la Casa Rosada celebraron la declaración y anticiparon que seguramente “subirán las tensiones” de último momento, pero que la salida negociada ha incrementado sus probabilidades. La subdirectora gerente del FMI, Gita Gopinath, se refirió a la relación con la Argentina en una rueda de prensa sobre la presentación del informe Perspectivas de la Economía Global -que trazó un oscuro panorama sobre el futuro-.Final del formulario

"Estamos trabajando muy de cerca con las autoridades argentinas para elaborar un programa que ayude a la gente a resolver los desequilibrios que enfrentan y recuperarse de las dificultades", informó. Y recalcó que "eso requiere un programa sólido y creíble".

Gopinath también señaló: "Entendemos que la situación económica y social es desafiante. Por eso estamos adoptando un enfoque flexible y pragmático. Esperamos lograr aún más progresos en los próximos días".

Las afirmaciones de la funcionaria fueron recibidas con alivio por el gobierno de Alberto Fernández, que atraviesa una situación crítica por la negociación con el FMI. Entre el 28 de enero y el 2 de febrero deben pagarse vencimientos por alrededor de 1.100 millones de dólares, por lo que, en caso de abonarse, el Banco Central quedaría casi sin reservas líquidas.

Por su parte, el gobierno argentino coincidió en que hubo un avance en la negociación en las últimas horas, y que se espera un incremento en las tensiones tanto domésticas como en la relación bilateral, por las duras condiciones que continúa exigiendo el FMI. Para el año en curso, el organismo exige una disminución del déficit a un 1,9 por ciento del PBI, frente al 3,1 que propuso el ministro de Economía, Martín Guzmán, y para el próximo una baja aún más, al 1,4 por ciento.

Según el economista marxista y dirigente universitario, Antonio Roselló, “esta opción pondrá por lo menos cada tres meses –en cada auditoría del FMI- una manifestación en las calles. Y si la carrera precios inflación sigue así o aumenta la velocidad se dará aquella vieja sentencia: ‘El FMI sostiene al gobierno como la soga sostiene al ahorcado’”.

En la práctica, la adopción de esas metas condenaría al Frente de Todos a una derrota en las elecciones presidenciales de 2023. O, dicho de otro modo, que el préstamo de 2018 terminaría cumpliendo su objetivo de garantizar la presidencia a Juntos por el Cambio, aunque con cuatro años de retraso.

Sabido es que Alberto Fernández y el albertismo quieren cerrar a toda costa, ya que no pasa por sus cabezas la posibilidad de confrontar con el FMI. El problema es que se expone a terminar en una asamblea legislativa, impulsada por la izquierda del arco político, si es que arregla, y por la derecha, en caso de que no haya entendimiento.

En el Frente de Todos son varios los sectores que privilegian el horizonte electoral de 2023 a un acuerdo con el FMI y consideran que, en caso de firmarse un acuerdo, las perspectivas de continuidad institucional de la coalición quedarían sepultadas.

Para Alberto Fernández, en cambio, un cierto aflojamiento de las exigencias del FMI le daría la posibilidad de terminar con su mandato y ser reconocido, en un par de años, como el presidente que confrontó con la “doble pandemia” que denunció Cristina Kirchner -la más leve, la de la COVID, y la más destructiva, la “herencia recibida”-, aún a costa de resignar cualquier posibilidad de ser reelecto. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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