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2 de febrero de 2022 | Nacionales

¿Hacia dónde vamos?

La renuncia de Máximo Kirchner y el futuro del Frente de Todos

La renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque de Diputados del Frente de Todos  explicitó una vez más lo que era evidente: tras su éxito electoral en 2019, el oficialismo nunca consiguió convertirse en una coalición de gobierno.

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La decisión del jefe de La Cámpora pone en dudas el tratamiento legislativo del principio de acuerdo con el FMI y debilita aún más la autoridad presidencial ante la inminencia de su viaje a China y Rusia. Las especulaciones desde un primer momento pasaron por Cristina Fernández de Kirchner. ¿Se había tratado de una decisión individual de Máximo, o la vicepresidenta había movido los hilos?

El silencio sepulcral de la vicepresidenta siempre invita a imaginar una conspiración. Pero no fue el caso esta vez: más allá de las diferencias con Alberto Fernández, CFK privilegia la unidad, no por principios sino por conveniencia. Su situación judicial no le permite romper con el poder institucional.

Máximo Kirchner se cortó solo. La presión de las bases cristinistas y kirchneristas lo llevó a evaluar la necesidad del distanciamiento. A la postre, si pretende aspirar a apropiarse del legado de sus padres, no podía ser la voz argumentativa del oficialismo en la defensa de un entendimiento con el FMI que sólo promete sangre, sudor  y lágrimas para los argentinos.

Si bien la novedad causó impacto, no era una novedad. Desde mediados de 2021 al menos, Máximo evaluaba su situación dentro del Frente de Todos. Creía ser víctima de un “destrato”, y que el norte de la alianza se había distanciado demasiado de su programa electoral de gobierno.

Por entonces Máximo se había opuesto a la negociación con Pfizer, y advertido sobre la negociación con el FMI. “¿Qué vamos a hacer con el FMI? Porque si un laboratorio nos obligó a cambiar todo el andamiaje, cómo vamos a hacer con el Fondo Monetario?”.

En el reciente debate sobre el presupuesto 2022 -aunque parezca lejano por la velocidad de los sucesos- Máximo resignó hacer el discurso de cierre. No estaba de acuerdo con la propuesta oficial y la dejó en banda.

Quizá en su mente estuvo replicar “la gran ‘Chacho’ Alvarez” con Fernando De la Rúa. Claro que él no es vicepresidente, ni tras su renuncia a la presidencia del bloque habrá una fuga en masa de cristinistas de la coalición oficial. Por nada del mundo abandonarían las cajas ni las situaciones de poder que manejan. Mucho menos por lealtad a quien nunca tuvo un liderazgo propio. ¿Qué sería de Máximo sin su apellido y el dedo de su madre?

Para quienes ponían en cuestión su vínculo estrecho con Sergio Massa, construido a la luz de las lides legislativas, vale destacar que desde el entorno del presidente de la Cámara deslizaron que la de Máximo es una “decisión personal”, que se “lo entiende” y que “no afectará en nada su relación ni sus acuerdos políticos”.

Hace bastante tiempo, en una cena privada, Máximo le dijo a Alberto: “Yo nunca estuve de acuerdo cuando mi mamá te puso a vos de presidente. Me lo tengo que tragar porque ella es la dueña de nuestro espacio”. Sólo que ahora parece haber decidido cambiar su dieta. En el peor momento y sin rédito político alguno.

A esta hora el acuerdo con el FMI tiene puesto un interrogante y la fragilidad de Alberto Fernández en su gira a China y Rusia también pone en cuestión los eventuales acuerdos que podría haber alcanzado.

Para la oposición, el entusiasmo inicial por el acuerdo con el FMI se ha esfumado ante el riesgo de ser los responsables de su aprobación con el oficialismo partido. Ahora son mucho más cautos en sus declaraciones.

Jorge Asís publicó en su cuenta de Twitter: “Golpe de efecto de Máximo deriva en precipitada inmadurez y en severo error político. La renuncia desubica a su compacta organización y obedece más a los caprichos personales que a las convicciones ideológicas. Un desperdicio”.

En la línea opuesta se ubica la ex diputada Fernanda Vallejos, quien celebró la decisión: “Todos los gobiernos que anunciaron acuerdos de ajuste con el FMI dijeron que ganamos la medalla olímpica y que ese acuerdo no firmaba ajuste, es mentira, la única verdad es la realidad. Sí, hay ajuste y el que diga lo contrario miente”, afirmó. Y sentenció: “¿Cuál sería la responsabilidad de agachar la cabeza, callarse la boca y hacerse el boludo cuando se está jugando el futuro de la Argentina y dentro de unos años se vean las consecuencias?”.

El gran problema que se plantea ahora es la sucesión en la presidencia del bloque de la Cámara de Diputados del Frente de Todos. El sucesor de Máximo no será un líder, sino un componedor. La actual vicepresidenta, Cecilia Moreau, no podía asumir porque pertenece al Frente Renovador, y para el equilibrio interno de la coalición esa fuerza no podría concentrar la presidencia de la Cámara y la del bloque.

Este martes por la mañana se reunieron Alberto Fernández y Sergio Massa para definir al nuevo presidente, antes del viaje a China y a Rusia. Si bien los nombres que sonaron en primera instancia fueron los de Eduardo Valdez, Carlos Heller, José Luis Gioja y Leandro Santoro -en ese orden-, finalmente el sucesor de Máximo será Germán Martínez, un diputado que es hombre de Agustín Rossi y que fuera su asesor en el ministerio de Defensa de la Nación.

Pero los cambios son aún más profundos, porque  se decidió una renovación total de las autoridades del bBloque, lo cual implica que Cecilia Moreau deberá renunciar a la vicepresidencia.

Martínez no tendrá una tarea grata: la fundamentación y defensa del entendimiento es un presente incendiario que prácticamente condena a clausurar la carrera política de quien la asuma. Pero las modificaciones podrían ser más profundas, ya que se habla de un retorno de Agustín Rossi al gabinete nacional. Y hasta se ha puesto en cuestión la continuidad de Máximo Kirchner en la presidencia del PJ bonaerense.

Mientras tanto, queda en duda qué es lo que harán Máximo y la veintena de diputados de La Cámpora en el tratamiento del preacuerdo con el FMI. Sin embargo, la opinión mayoritaria es que todo continuará como hasta ahora.

Máximo no es Camilo Cienfuegos, ni el “Che”, ni Augusto Sandino. No es un revolucionario, sino un chico que creció malcriado y se expresa a través de berrinches. Claro está que este podría costarles muy caro a él mismo, a su agrupación y al gobierno del Frente de Todos. O quedar limitado a la inmolación de alguien que creyó ser más de lo que era, y ahora comenzará a sufrir el mismo trato y las mismas acusaciones que le dispensaba La Cámpora a los que daban un paso al costado, asqueados de las decisiones y el destrato que le imponía su madre a los que caían en desgracia. (www.REALPOLITIK.com.ar)


ETIQUETAS DE ESTA NOTA

Cristina Fernández de Kirchner, José Luis Gioja, Máximo Kirchner, Alberto Fernández, Fernando De la Rúa, Jorge Asís, Fernanda Vallejos, Leandro Santoro, Cecilia Moreau, Sergio Massa, Carlos Heller, Eduardo Valdez

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